KnB Replace (Novela)


^^Creditos^^ 
  1. http://ohmygackttranslations.blogspot.com/2012/12/kuroko-no-basket-replace-i-1st-g.html
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Kuroko no Basket Replace I

1st GAME: Una tarde llena de acontecimientos en la Secundaria Teikou 
Parte 1
 Parte 1
 El equipo de baloncesto de la Secundaria Teikou dominó los campeonatos nacionales durante tres años seguidos. Pero en su brillante historial, existió una época más gloriosa. Aparecieron cinco de lo que la gente suele considerar genios que aparecen una vez cada diez años al mismo tiempo. Eran los más fuertes, conocidos por los demás como la “Generación de los Milagros”. Fue la “Generación de los Milagros” la que se encargó de llevar a cabo el lema de Teikou: “Cien batallas, cien victorias”. Estos cinco genios eran: Akashi, Midorima, Murasakibara, Kise y Aomine. Además, había alguien que tenía su reconocimiento. El sexto hombre fantasma, Kuroko Tetsuya. Esta historia es la de esos jóvenes antes de que fueran considerados un milagro y fueran alabados por todo el país. Es su historia antes de descubrir su verdadera fuerza. “¿¡Le has rechazado!?” “¡Oye, n-no te emociones! ¡Shh!” Momoi Satsuki se puso rápidamente el dedo en los labios para indicarle a su compañera de clase, Izumi Yayoi, que fuera más discreta. Izumi también se cubrió la boca con las manos y miró a su alrededor. La sexta hora ya había terminado y en el aula había mucho ruido entre los que se preparaban para irse a casa y los que tenían actividades de sus clubs. Nadie estaba prestando atención a las dos chicas que cuchicheaban en las últimas filas de la clase. Izumi y Momoi pusieron su mano sobre el pecho, más calmadas. Entonces, como si no hubiera pasado nada, Momoi se dirigió hacia la puerta de la clase y le dijo sonriendo a Izumi: “Bueno, tengo que ir al club, así que...” “¡Oye, espera!” Al ver la sonrisa de Momoi cuando estaba a punto de marcharse, Izumi la cogió de la mano, puso sus manos sobre los hombros de Momoi y, acercando su cara, le preguntó en voz baja: “En serio, ¿¡por qué le tuviste que rechazar!? ¡El que se te confesó era el capitán del equipo de volleyball! ¡Es tan guapo que tiene su propio club de fans! ¿¡Cómo has podido rechazar a alguien así!?”  “P-pero, no le conozco bien...” Momoi, un poco preocupada, bajó la mirada. Izumi agitó sus hombros desesperadamente. “¡Podías haber ido conociéndole poco a poco una vez hubierais empezado a salir! ¡Qué lástima! ¡Es una verdadera lástima! ¡Y ya era el sexto que se te declara en lo que va de año!” Izumi continuaba sacudiendo los hombros de Momoi. De repente, paró. “Satsuki... ¿Podría ser...” Sus ojos brillaron. “... que ya te gustase alguien?” “¿¡Eh!?” Por un momento, las mejillas de Momoi se pusieron rojas. Por supuesto, esto no pasó desapercibido para los ojos de Izumi. Abrazó firmemente los hombros de Momoi con orgullo, como si dijera ‘¡Vaya, lo descubrí!’ “¡Oh, oh, no es de extrañar! ¿¡Quién es!? ¿¡Aomine-kun!?” “¡Claro que no! ¡Sólo es un amigo de la infancia! Lo que pasa es que es tan crío que tengo que echarle siempre un ojo... ¡No hay ninguna otra razón!” “¿Ah, sí? ¡Una inocente amistad de la infancia puede convertirse de repente en amor! ¡Qué romántico! ¡Demasiado perfecto! ¡Incluso podrías publicarlo en Ma!” “¿Ma? ¿Qué es eso?” “¡La revista!¡Margaret! ¡Se la conoce como ‘Ma’! Izumi suspiró ligeramente frustrada y le dio un golpecito suave a Momoi en la cabeza. “Satsuki, deberías leer algún shoujo. Todo lo que lees está relacionado con el baloncesto. Incluso en la tele todo lo que ves son grabaciones de los equipos de otras secundarias, ¿verdad? Deberías leerte algún manga y desear vivir un romance o algo. Con la de veces que se te han declarado, ¿cómo es posible que no te preocupen nada los temas de amor?” “N-No es que no me preocupe el amor en absoluto...” Momoi respondió vagamente en voz baja. Sabía que su cara ya estaba roja. Para no dejar que Izumi lo descubriera, se dio la vuelta y escapó de sus brazos. “Si no me voy ya llegaré tarde al entrenamiento, ¡en serio! Me voy~” Se despidió de Izumi agitando la mano y corrió hacia el gimnasio. Hoy era un día especial para el equipo de baloncesto. No es que hubiera alguna competición contra otras escuelas. La Secundaria Teikou tenía exámenes la siguiente semana. Incluso si se trataba de atletas extraordinariamente brillantes, al fin y al cabo eran estudiantes y tenían que estudiar. Hoy era la última reunión del club antes de los exámenes. Contando los cuatro días de exámenes y la semana previa, eso significaba que las actividades del club quedaban suspendidas durante un total de once días. Para los apasionados miembros del equipo de baloncesto esto era una tortura, por lo que el entrenamiento de ese día era muy importante para ellos. Por eso, cuando Momoi entró al gimnasio y escuchó a uno de los veteranos diciendo “Hoy lo dejaremos al acabar el entrenamiento básico, eso es todo”, abrió los ojos en señal de sorpresa. “Sólo un entrenamiento básico... ¿Será eso suficiente?” Momoi pensó que había escuchado mal al veterano, así que buscó sus ojos para confirmarlo. En cualquier caso, el de último año asintió con la cabeza y dijo “Sí”. “Ha sido Akashi quien ha dicho que hoy sólo haríamos un entrenamiento básico.” “¿Akashi-kun...?” Momoi miró a los miembros del equipo, que estaban entrenando. Encontró a Akashi con el grupo que estaba corriendo alrededor de la pista. Akashi, como siempre, se estaba entrenando seriamente. “Si Akashi lo ha dicho es que tendrá sus razones.” “Es verdad.” A pesar de lo que pensaban los veteranos, Momoi acataba, aunque aún no comprendía, la decisión que habían tomado. Si era idea de Akashi, ella no pensaba oponerse. Las proposiciones de Akashi siempre superaban las expectativas de todos. En cualquier caso, la gente siempre sería capaz de ver más tarde como eran acertadas. El mejor ejemplo de esto podría ser cuando Akashi descubrió al sexto miembro fantasma de la Generación de los Milagros. “Eso... ¿Podría tener relación con la decisión de que me quedara fuera?” Momoi saltó hacia atrás, sorprendida ante aquel repentino sonido. “¿Estás bien Momoi-san?” “¿T-Tetsu-kun?” El que había hablado era Kuroko Tetsuya, al que Momoi estaba buscando. Kuroko estaba fuera de la cancha, vestido con su ropa de entrenamiento habitual. Estaba justo al lado de Momoi, sólo mirando. “T-Tetsu-kun, ¿¡por qué estás aquí!? Ah, ¿Eh? ¿Quedarte fuera?” Sobresaltada, Momoi sólo pudo lanzar su pregunta con voz quebrada, lo cual no es sorprendente si la persona a la que estás buscando apareciera de repente delante de ti. “Akashi me pidió que hoy sólo observara. ¿Por qué?” Kuroko se quedó en silencio. Aunque tenía la misma cara inexpresiva de siempre, el tono de su voz sonó como si estuviera insatisfecho. “¿Akashi-kun... te ha pedido que te quedaras mirando?” Preguntó  la finalmente calmada Momoi. Kuroko contestó: “Sí.” “Si eso es lo que te ha pedido Akashi, entonces deberías quedarte observando con atención.” El veterano le dio una palmadita en el hombro a Kuroko y fue a comenzar el entrenamiento. “Pero hoy es el último entrenamiento antes de los exámenes...” Kuroko exhaló un pequeño suspiro. Una vez que su senpai le había dicho eso, significaba que la decisión estaba tomada y no iba a cambiar. Lo único que podía hacer Kuroko era quedarse con Momoi y ver a los demás miembros entrenarse. Momoi observaba la pista, pero la presencia del sexto miembro de la Generación de los Milagros distraía mucho su atención. Recordó las palabras de Izumi. “¿Podría ser... que ya te gustase alguien?” Momoi posó su mirada sobre Kuroko, que miraba a la cancha sin pestañear. Probablemente... estaba resultando duro para la persona que tenía a su lado, que destacaba por su escasa presencia. Para ser honesta, ella misma no había reparado en la presencia de Kuroko hasta hacía poco. Todo empezó a partir de un pequeño incidente. Unos días antes, cuando las actividades del club habían terminado, los miembros del equipo se dejaron caer, como era habitual, por una tienda de camino a casa. Momoi estaba con ellos, pero como era la única chica no pegaba con esa panda de chicos ruidosos. Ella sólo los miraba desde cierta distancia. Su cara probablemente tendría una expresión de “Digan lo que digan, sigo envidiándoles~”. Fue en ese momento cuando Kuroko apareció de repente delante de ella. “No necesito esto. Toma, por favor” “¿Qué?” Kuroko le tendió el palito de un helado. Fue tan repentino que Momoi no pudo reaccionar de otro modo que cogiendo el palito. “¿Y esto qué es?” Miró con suspicacia al palo y fue saludada con las palabras ‘vale por otro’. Fue esa acción la que hizo que el corazón de Momoi echase chispas. Para Momoi, lo que hizo Kuroko fue perfecto. Se dio cuenta de sus sentimientos e intentó que se sintiera parte del grupo. No sólo eso, sino que además lo hizo de forma que no pareciera condescendiente en absoluto. A decir verdad, nadie sabe qué estaba pensando Kuroko en aquel momento, pero Momoi pensaba lo que quería. Esa fue la razón por la que empezó a tener en cuenta a Kuroko. Una vez empezó a prestarle atención a Kuroko, descubrió muchas cosas sobre él que hasta el momento desconocía. Durante las competiciones, su sentido de la presencia cambiaba drásticamente de ser débil a ser consistente. Creó un estilo de baloncesto único por sí mismo, y sus actuaciones estaban más allá de las expectativas calculadas. Cuando veía a ese Kuroko, su interés por él crecía. Un día, Momoi se dio cuenta de algo. -¿Podría ser...? ¿Podría ser amor? Sea como fuera, no estaba segura de si ese tipo de sentimiento podría ser considerado ‘amor’. Pensar que el palito de un helado fuera el comienzo de ese amor sonaba a broma, incluso para ella. Si Izumi supiera esto, probablemente le diría “¡Piensas demasiado!”. Pero era la primera vez que Momoi le prestaba atención a un chico, y al ser la primera debía atesorar el momento, por lo que decidió ser cauta. Por eso necesitaba analizar a Kuroko. Aunque era la primera vez que Momoi notaba lo que era tener el corazón agitado, necesitaba usar su innata capacidad de análisis para observar al chico que estaba a su lado.  Lo que sacó a Momoi de sus pensamientos fue el clamor proveniente de la pista. “¡Vaya!” El entrenamiento se encontraba ya en la fase de pases. Este era un ejercicio realizado en grupos de tres en el que tenían que esprintar pasándose la bola de un lado de la cancha al otro. Al llegar al final de la pista debían lanzar a canasta. En aquel momento fue un tiro de Aomine. Ya estaba detrás del tablero, en dirección a Momoi. Parecía que había anotado por detrás del tablero. “A este chico todavía le gusta hacer el tonto...” Momoi no pudo sino sonreír. “Pero, es muy bueno.” Como si hubiera escuchado lo que Momoi se dijo a sí misma, Kuroko continuó. “Aomine-kun es realmente fuerte.” Una vez dicho esto, Kuroko fue a recoger la pelota, que había rodado hacia él. Fue en ese momento cuando Momoi sintió que había entendido por qué Akashi le ordenó a Kuroko que mirase desde la banda.


Parte 2

Parte 2
 Cuando Aomine había vuelto de nuevo al punto de salida del ejercicio, Kise corrió rápidamente hacia él para preguntarle: “¡Aominecchi! ¿¡Qué ha sido eso!? ¿¡Cómo ha podido entrar!?” “Pues es muy simple, mira... Bueno, ¿cómo ha podido entrar?” Aomine ladeó la cabeza. “¿¡Ni siquiera tú lo sabes!?” “Estas cosas nunca se saben. Mientras el balón entre ya está, ¿no es suficiente?” Aomine comenzó a reírse despreocupadamente. “En fin, entrenar los fundamentos es importante, pero de lo que tengo ganas es de jugar un partido.” “¡Yo también! ¡Yo también! ¡Quiero jugar un partido contra Aominecchi!” Kise levantó la mano entusiasmadamente para mostrar su conformidad. “Vosotros dos deberíais pensar más en vuestro exámenes que en partidos.” Midorima, que estaba a un lado escuchándoles, lanzó el consejo mientras se ajustaba las gafas. “Sobre todo tú, Aomine. No apruebes por los pelos esta vez.” “No te preocupes por esas cosas. Puedo aprobar con echarle un vistazo a mis apuntes.” “¿¡Puede eso considerarse apuntes!? En clase te pasas el día durmiendo. He visto claramente que no has tomado ni una nota.” “Vaya, tanto preocuparte por mí... ¿Eres un acosador?” “¡Cómo puedes hacer una broma tan pésima! ¡Yo no elegí sentarme detrás de ti!” “A-Ah... ¿En serio? ¿Estamos en la misma clase?” “¡Deberías recordar las caras de tus compañeros de clase!” “¿Y eso qué importa? Nada, ¿verdad, Murasakibara?” Aomine levantó la vista para mirar a Murasakibara, que esperaba su turno para realizar el ejercicio de pase. Murasakibara se giró lentamente y asintió con la cabeza inexpresivamente. Yo probablemente no podría recordar como son mis compañeros de clase.” “¿¡Qué!? ¡Si estamos en la misma clase!” Kise asistía estupefacto a la escena. “Hey, tomaos el entrenamiento en serio. No penséis que sólo porque sea un entrenamiento básico podéis estar vagueando.” Al final, uno de los veteranos les echó la bronca. Los cuatro respondieron obedientemente “Síiiii” y continuaron el entrenamiento concentrados hasta que casi empezó a hacerse de noche.


Parte 3


Parte 3
 Después de entrenar, los de primer año tenían el deber de limpiar la pista. Mientras pasaban las mopas por la pista, Momoi archivaba y organizaba el entrenamiento de cada jugador. Esos registros podrían ser útiles en medio de un torneo. Kuroko ya no estaba en la pista ya que había ido al vestuario a cambiarse. Unos días atrás, como instructor personal de Kise, tenía que quedarse a supervisarle mientras limpiaba la pista. Pero desde que Kise se convirtió en titular, ambos quedaron liberados de la tarea. Momoi estaba completando diligentemente sus registros en un cuaderno cuando escuchó que alguien la llamaba. “Momo-chin~” Murasakibara se acercó a ella con una parsimonia que resultaba difícil pensar que jugara a un deporte de un ritmo tan elevado como el baloncesto. Apartó la vista de su cuaderno e hinchó sus mofletes al ver a Murasakibara. “¡Muk-kun!¡Te he dicho muchas veces que no me llames así!” “Eh~ ¿Por qué? Es más fácil llamarte así  y además es mono, ¿no?” “¿¡Cómo que mono!? Además, sólo necesitas una sílaba más para decir mi nombre completo.” “¿Mmm? ¿En serio? Bueno, da igual.” “¿Cómo que da igual...?” Momoi no pudo evitar lanzar un suspiro. No era la primera vez que comprobaba que Murasakibara tenía la costumbre de no escuchar lo que decía. Para comunicarse con él, uno debía saber rendirse y abrir su mente. “Dejando eso a un lado... ¿para qué me buscabas Muk-kun?” “Ah, es cierto. Aka-chin me pidió que te entregara un mensaje~” “¿Akashi-kun?” La expresión de Momoi se tornó seria inmediatamente. Si era un mensaje de Akashi debía tratarse de algo muy importante. En cualquier caso, a juzgar por las últimas actividades del club no había nada de lo que preocuparse. No podía imaginarse qué era lo que querría decirle. Momoi dedicó toda su atención mientras esperaba a que Murasakibara hablara, sólo para oír: “Aka-chin le pide a Momo-chin que vuelva a casa con Kuro-chin después de clase~” “¿Eh?” Momoi se quedó atónita. Volver a casa juntos después de clase... ¿Qué significaba todo eso? Al principio Momoi se quedó pensando qué podría querer con ello, pero enseguida pensó en cómo sería volver a casa con Kuroko y luego en una imagen de Akashi mientras la miraba con esos aires de superioridad y esa cara de sabelotodo. “¿¡Ahhhhhhhhh!?” Avergonzada y feliz a partes iguales, el grito de Momoi sorprendió incluso a Murasakibara. Era la primera vez que podría volver a casa con el que podría ser su flechazo. Cuando Momoi se marchó hacia la puerta de la escuela, el lugar donde Akashi le había indicado que se produciría el encuentro, su corazón estaba lleno de expectación. Pero cuando la entrada quedó a la vista, todas sus esperanzas se disiparon. “¿Por qué me pediría Akashi-kun que me fuera a casa con Momoi-san?” Kuroko ya había llegado a la puerta y estaba esperando a Momoi ligeramente sorprendido. “Como es una decisión de Aka-chin debe tener sus razones, ¿no?” El que contestó era Murasakibara, que estaba a su lado. “Si debe haber alguna razón tiene que ser eso, ¿no? ¿No crees, Aominecchi? ” Después de escuchar a Murasakibara, Kise sonrió y habló mientras se giraba hacia Aomine. En cualquier caso, Aomine no parecía interesado en absoluto. Lanzó un bostezo enorme y dijo: “Me da igual... Satsuki, déjame tus apuntes anda.” “¡Aomine! ¿¡Cómo puedes depender siempre de los apuntes de Momoi!?” Midorima levantó la voz. Akashi estaba a su lado, indiferente, leyendo un libro. “¿Y por qué... no nos vamos todos juntos a casa?” Momoi preguntó intranquila. A excepción de Akashi el resto asintió. “Por mí vale, pero después de fotocopiarme tus apuntes me voy a casa.” dijo Aomine. “¡No, no! ¡Si te vas a medio camino no sirve de nada!” le dijo Kise a Aomine. “Yo iré hasta la tienda~” dijo Murasakibara. “Estaba pensando en irme a casa solo, pero he cambiado de idea. Iré con vosotros un rato.” dijo Midorima. A Momoi empezaba a dolerle la cabeza. Ya no había ninguna oportunidad de irse felizmente con Kuroko. En lugar de eso acabaría volviendo a casa con un puñado de tíos problemáticos. Finalmente, el instigador de esta situación, Akashi, dijo tranquilamente: “Momoi, te dejo el resto a ti. No dejes que Kuroko se disperse, llévale directamente a casa.” “¿Eh? Oye, ¿¡Akashi-kun!?” Momoi le llamó, pero Akashi se limitó a agitar la mano en señal de despedida mientras se marchaba. “Y-y se va tan tranquilo...” Momoi sólo pudo ver la espalda de Akashi mientras se alejaba. “¿A qué se refiere con ‘no dejes que se disperse’? ¿¡Se cree que es un profesor o algo!?” Dijo Aomine después de mirar hacia Akashi. Al escucharle, Kuroko dijo: “Si Akashi-kun fuera profesor sería muy fácil entender la explicación.” Kise añadió: “Pero podría decir cosas muy profundas. Reconozco que no lo entendería ni después de intentarlo” “Bueno, qué más dará todo eso. Venga, vamos a la tienda que tengo que fotocopiarme los apuntes de Satsuki.” Al oír las órdenes de Aomine, los demás miembros asintieron y empezaron a moverse. Momoi les detuvo rápidamente. “¡Hey, esperad! ¡Tetsu-kun y yo no iremos a la tienda!” “¿Por?” Aomine, que encabezaba el grupo, se había girado para preguntar. “Me quiero copiar tus apuntes. ¿Cómo que no vienes?” “¿No has oído lo que dijo Akashi? Me pidió que llevase a Kuroko derecho a casa, ¿cómo podría pasarme por la tienda?” Los ojos de Momoi ardían de la pasión por llevar a cabo su misión. “¡Por eso hoy nos vamos derechitos a casa!” “Pero si sólo será un rato, ¿¡qué más da!? Pasarse por la tienda no es ‘dispersarse’” “No. ¡Ni hablar!” Momoi se negaba a ir en redondo. Molesto, Aomine se rascó la cabeza y dijo: “¿Por qué eres tan obediente con...?” En ese momento, Kuroko levantó la mano y dijo: “Um, hace unos días me perdí una clase de japonés.” “¿Eh?” Todos se quedaron mirando a Kuroko para ver qué pretendía decir después de pronunciar aquello. “Momoi-san, ¿me dejarías tus apuntes para fotocopiarlos?” “¿Eh? ¿¡Eeeh!?” La petición de Kuroko había hecho tambalearse la resolución de Momoi. ¿Qué hago...? Pero... Tetsu-kun casi nunca me pide nada... El repentino giro de los acontecimientos dejó confundida a Momoi, que no sabía qué hacer. Kuroko se inclinó, dándole a Momoi el golpe de gracia. “Estoy en tus manos.” Quizá se debiera a que estaban rodeados de chicos muy altos, pero así inclinado, Kuroko parecía un pequeño y adorable cachorrito. El corazón de Momoi empezó a latir con más fuerza y su cabezonería de antes se quedó a un lado. “B-Bueno vale. ¡Sólo hasta la tienda! ¡Después de fotocopiar los apuntes nos vamos derechos a casa!” Después de haber dicho eso, Momoi comenzó a sentir que se estaba poniendo roja. “Bueno, vámonos.” Una vez más, Aomine dio la orden y empezó a moverse de nuevo. Parece que me he dejado engañar... Momoi usaba su mano para abanicarse y tratar de que se le bajaran los colores mientras los seguía de cerca. Midorima, que iba al final del grupo, se giró de repente hacia Momoi. “Momoi, ¿le dejas siempre los apuntes antes de los exámenes a Aomine?” “¿Eh? Mm... sí...” Midorima aflojó el paso para caminar al lado de Momoi. “Le cuidas demasiado.” “Mm... eso creo. Pero si no lo hiciera no habría necesidad ni de que se presentase a los exámenes porque seguro que suspendería...” “Entonces... en otras palabras, ¿Aomine sólo es capaz de aprobar si lee tus apuntes?” “¿Sí?” “Momoi... ¿cómo tomas tú los apuntes?” “¿Eh? ¿Que cómo tomo apuntes?” La pregunta fue tan extraña que Momoi le respondió sin querer con otra pregunta. Midorima la estaba mirando con una expresión muy seria. “¿Utilizas un bolígrafo especial? ¿O usas un código de colores? No, ¿qué clase de cuadernos utilizas? ¿¡Utilizas un tipo específico para los apuntes del examen!?” “Oye, oye, espera, ¡tranquilo, Midorin!” Momoi gesticulaba para que se relajase. Midorima, como si se hubiera dado cuenta de la batería de preguntas que había lanzado, tosió un par de veces para quitarle hierro al asunto. “Sólo tengo algo de interés.” “¿Interés? ¿Por mis apuntes?” Midorima no contestó, se limitó a mirar al frente: “Este año estoy en la misma clase que Aomine. Nunca le he visto despierto en ninguna clase. Y aún así, aunque no es que saque buenas notas, consigue aprobar. Supongo que su secreto es tener tus apuntes.” “Tanto como secreto... no es para tanto...” “No hay otra posibilidad. Eso es lo que significa hacer todo cuanto esté en tu mano.” Escuchando lo que Midorima acababa de decir, Momoi pensó en alto: “Podría ser...” “Midorin, no será que... ¿tú también quieres una copia de mis apuntes?” “¿¡Qué!? ¿¡En serio!?” Los ojos de Midorima se iluminaron un instante, pero enseguida se ajustó las gafas para disimular. “N-No es que estuviera pensando en fotocopiarme tus apuntes.” “Mm. Soy yo la que se ha ofrecido a dejártelos.” “¿Eh?” Midorima frunció el ceño, confundido. Momoi respondió riendo: “Quiero estar segura de que el secreto de que Aomine apruebe está en mis apuntes. Midorin, y si tú le echas un vistazo a mis apuntes, seguro que serías capaz de saber dónde está el secreto, ¿verdad?” “Ah, mmm... cierto.” Midorima asintió con la cabeza. “Bueno, si sólo es eso supongo que no pasa nada si te ayudo a descubrirlo.” Al ver a Midorima escudándose en esas palabras para disimular su contento, Momoi rió diciendo: “Para estos exámenes estaría bien que consiguieras superar a Akashi.” “Mmm, ¡esta vez tengo que vencerle!” Midorima no se dio cuenta de la insinuación de Momoi y accidentalmente dijo lo que pensaba de verdad. Aunque Midorima era muy aplicado en sus estudios, jamás había podido derrotar a Akashi en los exámenes. Por supuesto, su carácter orgulloso le hacía estar descontento con esa situación. Momoi incluso había oído que Midorima intentaba probar nuevas formas para vencer a Akashi. Parecía que esta vez había decidido probar con la táctica de ‘los apuntes que permiten que Aomine no suspenda’. Para Momoi era difícil imaginarse a Akashi perdiendo contra alguien en lo que fuera, pero era decisión de cada cual elegir a quien animar. “De todos modos, aunque sea para intentar descubrir el secreto, me siento un poco culpable por sacar copias de tus apuntes. Definitivamente te devolveré este favor.” Momoi sonrió al ver a Midorima tan educado y le sacudió la cabeza delicadamente. “No es nada, sólo se trata de copiar unos apuntes. Mira a Aomine, él nunca me ha dado las gracias. Ni una sola vez.”


Parte 4


Parte 4
 Por otra parte, Kise estaba colgado de Aomine, preguntándole cosas sin parar. “Aominecchi, ¿cómo conseguiste los fundamentos de jugar al baloncesto?” “¿Cuánto tiempo dedicas a entrenar en casa?” “He oído que cuando eras pequeño te hiciste tu propia canasta, ¿es verdad?” Kise seguía acosando a preguntas a Aomine. De todos modos, no importaba cual fuera la pregunta, Aomine siempre le despachaba con respuestas simples como “no tengo ni idea”, “como siempre” o “no me acuerdo”. “Aominecchi, ¡respóndeme en condiciones!” Al final, Kise no pudo evitar quejarse. “Te estoy contestando en serio. Eres tú el que no para de preguntar por detalles.” Aomine le contestó impaciente. No era capaz de evitar las preguntas de Kise, que mostraba el mismo entusiasmo que cuando disputaban un uno contra uno en los partidos de entrenamiento. Para alguien con un talento innato para el baloncesto como Aomine, aquello le consumía la poca paciencia que tenía. “¿Qué tal si cerramos la fase de preguntas? Di algo gracioso” “¿Gracioso? ¿Cómo qué?” Kise preguntó disgustado. Aomine miró al cielo y pensó unos instantes antes de decir: “Eras modelo, ¿no? ¿No hay nada interesante en ese mundillo?” “Pues...” Kise se sumergió en sus pensamientos hasta que chasqueó los dedos y dijo: “Hace un tiempo estuve en un set para la portada de una revista y había un maquillador que era muy entusiasta. Después de todo, para los modelos es normal aspirar a ser una estrella y estar en lo alto de los rankings. Pues bien, me hizo un trabajo de maquillaje increíblemente detallado. Tuvo muchísimo cuidado hasta con la base. Dedicó un poco más de tiempo para dejar que la base quedase bien asentada en la piel, y luego...” “Tetsu, ¿tienes algo interesante que contar?” Ignorando por completo a Kise, Aomine se giró hacia Kuroko y se dirigió a él. “¡Oye, Aominecchi! ¡Cómo te pasas! ¡Te lo estoy contando porque me pediste que contase algo!” Tras escuchar las quejas de Kise, Aomine respondió con un mohín: “Pero si sólo estás hablando de maquillaje. Eso es un coñazo.” “Eso era sólo el principio. ¡Luego se pone interesante!” “¿Entonces me toca esperar hasta que llegue lo interesante? Menudo coñazo. Empieza por lo importante y ya está.” “¿Por qué tienes que ser tan poco razonable...?” Kise dejó caer los hombros desanimado. Pero a Aomine no le importó en absoluto y continuó hablando con Kuroko: “Tetsu, ¿de qué estabais hablando?” “De qué estamos hablando...” Kuroko levantó la cabeza para mirar a Murasakibara, que caminaba a su lado. “Estábamos hablando de algunos snacks~ Kuro-chin ha encontrado unos crackers de un sabor nuevo.” (1) Murasakibara contestó mientras les miraba con sus ojos cansados y somnolientos. “Oh, ¿de qué sabor es?” Aomine parecía estar interesado y le metió prisa para que continuase. Kise suspiró: “¿¡Así que te parece interesante hablar del nuevo sabor de unos crackers!?” Al final todos le ignoraron. “Cómo decirlo... Es un sabor que hace que todos quieran probarlo al menos una vez.” Después, Murasakibara bostezó, así que Kuroko siguió con la explicación. “Lo descubrí de casualidad la última vez que fui a los recreativos. Creo que era sabor a tomate y guindilla.” “¿¡Tomate y guindilla!? ¿Pero qué es eso? ¿Es que la gente suele mezclar esos sabores?” “Oye, Kurokocchi, ¿¡tu también vas a los recreativos!?” Finalmente, después de ser herido por la indiferencia de Aomine, Kise acabó por unirse a la conversación. En realidad, no podía imaginarse como sería el silencioso y tranquilo Kuroko jugando en las recreativas. Kuroko asintió con un gesto y dijo: “Me gusta mucho ir. Soy muy bueno jugando a la máquina del gancho.” “Kurokocchi jugando a la máquina del gancho en los recreativos...” Enseguida, Kise se imaginó la escena de Kuroko jugando en silencio con el gancho. La verdad que, es un poco triste... No pudo evitar pensarlo. Pero si era Kuroko el que jugaba, quizá podría aumentar su poder y sacar fácilmente un peluche enorme. Entonces, se marcharía sigilosamente de los recreativos, sin que nadie supiera que había estado allí. Y así, quizá, se forjaría el rumor del “rey del gancho”... Kise empezó a dejar volar su imaginación. ¡Llegaría hasta el fondo de ese asunto! Sus ojos comenzaron a brillar. “Kurokocchi, ¿quieres que vayamos a los recreativos un rato?” “¿Eh? ¿Qué estás diciendo ahora?” Antes de que Kuroko pudiera abrir la boca, Aomine les interrumpió. “¿Es que no quieres ver a Kurokocchi jugando al gancho?” “Ni hablar. Primero vamos a la tienda. ¿Verdad Kuro-chin?” Murasakibara irrumpió con una voz somnolienta. Kuroko continuó para añadir. “Habíamos pensado en ir a la tienda para ver si tenían crackers del sabor nuevo.” “Pero dijiste que lo descubriste en los recreativos. ¿No daría lo mismo si fuéramos allí?” “Comparando los precios es mucho mejor ir a comprarlos directamente a la tienda. Además, quiero comprar más cosas.” “Yo también quiero una copia de los apuntes de Satsuki. Vamos a la tienda.” Kise no tuvo más opción que rendirse. Todos fueron hacia la tienda, como estaba planeado. En la tienda, Momoi, Aomine y Midorima se dirigieron a la fotocopiadora mientras Kuroko y Murasakibara fueron a buscar los snacks. Kise se quedó fuera, esperando al resto. Al final, en menos de tres minutos, Aomine, Midorima y Momoi salieron de la tienda. “¿Eh? ¡Qué velocidad!” Kise estaba sorprendido. “No podemos usar la fotocopiadora” Respondió Aomine de mala gana. “Un montón de estudiantes de nuestra escuela vinieron a fotocopiarse apuntes, así que ya no queda papel. En serio, copiar los apuntes de otro justo antes de los exámenes es una vergüenza.” Dijo Midorima, molesto, mientras se ajustaba las gafas. “Oye, que tú también querías fotocopiar los apuntes de Satsuki...” Le espetó Aomine inmediatamente: “Es sólo porque Momoi me lo pidió y tuve que aceptar. Además, normalmente tomo mis propias notas. Quería una copia sólo para investigar, es algo totalmente diferente a tu caso.” “¿Cómo que es diferente a mi caso? En serio, no te entiendo.” Kise apoyaba completamente la opinión de Aomine. “Todo el mundo se está dando prisa.” Esta vez fueron Kuroko y Murasakibara los que salían de la tienda. Murasakibara llevaba una bolsa de la tienda. “¿Habéis encontrado los crackers de tomate y guindilla?” Kise preguntó, pero Murasakibara sólo movió un poco la cabeza. “Qué pena...” “Ese sabor sólo lo venden en unas pocas tiendas. Aquí no lo tenían.” Dijo Kuroko de nuevo mientras le seguía. La bolsa que llevaba parecía contener otro tipo de snacks. Kise les explicó que Aomine y los demás no pudieron hacer las copias. “No hay más remedio, vamos a ver en otras tiendas.” Al oír la propuesta de Aomine, Momoi se opuso rotundamente: “¿¡Qué!? ¡Esto no era lo que habíamos acordado!” Midorima no entró en la conversación, pero se dijo para sí mismo: “De todos modos, las demás tiendas a las que podemos ir andando probablemente estén igual. Nuestra escuela tiene un montón de estudiantes.” “No me gusta eso de andar dando vueltas por ahí para nada~” Dijo Murasakibara con la boca llena de las patatas que acababa de comprar. Momoi aprovechó el momento para exclamar: “¡Exacto, por eso deberíamos dejarlo aquí por hoy! Separémonos. Tetsu-kun no puede seguir dando vueltas por ahí. ¿Verdad, Tetsu-kun?” Momoi se giró para mirar a Kuroko, que se rascó suavemente la mejilla y dijo: “Conozco un sitio.” “¿Qué?” Todos se quedaron mirando a Kuroko. “En los recreativos a los que suelo ir hay una fotocopiadora. Como lo sabe poca gente quizá los de nuestra escuela no hayan ido allí. Además, son los recreativos en los que encontré el sabor nuevo.” “Entonces vamos para allá.” “¡No!” Momoi, que había recibido órdenes de Akashi, gritó a pleno pulmón: “¡Tetsu-kun no puede estar por ahí! ¡No podemos ir de ninguna manera!” (1) Snacks hace referencia a algunos aperitivos, normalmente salados. Crackers son unas barritas de cereal del que hay una amplia gama de tipos y sabores. 


Parte 5


Parte 5 
Dinglinglingling~ Al escuchar el animado ruido, Momoi agachó la cabeza apesadumbrada. “Al final hemos venido nosotros también...” Aunque se opuso firmemente, Momoi fue ignorada y arrastrada por los demás hasta unos pequeños recreativos situados en la planta superior de un centro comercial cercano. “Aunque llamen a esto unos recreativos, realmente son cinco máquinas puestas juntas” pensó Kise después de echar un vistazo. Y tenía razón. Parece que lo construyeron con la idea de que fuera un área de descanso para los que fueran a comprar y sus hijos. Por lo tanto, no había juegos de lucha ni nada por el estilo. La fotocopiadora que citó Kuroko estaba situada casualmente en un rincón al que nadie prestaría atención. Midorima y Aomine probaron insertando una moneda de diez yenes, preguntándose “¿Seguirá funcionando este trasto?” Por supuesto, la máquina funcionó sin problemas. Se pagaba por el total de páginas a imprimir. Midorima y Aomine empezaron inmediatamente a hacer las copias, discutiendo ocasionalmente: “¿Puedes tener cuidado con los márgenes antes de hacer la copia?” “Bah, así mismo servirá.” Estos dos quedaron encargados también de las páginas que necesitaba Kuroko. Momoi, Kuroko y los demás fueron juntos hacia una máquina que estaba en otro rincón. “Si eres capaz de hacer una puntuación alta en este juego, puedes ganar un premio” Kuroko estaba señalando una máquina de baile. La máquina se llamaba DDR (Dance Dance Revolution) (2) “Así que este juego aún no ha muerto eh...” Kise miraba alucinado a la máquina. “¿Es un juego famoso?” Murasakibara ladeó la cabeza, preguntando mientras sujetaba una bolsa de snacks. Parecía no conocerla en absoluto. “Fue popular durante mucho tiempo. Sigues las flechas de la pantalla y pisas los sensores del suelo. Mira, así” Momoi le señaló otra máquina de DDR donde un estudiante, probablemente de primaria, estaba bailando. Probablemente era un experto, ya que todos sus movimientos eran perfectos y pisaba hábilmente los sensores en el momento oportuno. Kuroko metió unas cuantas monedas en la consola y explicó: “Si puedes superar el nivel medio cometiendo muy pocos errores, el premio son los crackers de tomate y guindilla.” Al oír eso, Murasakibara dejó de comer. “Mmm... vale. Aunque no tengo ninguna confianza, debería probar.” Se chupó los dedos para limpiar los restos de patatas y subió a la plataforma. “E-Esto... las imágenes no son demasiado claras...” “Eres tú, Muk-kun, que eres demasiado alto...” Le espetó Momoi al oír las quejas de Murasakibara. En ese momento, Kuroko alargó la mano y dijo: “Empieza por el nivel básico” Y entonces, pulsó el botón de start. En ese momento, en la pantalla empezaron a salir las instrucciones de los pasos a seguir, todo acompañado de una música altísima. En fin... “¡Muk-kun! ¡Derecha! ¡Pisa a tu derecha!” “¿Eh? Ah... ¿Aquí?” “Murasakibara-kun, eso es la izquierda.” “Ah, ¿aquí?” “¡Las flechas ya han cambiado!” Aunque era de esperar para un principiante, la puntuación de Murasakibara era demasiado horrible como para mirarla. “Es difícil.” Dijo pesadamente Murasakibara mientras se bajaba. “¡Ahora es mi turno!” Kise se subió a la plataforma con confianza. “¿Has jugado antes a esto, Ki-chan?” Preguntó Momoi, a lo que Kise contestó haciendo el símbolo de la victoria: “Es la primera vez que juego, pero debería irme bien.” Por supuesto, el final fue inevitable. “¡Jo, no esperaba que fuera tan difícil! El nivel básico ya es muy difícil así que, ¿¡cómo demonios será el nivel intermedio!?” Cuando bajó de la máquina, Kise fue recibido por un puñado de miradas heladas. “Ki-chan, eres modelo... ¿Cómo puedes tener un sentido del ritmo tan horrible?” “Hasta para un principiante, ha estado fatal.” “Ni siquiera has llegado a la puntuación que he hecho antes.” “¡Hey! ¿¡Qué estáis intentando decir!? ¡No seáis así! ¡¡Era normal que la primera vez acabase así!!” Kise no estaba para nada satisfecho, pero los demás se miraban y asentían como diciendo “Pero es que eso ha sido...” Era cierto. Los movimientos de Kise eran demasiado rígidos, como los de un robot. Cuando lo recordaba, a Murasakibara se le escapaban aún pequeñas risas. Viendo sus reacciones, Kise se lo tomó más en serio. “¡Ah, ya vale! ¡Voy a conseguir una puntuación de récord en el nivel intermedio, ya lo veréis!” Exclamó. “Ki-chan, seguro que te quedas sin dinero antes de conseguirlo.” “¡Tranquilidad! ¡Tengo mis métodos!” Kise dirigió su mirada hacia la otra máquina de DDR. El chaval de antes seguía enfrascado con el juego. “Observaré sus movimientos y así seré capaz de copiarlos por completo.” “¿¡Qué!?” Preguntó Momoi sorprendida. Incluso Kuroko y Murasakibara no se lo esperaban. “¿¡Puede copiarse eso!?” “Por supuesto que sí. Mientras vea los movimientos una vez, puedo copiarlos perfectamente.” “Pero Ki-chan, no tienes el menor sentido del ritmo... ¿Estás seguro de que puedes copiar eso?” “Recordaré incluso su sentido del ritmo.” Después, una vez Kise les dijo a los demás que no le hablasen, Kise les dio la espalda y fijó su mirada hacia el estudiante de primaria. Como resultado de esto, el chico se asustó. Al notar que Kise le miraba fijamente, se asustó un poco y dejó de bailar unos instantes. De cualquier modo, la partida aún no había terminado, y probablemente no la querría dejar a medias una vez que ya había comenzado, así que volvió a reengancharse, esperando que no le afectase demasiado las miradas de Kise. Así, el chico de primaria siguió bailando mientras uno de secundaria le miraba sin pestañear. “¿Pero esto qué es...?” No pudo evitar decir Momoi. “Ya que hemos venido hasta aquí, ¿quieres probar, Momoi?” Dijo Kuroko, señalando la máquina. “Probablemente a Kise-kun le lleve un buen rato hasta que termine su copia.” “Es verdad...” Así las cosas, Momoi se subió a la máquina. Puede que el sentido del ritmo de Momoi no fuera malo, pero a fin de cuentas era una principiante. Al final su puntuación fue normalita. “Incluso el nivel básico puede hacerte sudar.” Momoi se secó el sudor de la frente mientras se bajaba de la máquina. “Muk-kun, quizá deberías esperar hasta que lleven el nuevo sabor a todas las tiendas.” “Ah... cierto.” Al escuchar las palabras de Momoi, incluso Murasakibara asintió, pero su tono dejaba ver que lo hizo a regañadientes. En ese momento, otra voz entró en escena. “¡Eso no será necesario!” Era Kise. El chico de la otra máquina había terminado la partida. Kise saltó rápidamente a la plataforma para empezar. “¡Llegó el momento!” Presionó confiado el botón de inicio y seleccionó el nivel. Acompañado por la música, las instrucciones sobre los pasos necesarios fueron bastante complejas. “¿¡En serio piensas jugar en el nivel intermedio!?” Momoi miraba perpleja. De todos modos, eso no era lo sorprendente. Las piernas de Kise se movieron ágilmente, siguiendo las instrucciones con exactitud. “Copió perfectamente hasta el ritmo.” Incluso Murasakibara estaba sorprendido y miraba con atención a Kise. “¡Esto sólo es el principio!” El grito de Kise dio paso a que la música empezará a ser más rápida. Pero los movimientos de Kise subieron de velocidad, siguiendo el incremento del ritmo. “Impresionante...” Momoi ni siquiera parpadeaba. Cuando la música paró, Kise se detuvo también. Momoi y Murasakibara no pudieron más que aplaudirle por su valentía. Kise había conseguido fijar un nuevo récord en esa máquina, que cambió su pantalla para mostrar una evaluación de su puntuación. “Así podremos conseguir los crackers.” Kise se recostó en las barras de la máquina y respiró pesadamente para recuperar el aliento. “¡Mm... definitivamente lo conseguimos! ¡A que sí, Tetsu-kun!” Momoi se giró alegremente hacia Kuroko, pero no pudo encontrarle. “¿Eh? Qué raro.” Miró alrededor. Incluso Kise y Murasakibara se unieron a la búsqueda de Kuroko, pero no pudieron encontrarle. “Mmm~ ¿Cuándo ha desaparecido?” Preguntó Murasakibara mientras ladeaba su cabeza, perplejo. Mientras tanto, Momoi y Kise tampoco tenían ni idea de dónde podría estar. “¡Tetsu-kun! ¿¡Dónde estás!?” Momoi estaba a punto de salir a buscarle fuera de los recreativos, presa de la ansiedad, pero escuchó: “¿Qué pasa?” Kuroko apareció de la nada. “¿¡Tetsu-kun!? ¡Qué bien! ¿¡Pero dónde te habías metido!?” Al ver que Momoi estaba a punto de echarse a llorar de los nervios, Kuroko se rascó la mejilla tímidamente. “Lo siento, fui a recoger el premio.” “¿Eh? ¿Qué premio?” Momoi ladeó la cabeza sin comprender a qué se estaba refiriendo Kuroko. “Este.” Kuroko le mostró una bolsa de plástico transparente con snacks dentro. Entre ellos estaban los crackers de tomate y guindilla. “Eh, esto no será...” Adivinando lo que Murasakibara iba a decir, Kuroko asintió con la cabeza. “Son los snacks del premio.” “Oh, ¿has ido a recoger mi premio?” Kuroko negó con la cabeza al escuchar a Kise. “No, estos los he ganado yo.” “¿Qué?” Esta vez todos, excepto Kuroko, estaban confundidos. “Yo también he echado una partida de DDR.” “¿¡Qué!?” Los tres estaban tremendamente confusos. Kuroko se limitó a señalar la máquina en la que Kise había jugado antes. “Mientras Kise-kun estaba jugando, utilicé la que estaba al lado.” “No puede ser...” Momoi se había quedado sin palabras. La máquina de DDR hacía muchísimo ruido cuando alguien estaba jugando. No importaba cuanto hubieran mejorado las habilidades de Kise, deberían haber sido capaces de enterarse de que Kuroko estaba jugando justo a su lado... Y sobre todo, Momoi se lamentó por no haber podido ver cómo bailaba DDR Kuroko. Dejó caer los hombros. ¡Ehhhhhh, tenía muchas ganas de ver a Kuroko jugando! Sin darse cuenta de la decepción de Momoi, Kuroko le dio los snacks de premio a Murasakibara. De pronto, como si hubiera acabado de recordarlo, añadió. “Ah, por cierto. El premio para una puntuación como la de Kise no son los snacks.” “¿¡Cómo!? ¿¡En serio!?” Al oír las palabras de Kuroko, Kise se inclinó sobre las barras. “El premio por obtener una buena puntuación en el nivel intermedio son los snacks, pero tú has conseguido la puntuación más alta, así que el premio es otra cosa.” “E-Entonces... ¿¡todo este esfuerzo ha sido en vano!?” Kise se dejó caer sobre las barras, deprimido. En cualquier caso, ya que había ganado el premio, iba a ir a recogerlo. Se levantó y se fue a canjearlo. Por otro lado, Murasakibara abrió los crackers impacientemente y le dio un mordisco  a uno. “Oh... ¡Oh!” Por primera vez en todo el día, sus ojos brillaron. “Esto está delicioso...” Crunch crunch crunch. Murasakibara se comió la barrita mientras cogía la siguiente. “Muk-kun, bebe algo. Luego notarás la garganta seca.” Momoi le miraba, preocupada. “Es verdad... Iré a la máquina de bebidas.” Dijo Murasakibara y se marchó. “Ahora que ya tiene los snacks Muk-kun vuelve a pasar de todo...” Mientras Murasakibara llegaba a la esquina y giraba, perdiéndole los demás de vista, Momoi reparó en algo muy importante. Hasta ahora habían estado los cuatro juntos, pero ahora que los otros dos se habían marchado... ¿¡no se habrían quedado ellos dos solos!? Su corazón empezó a latir más rápido. Sin querer habían terminado en unos recreativos, que para unos estudiantes de secundaria podría considerarse un lugar habitual. Es cierto. Es una cita. Esta situación podría considerarse como una cita. Además, estos recreativos podrían considerarse un buen lugar para citas por su entorno. El corazón de Momoi estaba desbocado, pero su cabeza replicada: ¡No es verdad, ni siquiera sabes si realmente te gusta! Mientras su corazón y su cabeza discutían, Momoi de repente recordó lo que le había llevado a esa situación. Kuroko estaba echándole un vistazo al resto de juegos cuando escuchó a Momoi preguntarle: “Tetsu-kun, ¿te sientes bien después de jugar?” “¿A qué te refieres?” Kuroko estaba algo confundido cuando preguntó. Momoi abrió la boca dispuesta a aclarar lo que le estaba pasando por la cabeza. “Verás Tetsu-kun, es que tú...” “Como agradecimiento.” Una botella de plástico fluorescente se interpuso entre los dos. “Gracias por haber conseguido los snacks. Este era el trato con Kuro-chin.” Murasakibara, que había regresado de comprar bebidas, se quedó entre ambos. “Gracias.” Kuroko aceptó la bebida. “¿Eh? ¿Quieres una tú también, Momo-chin?” Murasakibara lo preguntó inocentemente, sin saber que había interrumpido el rato que tenían Momoi y Kuroko para estar solos. “No, gracias.” Tras la interrupción, Momoi no tenía ánimos para continuar y se echó a reír. De todos modos, ahora había otra cosa que le llamaba la atención. “Muk-kun, esa botella que has comprado era de un color muy raro...” “¿Ah, sí? Me gusta esta marca.” Contestó Murasakibara lentamente mientras levantaba la botella que tenía en la mano. Era del mismo color que la que le dio a Kuroko. En la etiqueta se leía ‘Summer Colour Lemon Sunshine Fizzy Drink’ (3). Aunque sabía a limón, era rojo brillante. “A saber a qué sabe eso...” Dijo Momoi mientras miraba la botella con una mueca. A decir verdad, parecía poco saludable. ¿En serio puede beberse eso, Tetsu-kun? Momoi empezó a preocuparse. Miró a Kuroko, que estaba echando un gran trago. Momoi miraba la botella horrorizada. “¿T-Tetsu-kun? ¿Estás bien?” ¿Y si Kuroko se desmayase? Se peguntó Momoi poniéndose en el peor de los casos. Kuroko asintió con la cabeza y dijo: “La verdad es que está rico.” “¿¡Eh!?” Fue una sorpresa. Pero lo siguiente que dijo si que fue una verdadera sorpresa para Momoi: “¿Quieres probar?” “¿Eh?” Kuroko le pasó la botella de la que acababa de beber. “Ya he bebido, pero si no te importa...” Momoi puso los ojos como platos de la sorpresa, mirando repetidas veces a Kuroko y a la botella. ¿¡Esto no podría considerarse...  *Se sonrojó.* ... un beso indirecto!? Aunque estaba en medio de un conflicto interior, sin dejar de preguntarse “¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué debería hacer?”, en apariencia, Momoi extendió su mano para aceptar la botella dándole las gracias. Kuroko puso la botella en la mano de Momoi. ¿Debería beber? ¿Debería? ¿No me sentiré culpable si lo hago? Mientras seguía dándole explicaciones al aire, Momoi dirigió la botella hacia sus labios. Pero en ese momento. “Oh, eso parece estar bueno.”  Aomine, que había terminado ya de hacer las fotocopias, apareció de repente, quitándole la botella de la que Momoi estaba a punto de beber y se la acabó de un trago. Le quitó la botella de las manos tan rápidamente que Momoi no pudo reaccionar, quedándose congelada. “Aomine-kun, era mía.” “Ah, así que era tuya Tetsu. Pues me la he fundido. Es un sabor raro.” Mirando la cara de sorpresa de Kuroko, Aomine le pasó la botella vacía para que lo viera. No quedaba ni una gota. Aomine le tocó la cabeza suavemente. “Como la tenía Satsuki pensé que era suya... ¿Mmm? ¿Satsuki?” Cuando se dio cuenta de la expresión de Momoi, supo que algo iba mal. Momoi infló sus mofletes y miró fijamente a Aomine con los ojos llorosos. Cuando sus miradas se cruzaron, Momoi estalló “¡Eres un idiota, Aomine! ¡¡Eres un musculitos idiota y sin cerebro!!” “¿Eh? ¿¡Sin cerebro!?” “Hmph, ¡ya no me voy a preocupar más por ti!” Aomine estaba confundido ante el cabreo de Momoi. “¿E-Es que tenías mucha sed? ¿Quieres que te compre otra?” “Hmph, ¡Da igual!” Después de decir eso, Momoi se dio la vuelta y echó a andar. “¡O-Oye, no te vayas! ¿¡Satsuki!?” Aomine la llamó inmediatamente, pero Momoi no se giró, dobló la esquina y se fue. “Aunque fuera poco era lo que estaba buscando.” Momoi llegó furiosa a la máquina de bebida del pasillo. No había nadie alrededor y arriba sólo estaba el hueco de la escalera. Compró una botella de té helado de la máquina. Estaba fan enfadada que se bebió media botella de un trago. “¡Aomine-kun no se entera de nada!” “¿Qué? ¿Te has peleado con tu novio?” Preguntó una voz desde atrás. Momoi se dio la vuelta. Vio a dos chicos que parecían estudiantes de instituto. Llevaban los pantalones anchos y caídos de la cintura, y las camisas desabrochadas. Uno de ellos, que llevaba el pelo largo, miraba a Momoi riéndose, lo cual le daba mala espina. “¿Has venido aquí a calmarte bebiendo después de haber discutido con tu novio? Permitir que una chica tan mona se enfade así, ese novio tuyo es la leche.” “¿Queréis algo?” Momoi los miró detenidamente. El cabreo con Aomine se había ido, ahora la prioridad era lidiar con su situación actual. Momoi sabía de otras ocasiones que los que se acercan a hablar contigo sin más no eran buena gente. “Si quieres nosotros te consolamos. ¿Quieres que vayamos al karaoke? Invitamos nosotros, por supuesto.” El del palo largo sujetó a Momoi del brazo. ¡Ni se te ocurra tocarme! Momoi estaba furiosa. No obstante, si no hubiera sido por el enfado que tenía, probablemente se lo hubiera tomado a risa. Momoi se sacudió rápidamente el brazo del tío del pelo largo y dijo fríamente: “No seáis así, por favor. Me están esperando, así que me voy.” “Oye, oye, no digas eso. Por tu uniforme eres de la Secundaria Teikou, ¿no? Para ser una chica de secundaria estás bastante bien~” El tío del piercing en la nariz le pasó el brazo por encima a Momoi para abrazarla. Momoi trató de retroceder para evitarlo, pero la máquina de bebida le cortó el paso, impidiendo que escapara. ¡No! Momoi trató de echarse atrás. En cualquier caso, el brazo del chico no llegó a tocar el hombro de Satsuki. “Momoi-san... no os conoce de nada, ¿verdad?” El chico con el piercing fue agarrado por alguien. “¡Cabrón! ¿¡Quién eres tú!?” El tío del piercing se giró y el que estaba allí era... “¡Tetsu-kun!” Momoi le llamó, aliviada. No estaba claro cuanto tiempo llevaba Kuroko detrás del chico del piercing. Kuroko le soltó. “Cabrón, ¿pero cuándo...?” El del piercing se frotó el brazo mientras miraba extrañado a Kuroko. Fue una sorpresa, ni siquiera se había enterado de que hubiera alguien más allí. En ese mismo momento. “¡Aah!” El tío del pelo largo dio un grito mientras caía al suelo. Una vez en el suelo, apareció la cara impaciente de Aomine. “¿Qué estás haciendo, Satsuki?” “¡Aomine-kun!” Momoi le llamó sorprendida. “Si querías tomar algo ya dije que te invitaba yo.” “¡Cabrón! ¿¡Qué has hecho!?” El del pelo largo se levantó y se quedó mirando a Aomine. “¿Que qué he hecho? ...Darte en la parte de atrás de la rodilla.” “¿Y lo dices tan ancho, cabrón?¿¡Quieres morir!?” “Pues la verdad es que no. Estaba buscándola a ella, pero estabas en medio, así que tuve que apartarte un poco.” “¿¡Qué has dicho!? ¡Jodido mocoso!” El del pelo largo cogió a Aomine del cuello de la chaqueta. Probablemente eso animó al del piercing a alargar su mano hacia Kuroko. “¡Os habéis pasado de gallitos para ser de secundaria!” Kuroko dio un paso atrás, obligando al del piercing a dar un paso al frente para seguirle. “¿Hmm?” El del piercing en la nariz enseguida comprobó que, de alguna manera, no podía avanzar. Además, notaba algo raro sobre su frente. ¿Qué era? Intentó mirar hacia arriba, pero no importa cuanto forcejeara, no podía levantar la cabeza. Fue ahí cuando se dio cuenta de que alguien estaba empujándole la cabeza hacia abajo. “¿Qué estáis haciendo? ¿Quién es este? ¿Le conocéis?” Estas palabras salieron de la boca del tío del piercing. “¿¡T-Tú!?” Al mirar atrás, el del pelo largo se quedó sin palabras. No era de extrañar. El que estaba sujetando de la cabeza al otro, como si fuera una pelota enorme, era un gigante de más de dos metros, Murasakibara. “¡Hey, cabrón! ¡Suéltame!” El del piercing se agarró a la mano de Murasakibara para intentar soltarse, pero Murasakibara no aflojaba en absoluto. Además, desde su posición era incapaz de verle, lo que le hacía estremecerse de miedo. “¡Por favor, suéltame!” “Ahhhh, no quiero~” Dijo Murasakibara mientras bostezaba. “¡Hey, Murasakibara! ¿Por qué no le aplastas la cabeza?” Aomine miraba a Murasakibara de reojo mientras sonreía con malicia, como un demonio. La amenaza no iba en serio, pero el tío del pelo largo que estaba agarrando a Aomine no tuvo más remedio que soltarlo. “Mmmm... Vale, te haré caso y le aplastaré...” Murasakibara miró con los ojos entrecerrados al chico del piercing. Su tono era infantil, lo que no dejaba demasiado claro si iba en serio o estaba bromeando. “¡N-No!” Suplicaba el del piercing en la nariz. El chico de pelo largo fue a sujetarle la mano para tratar de ayudar a su compañero. En ese momento... “... o no~” Murasakibara aflojó su mano de repente, haciendo que el recién liberado perdiera el equilibrio mientras el del pelo largo tiraba de él, haciendo que ambos acabasen por caer al suelo. “Vaya...” “J-Joder, ¡me acordaré de esto!” Los dos estudiantes de instituto se levantaron rápidamente y soltaron un par de bravuconadas antes de salir corriendo. “¿Qué le pasa a esos dos?” Murasakibara se rascaba la cabeza sin entender qué era lo que había pasado. Momoi lanzó un tremendo suspiro, como si quisiera expulsar toda la tensión que había vivido. “Qué alivio...” “Cómo que alivio. ¿Qué estabas haciendo?” Dijo impacientemente Aomine mientras le daba golpecitos en la frente. “P-Pero yo...” Momoi iba a replicar, pero se detuvo a la mitad y en vez de ello dijo “Lo siento”. Aunque hubiera pensado en encontrar el momento preciso para huir o gritar para pedir ayuda, si Kuroko y los demás no hubieran llegado, no habría sido fácil que la salvasen. Además, todos se habían preocupado por ella y habían ido a buscarla, lo que hizo que se sintiera feliz. Especialmente hacia Kuroko, que fue el primero en llegar a ayudarla. “Gracias por salvarme.” “Menos mal que no te ha pasado nada.” Respondió Kuroko con una sonrisa. “No es que hubiéramos venido a salvarte. Menos mal que este pasó por aquí de casualidad” Después de que hablara Aomine, Murasakibara se dio la vuelta para marcharse. “Muk-kun, gracias a ti también.” Murasakibara sonrió ligeramente cuando escuchó a Momoi. “¿Mm? ¿Por qué me das las gracias?” Cuando volvieron a los recreativos, Midorima y Kise ya les estaban esperando allí. Kise le estaba enseñando a Midorima un taco de fotos de un puesto cercano. No tenían ni idea de cuando se las habría sacado. Kise le dedicó una sonrisa irónica a la sorprendida Momoi y dijo: “Cuando fui a recoger el premio que gané en la DDR me paró un grupo de chicas que dijo que me habían visto en una revista. Después me dijeron que si podían hacerme una foto con ellas. Acepté sin pensarlo demasiado, pero al final hicieron montones y montones. Ahora mismo se las estaba enseñando a Midorimacchi.” “Son un desastre, no sabría decir quien es quien.” Midorima dio su opinión sin rodeos. “A las chicas les gusta adornar estas fotos con algunas pegatinas, ¿a que sí, Momocchi?” “Mmm, es que así quedan más monas.” Momoi miró cuidadosamente las fotos. Después de unas pocas, paró de repente. “Ki-chan, este fondo es bastante extraño. De hecho, en esta sale una canasta de baloncesto.” “¿Eh? Ah, esa. Sí, es bastante rara. Normalmente suelen tener otro tipo de decorados... Ah, es cierto. Ya que es una ocasión especial, ¿por qué no nos hacemos una foto juntos?” “¿¡Eh!?” “¿Qué?” “Haah...” “¿Qué estás tramando?” “Es una buena idea, Kise-kun.” Cada uno reaccionó de diferente manera a la idea. “Es que normalmente no solemos salir a pasar el rato así. Además, seguro que alguno de nosotros no se ha echado nunca una foto en estos puestos.” “Yo nunca me he echado ninguna.” Admitió honestamente Kuroko. “¿En serio? ¡Entonces vamos!” A Momoi se le despertó un interés repentino. Pensando en ello, las posibilidades de tener una foto con Kuroko eran más bien escasas. Aunque fuera una foto con los demás, no podría dejar escapar esta oportunidad. “Yo no necesito ninguna.” “¿Qué quieres decir? Si es sólo un momento. Si Momocchi no estuviera aquí no tendríamos la posibilidad de tomarnos una foto así.” Kise seguía insistiendo, pero Aomine todavía pensaba que era un engorro y se resistía a aceptar. Momoi utilizó su técnica definitiva. “Aomine-kun, ¿no acabas de fotocopiarte todos mis apuntes? Considera esto como una manera de devolverme el favor.” “¿¡Qué!? Bueno, ahora que lo dices... ¡Ah, vale! ¡Venga, vamos!” La técnica de Momoi fue super efectiva y Aomine se rindió. “En ese caso supongo que no puedo negarme.” Dijo Midorima indiferente, escondiéndose detrás de los mechones de su flequillo. “Ehhh. ¿Os apuntáis todos? Entonces yo también voy...” Al final Murasakibara también se unió, así que fueron todos al puesto de fotos. Aunque la máquina era último modelo, tuvieron que agacharse y apretujarse para que entrase todo el grupo en la pequeña cabina. “Qué agobio... ¿Cómo pueden aguantar las chicas estar en un sitio tan estrecho...?” Aomine se dejó caer en el respaldo. “Vaya, así que los fondos se proyectan en la pantalla.” Midorima miraba alrededor con interés. “.......” Murasakibara no estaba interesado, pero seguía comiendo sus snacks en silencio. “¡Okay, ya está! Venga, vamos a echarla ya~” Momoi, que había estado ocupada con las opciones de la máquina, les dijo a los demás que se preparasen. “Venga chicos, sonreíd~” Cuando terminaron las instrucciones de la máquina se escuchó el click del disparador. La pantalla que tenían frente a ellos mostró la foto que acababa de tomarse. “¡Pero cómo has podido sacar una foto así!” Gritó Kise, que se había adelantado para ver la foto. “Aominecchi, ¿¡por qué has sacado la cabeza fuera de la foto!?” “Porque así es más interesante.” Aomine contestó muy seriamente. Momoi se giró hacia Midorima, que estaba detrás. “Tú también Midorin, ¡sonríe un poco cuando vayan a echar la foto!” “Esta es la cara que pongo siempre cuando me hago fotos.” “Esa expresión es para fotos de carnet. ¿Y tú qué, Muk-kun? ¿Por qué te tapas la cara con esa bolsa de patatas? ” “Mmmmmmm, es que quería sacarme una foto con ellas también.” “Pues póntelas a la altura del pecho.” “¡Bien, vamos a echar otra!” Momoi volvió a configurar las opciones para sacar otra foto. “Ahora, sonreíd~” Enseguida volvió a sonar el disparador. “Mmm... esta no está mal.” Kise esperaba la opinión de Momoi mientras miraba la foto en la pantalla. Había dos diferencias entre la primera y la segunda foto. La primera era que Aomine miraba a la pantalla, aunque tuvieron que obligarle. Y la segunda, que Murasakibara había colocado la bolsa de patatas al lado de su cara. Momoi se quedó mirando la foto: “Mmm... Está bien. Esta foto no está nada mal.” Momoi sonreía mientras alargaba la mano hacia el botón de confirmación. “Espera.” Midorima la detuvo. “¿Qué pasa, Midorimacchi? ¿Quieres que echemos otra?” Midorima señaló a la foto y dijo: “¿No nos estamos olvidando de algo muy importante?” “¿Algo muy importante?” Momoi y Kise miraron la foto de nuevo. Delante estaban Momoi y Kise con unas sonrisas radiantes, y detrás estaban Midorima, Aomine y Murasakibara. “¿Quieres que posemos todos juntos, Midorimacchi?” “¡No! ¿Aún no os habéis fijado? Kuroko no está.” “¡Eeh!” Kise y Momoi gritaron mientras miraban la pantalla. “¿¡Kurokocchi!?” Kise abrió la cortina de la cabina, pero no había nadie fuera. “Estoy aquí.” “¿¡Eh!?” Murasakibara se echó ligeramente a un lado dejando ver a Kuroko, que apareció detrás de él. “¡Kurokocchi! ¿¡Cómo has terminado ahí atrás!?” “Fue Murasakibara quien se sentó delante mía.” “¿Mmm? ¿Ah, sí?” Dijo Murasakibara sin mostrar preocupación ninguna. “Es verdad, si te fijas con atención creo que puede verse una parte de su hombro.” Aomine escudriñaba la pantalla buscando algún rastro de Kuroko. “¡Ven aquí, Tetsu-kun! ¡Ponte delante!” Momoi llamó a Kuroko para que se pusiera entre ella y Kise. Lo hizo intentando aparentar que no le importaba que se pusiera a su lado. “¡Eso! ¡Lo normal es que te pusieras delante!” La intervención de Kise dándole la razón hizo que Momoi se gritase a sí misma ‘¡Buen trabajo!’” “¡Ah, es verdad! Sujeta esto. ¡Así será más fácil localizarte! Es el premio que gané.” Dicho esto, Kise sacó una hucha con forma de gato de la fortuna de su bolsa. ¡Tetsu-kun sujetando un gato de la fortuna, bien hecho Ki-chan!, gritó de nuevo Momoi para sí misma. Así, se dedicó a configurar la máquina una vez más. “Bien, allá va~ ¿Estáis preparados?” “¡Espera!” Midorima la detuvo otra vez. Miró a Kuroko con el semblante muy serio y dijo: “Kuroko... ¿¡Qué es lo que tienes ahí!?” “Es el gatito Taro.” “¿¡El gatito Taro!?” “Acabo de ponerle el nombre. Es un gato de la suerte.” Kuroko continuó: “¿Quieres verlo?” Estiró el brazo para acercárselo a Midorima. Midorima aceptó y recogió al gatito Taro, mirándolo de cabo a rabo. Cuando parecía que el gato de la suerte iba a empezar a arder ante su fiera mirada, dijo: “Kuroko, ¡dámelo!” “¿Eh? Vale.” “¿¡Qué!?” Kise y Momoi no pudieron evitar saltar. “¿Qué pasa, Midorin? ¿¡Coleccionas figuras de gatitos!?” “¡Para empezar el gato es mío! Y además, no te pega nada, Midorimacchi.” “No digas algo tan hiriente a la ligera, Kise.” Midorima miraba directamente a Kise. “No tengo la afición de coleccionar figuras de gatitos. Pero este gato de la fortuna es especial.” “No será que... ¿es tu objeto de la suerte de hoy?” Al escuchar la pregunta de Kuroko, Midorima asintió: “Sí.” “En el programa del horóscopo de hoy han dicho que el objeto de la suerte de hoy era un gato de la fortuna. He buscado en toda mi casa pero no he encontrado ninguno, así que hoy no llevaba mi objeto de la suerte.” “Es verdad, hoy Midorimacchi no llevaba nada raro.” Kise se puso la mano en la barbilla mientras recordaba. “Tetsu-kun, es increíble que te hayas fijado en que Midorin no había traído hoy su objeto de la suerte.” Momoi estaba realmente impresionada, pero Kuroko respondió simplemente: “Es que me gusta observar a los demás.” Dado que era su objeto de la suerte, no hubo elección. Kise le dio al gatito Taro a Midorima, que desde que lo tenía parecía sentirse como un pez en el agua. “Tenía pensado pasar por una tienda de antigüedades de camino a casa... ¡Nunca pensé que podría encontrarlo en un sitio así!” “Tampoco es para tanto Midorin.” “Bueno, venga, ¡vamos a echar ya la foto de recuerdo!” Kise estaba tocando la máquina impacientemente. Después de que sonase el disparador, se mostró la foto que había sacado en la pantalla. No estaba muy claro si fue por timidez, pero la cara de Midorima salió de lado. En cualquier caso, Momoi opinaba que la expresión de su cara era de felicidad. (2) Juego de recreativas con una plataforma en la que hay cuatro baldosas con sensores y que deben pisarse siguiendo las indicaciones que aparecen en la pantalla, que simulan unos pases de baile. (3) ‘Bebida gaseosa de limón atardecer veraniego’


Parte 6


Parte 6 
Momoi y Kuroko se fueron juntos a casa mientras miraban la foto que acababan de hacerse. Se habían separado del resto en los recreativos cuando cada uno se fue por su lado. Aomine fue el primero que dijo: “Ya he terminado de fotocopiarme esto, así que me voy.” Midorima añadió: “Yo también quiero irme a casa a estudiar.” Murasakibara dijo: “Entonces vale, bye bye~” y se fue. Sólo Kise dijo: “Hay otra chica que quiere hacerse una foto conmigo...” y se quedó allí. Así, se fueron todos a sus casas. Para Momoi, su tan esperado tiempo a solas con Kuroko acababa de empezar. En cualquier caso, cuando llega un momento como aquel la mayoría de la gente no sabe de qué hablar. Y Momoi no era una excepción. Sentía que debía empezar la conversación con algún tema informal, pero era incapaz de pensar en ninguno. Mientras le seguía dando vueltas, la casa de Kuroko estaba cada vez más cerca. Si seguía así, acabarían haciendo todo el camino de vuelta a casa en completo silencio. Era muy extraño poder volver a casa con él. Sería un desperdicio acabar el camino con una simple despedida. Hablando de eso, ¿por qué me pidió Akashi que volviera a casa con Tetsu-kun? Momoi no entendía nada en absoluto. Cuando Murasakibara le pasó el mensaje, estaba tan sorprendida que no pudo pensar sobre ello con tranquilidad. Aunque Akashi la hubiera descubierto, no habría dispuesto todo esto sólo para ella. Además, ¿por qué había recalcado al final ‘No dejes que Kuroko se disperse’? Momoi se estrujaba el cerebro mientras seguía andando. Después de un momento, se paró de repente. Miró a su derecha, luego a su izquierda y a su derecha otra vez. No había duda. “¡Tetsu-kun no está!” No tenía ni idea de cuando se había quedado sola. Como era de esperar de Tetsu-kun... pensó Momoi mientras deshacía el camino. No era capaz de comprender lo que tenía en mente Akashi. De todos modos, si le pidió que fuera a casa Kuroko, debía tener algo planeado. Por eso, sólo por aquel día, no perdería de vista a Kuroko. ¿A dónde habrá ido? Momoi corría mientras pensaba lugares en los que podría estar Kuroko. De repente, algo le vino a la cabeza. Ese es el único sitio en el que podría estar Tetsu-kun. Momoi se dirigió corriendo a ese lugar sin dudar. Llegó a un parque que no estaba muy lejos del punto en el que se dio cuenta de que Kuroko no estaba. Era bastante grande y tenía un montón de máquinas para hacer ejercicio y zonas de descanso. El sol estaba empezando a ocultarse. Momoi corría intentando encontrar algún rastro de Kuroko, sin perder el más mínimo detalle. Al final le encontró. “¡Tetsu-kun!” “¿Eh? ¿Momoi-san?” Kuroko se giró al ver su nombre, sorprendido al ver venir corriendo a Momoi. “Al final has descubierto este sitio.” No estaba claro si se sentía culpable por haber desaparecido de repente, pero Kuroko se estaba rascando tímidamente la mejilla. “¡Pues claro! Este parque tiene una pista de baloncesto.” Momoi había ido corriendo hasta estar enfrente de Kuroko y estaba recobrando el aliento. Cuando estaba pensando en algún sitio al que Kuroko pudiera haber ido, lo primero que pensó es que sería algo relacionado con el baloncesto. Siguiendo esa línea, sólo podría tratarse de ese parque, que tenía una cancha de baloncesto. “En serio, me has dado un buen susto desapareciendo sin avisar.” Al escuchar el tono de reproche de Momoi, Kuroko se inclinó obedientemente a modo de disculpa: “Lo siento.” “Pensé que si te decía que quería venir aquí te opondrías.” “Si no me dices por qué has venido, no tengo razón para oponerme.” Aunque ya se imaginaba la razón por la que Kuroko había ido a ese lugar, Momoi fue más allá y preguntó. “Es que...” Kuroko bajó la mirada, como si pensara si contárselo o no. Entonces, giró ligeramente la cabeza para mirar hacia la pista de baloncesto que estaba a unos diez metros de él. Después se giró hacia Momoi, y la miró como si quisiera que le diera su aprobación. “Quiero jugar un rato al baloncesto...” “¡No!” Ella se negó inmediatamente. “¿No puedo de ningún modo?” “¡No puedes!” Momoi apoyó sus manos en la cintura y rechazó su petición otra vez. “Tetsu-kun, sabes perfectamente por qué Akashi te pidió que hoy te limitaras a observar desde la banda.” Los hombros de Kuroko se estremecieron un poco al escuchar las palabras de Momoi. En ese punto... Clink. Los niños ya se habían ido a sus casas, y sólo deberían quedar Kuroko y Momoi en el parque, pero escucharon el ruido de algo chocando contra algo metálico. Los dos reaccionaron mirando en dirección al sonido, que provenía de la pista de baloncesto que estaba detrás de Kuroko. El sonido que habían escuchado debía ser de algo golpeando la valla metálica que rodeaba la pista. Momoi se quedó pensando, cuando escuchó una voz familiar que venía de la pista. “Ya te he dicho que sólo queremos jugar un poco.” La voz sonaba por el medio de la cancha. Aquella voz no daba buena impresión y la manera en la que hablaba sonaba desagradable. Mientras Momoi dudaba, Kuroko ya había avanzado hacia la pista. “¿Eh? ¿¡Tetsu-kun!?” Momoi le siguió apresuradamente. Cuando los dos se acercaron, vieron a cinco estudiantes de instituto haciendo el tonto. Además, dos de ellos les resultaban familiares. Eran el tío del pelo largo y el del piercing en la nariz de los recreativos. De todos modos, no eran los únicos que les resultaban conocidos. El chico que fue lanzado contra la valla metálica también les era familiar. “Ese chico...” Momoi tragó saliva. Volvió a pensar en ello y vio que no se equivocaba. Ese chico era un estudiante de primer año del equipo de baloncesto junior de la Secundaria Teikou. Momoi no había hablado mucho con él porque era un jugador de segunda fila, pero podía recordarle. El chico miró tímidamente al grupo de estudiantes de instituto y les pidió suplicando desesperadamente: “Um, p-por favor, devolvedme el balón. Es muy importante para mí...” El chico intentó cogerle el balón al tío del pelo largo, pero este lo levantó por encima de su cabeza. No había manera de que el chico llegase tan alto. Los del grupito rieron. “Ya te hemos dicho que cuando nos cansemos de jugar te lo devolveremos. Somos unas máquinas jugando al baloncesto, pero llevamos un tiempo sin jugar y nos apetecía echarnos unos tiritos. ¿Lo pillas?” ¡Vamos, que no habían tocado un balón de baloncesto en su vida! Momoi miró al tío del pelo largo, que estaba fardando haciendo girar el balón en la punta del dedo. Aunque tenía muchas ganas de correr hasta la pista y echarles una buena bronca, ellos eran cinco. Arrojarse imprudentemente delante de un enemigo más fuerte podía ser peligroso. “No seáis así. El balón es suyo.” Sí, cierto, eso es lo que ella habría dicho... Espera, ¿¡cómo...!? Momoi se quedó confundida cuando lo comprobó. No sabía cuando lo había hecho, pero Kuroko ya estaba en medio de la pista. “Si teníais ganas de jugar al baloncesto deberíais haber traído uno vosotros. Devolvedle el suyo.” “¿¡Tetsu-kun!?” Después de gritar, Momoi se tapó la boca, pero ya era tarde. “... ¡Sois los dos de antes!” El tío del pelo largo y el del piercing los reconocieron enseguida. El chico del piercing en la nariz escupió furioso su chicle. Momoi notó el cambio en la expresión de Kuroko cuando le vio hacer eso. Parecía que el del piercing acababa de echarle más leña al fuego. “Esto es un sitio para jugar al baloncesto. Tira el chicle a la papelera.” Cuando escucharon al inexpresivo Kuroko decir eso, los de instituto empezaron a partirse de risa. “¿Hey, le habéis oído? ¡Nos ha dicho que tiremos el chicle a la papelera! ¡Qué cachondo!” “Si tanto le molesta por qué no lo tira él, ¿eh?” “No me digas que tú también juegas al baloncesto. ¿Y en serio crees que no se puede ensuciar la pista? ¡Me está matando!” “¿¡De qué os estáis riendo!?” Dijo Momoi en un estallido antes de entrar en la pista. Haberles oído decir esas cosas hizo que su preocupación por ponerse en peligro se quedase a un lado. “¡Si os gusta el baloncesto está claro que debéis cuidar la pista!” Los chicos de instituto empezaron a silbar a Momoi, que parecía estar furiosa. “Oh vamos, eres un bombón. No pareces para nada una estudiante de secundaria.” “Había oído que las chicas de Teikou estaban todas buenísimas, parece que era verdad.” “Y vosotros dejasteis escapar a esta belleza y huisteis... menudos idiotas.” Los chicos de instituto ignoraron por completo a Momoi y empezaron a meterse con el del pelo largo y el del piercing. Al verles hablar entre ellos como si nada, Momoi, que había empezado a calmarse, sintió un poco de miedo. “Hey, ¿¡No le habéis oído!? ¡Devolvedle el balón!” Momoi gritó para intentar enterrar el miedo que estaba empezando a sentir, pero ellos siguieron a lo suyo. Uno de los del grupo que tenía el pelo teñido de castaño les dijo riéndose: “¿Qué tal si hacemos lo siguiente? Os echamos un partidillo de baloncesto. Si ganáis vosotros os devolvemos el balón y nos marchamos. Pero si ganamos, tú y el balón sois nuestros. ¿Va?” Cuando el tío teñido de castaño dijo “tú”, señaló a Momoi. “¿¡Qué!?” Dijo Momoi, roja de vergüenza y rabia. Daba igual lo que hicieran, los cinco eran chicos atléticos. Ellos, por otro lado, sólo tenían un principiante, un jugador con unas habilidades demasiado especiales y a la manager del equipo. Incluso sin tener esa información, estaba claro quien ganaría y quien perdería. Los oponentes habían propuesto a drede un duelo que no era justo. Además, la habían puesto a ella de premio. Momoi quería replicarles, pero estaba demasiado enfadada como para hablar. En ese momento, Kuroko dijo: “Entendido. Juguemos.” “¿¡Tetsu-kun!?” La inesperada respuesta de Kuroko hizo que Momoi pensara que le había entendido mal. Deteniendo a Momoi, que quería hablar, Kuroko continuó: “Pero si ganamos, debéis disculparos con Momoi-san.” Dijo Kuroko claramente. Al verle así, Momoi se quedó perpleja, como si no pudiera respirar. Pero estaba claro que no era el momento de pensar en cuánto le admiraba. Momoi había recobrado la razón. Siguiendo a Kuroko, que corría despacio hacia una de las canastas, Momoi trataba de persuadirle: “¡No puedes hacerlo, Tetsu-kun! ¡No hay manera de que puedas ganar este partido!” Al final de la pista, Kuroko se quitó la chaqueta y dijo: “No podía permitir que hablaran así de ti.” “A-Aunque sea eso, ¡es imposible!” La respuesta de Kuroko la hizo tan feliz que por un momento  le faltaron las palabras, pero al final hizo la pregunta que no quería hacerle: “¡Estoy preocupada por tu lesión! Tienes un esguince en la muñeca, ¿verdad?” Kuroko se quedó rígido. Momoi miró preocupada a su mano derecha. “Aunque hayas tratado de esconderlo, es inútil. Me di cuenta al instante. Aún tienes las marcas de un vendaje en la mano derecha. Además, hoy cuando has cogido el balón, aunque actuases como si no pasara nada, te has asegurado de no usar mucha fuerza con la mano derecha. ¿Cómo podría no haberme dado cuenta?” “... No esperaba que me descubrieras. Akashi-kun se enteró porque me pilló quitándome la venda.” Más allá de todo esto, Kuroko se hizo un esguince en la muñeca durante la clase de educación física. Pensaba que no era gran cosa, e incluso tenía pensado entrenar con normalidad, pero no contaba con que Akashi le descubriera. Por eso, para evitar que la lesión de Kuroko se agravase, Akashi le mandó observar desde la banda. Al mismo tiempo, sabiendo que el carácter de Kuroko no le permitiría aceptar quedarse sin jugar sin más, mandó a Momoi para que le llevase directo a casa, remarcando lo de ‘no dejes que Kuroko se disperse’. Tras descubrir las intenciones de Akashi, Momoi no tenía ninguna razón para dejar jugar a Kuroko. Si jugara un partido y se agravase su lesión, los esfuerzos de Akashi habrían sido en vano. “Tetsu-kun...” Momoi le llamó, pero Kuroko la miró y dijo: “Lo siento, Momoi-san... Creo que se ha pasado. Ha tratado a Momoi-san como un premio... No puedo quedarme al margen cuando insultan a mis amigos.” Para dejar más tranquila a Momoi, Kuroko se rió un poco. “No voy a perder.” En su cálida y amable mirada, también había una convicción inquebrantable. Después de lo que ha dicho, no puedo seguir oponiéndome. Momoi decidió creer en Kuroko y asintió. No podemos desaprovechar la más mínima opción de ganar, pensaba Momoi. En cualquier caso, cuando los dos equipos ocuparon sus respectivos lados de la pista, estaba claro que esa opción iba a ser muy pequeña. Enfrente de ellos tres estaban los cinco estudiantes de instituto. “¡Hey! ¿¡No era un tres para tres!?” “¿Qué? ¿Quién dijo eso?” El del pelo largo contestó a Momoi con cara de estar divirtiéndose. En ese momento, Momoi se dio cuenta. No sólo querían ganarles, sino que también pretendían jugar con ellos durante el partido. “Bien, empecemos.” El tío del pelo teñido se reía por lo bajo. Y no sólo él, los cinco tenían la misma expresión ridícula en sus caras. El del pelo teñido cogió el balón y comenzó a botarlo con una mano. “Bueno, ¿cómo hacemos los emparejamientos? Por altura debería tocarme este bomboncito, ¿eh?” Le sonrió lascivamente a Momoi. La iba mirando a ella mientras botaba el balón. No obstante... “Idiota, ¿cómo podría hacer eso Satsuki?” Por el lado, una mano le robó el balón. “¿¡Tú!?” El chico del pelo teñido miró a su alrededor sorprendido. El que estaba haciendo girar la pelota con su dedo en dirección al atardecer era... “¿¡Aomine-kun!?” Gritó Momoi entre la sorpresa y el alivio. “¡Tú eres el tío de antes!” El tipo del pelo largo señalaba a Aomine, mientras retrocedía. “¿Dónde está...? O es que...” El tío del piercing miraba nervioso a su alrededor. En cualquier caso, el gigante que parecía que iba a reventarle la cabeza, Murasakibara, no estaba por ahí. En su lugar había un chico con un pendiente en una de sus orejas y otro con aspecto elitista detrás de Aomine. Aomine le dijo al del pelo teñido: “Parece que estabais jugando a algo entretenido. Dejadnos jugar a nosotros también. Seremos yo, el del pendiente y el cuatro ojos siniestro.” “¿¡A quién estás llamando ‘cuatro ojos siniestro’!?” Dijo enfadado Midorima. “Aominecchi... ¿es esa la imagen que tienes de nosotros?” Kise dejó caer los hombros. Aomine miraba desafiante al tipo del pelo teñido, provocándole. “Nosotros sólo somos tres, pero os cederemos esa pequeña ventaja. Os habéis atrevido a insultar a mis compañeros ¡y pienso devolveros este favor!” “Pft, ¡Jajajajajajaja! ¡Los tenéis bien puestos para ser unos críos de secundaria! Perfecto, ¡a ver qué sabéis hacer!” Dijo el tipo del pelo castaño sin dejar de reírse. “Entonces ya está, todo listo.” Después de que Aomine dijera eso, cambiaron los jugadores en pista. “Bien, Tetsu, échate a un lado y mira tu también.” Aomine se dirigía a Kuroko, que se mostraba reacio a salir del campo. “Aomine-kun, yo también quiero jugar. ¿Puedo?” “Ni hablar.” Aomine le contestó inmediatamente. “Oye... ¿Sabes la razón por la que he venido hasta aquí?” “... Para recoger a Momoi-san, ¿no?” “Qué va. He venido porque me tenías preocupado.” “¿Yo?” Kuroko miró algo confundido a Aomine. Este continuó: “Sí... Aunque Akashi evitara que entrenases, no serías capaz de soportar quedarte sin jugar, así que supuse que estarías aquí. Lo que no esperaba es que tuvieras pensado enfrentarte a estos tíos.” “Lo siento...” “¿Por qué dices que lo sientes? ¿Por no poder jugar con estos tíos o por haber querido jugar estando lesionado?” “... Si digo que es por lo primero, ¿te enfadarías?” “Te daría la paliza de tu vida.” “Entonces... es por lo otro.” “Buen chico.” “Pero sigo queriendo jugar el partido.” “Serás... ¿No has escuchado lo que acabo de decir?” Aomine le dio un golpecito en la frente a Kuroko, pero este inclinó su cabeza y dijo: “Claro que lo he escuchado. Por eso no utilizaré la mano derecha. Sólo usaré la mano izquierda. Si estáis todos aquí, con eso será más que suficiente.” Al escuchar las palabras de Kuroko, Aomine no pudo evitar sonreír de todo corazón. “Entonces vamos a partirles el culo.” “Mm.” Kuroko estiró su brazo izquierdo y chocó ligeramente su puño con el puño derecho de Aomine.


Parte 7


Parte 7
El partido se desarrolló sin oposición. El flexible estilo de juego de Aomine. Los tiros a larga distancia de Midorima. La ofensiva de Kise, que dejaba impotentes a sus rivales. Y también la “misdirection” (4) de Kuroko, que le permitía desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Los estudiantes de instituto ni siquiera fueron capaces de anotar un solo punto. Incluso cuando conseguían tener la pelota, se la robaban en cuestión de segundos. El resultado fue una completa derrota. Dejando atrás al grupo de chavales, que no podían ni hablar después de ser derrotados implacablemente ante la enorme diferencia de fuerzas, Momoi y los demás se fueron del parque. Aunque Kuroko quería que los de instituto se disculparan, Momoi dijo “No quiero verles la cara a esos tíos ni un segundo más” y rechazó que les hicieran disculparse. El chico de primer año, que consiguió recuperar su balón, estaba impactado por haber podido ver un partido de lo que se conocerá en un futuro como la “Generación de los Milagros”. Antes de irse decía repetidamente: “¡Gracias senpai!” Los cinco emprendieron el camino para dejar a Kuroko en casa. Mientras caminaban, Momoi les preguntó a Midorima y Kise algo a lo que le estaba dando vueltas: “¿Vosotros también habéis venido porque estabais preocupados por Tetsu-kun como Aomine?” “No, yo vine porque tenía que darte algo.” Después de eso, Midorima sacó una cajita de su bolsa. Era una caja alargada con las palabras “Yushima Tenjin” grabadas en ella. Midorima le tendió la caja a Momoi. “Es un regalo como pago por haberme dejado fotocopiar tus apuntes. Es mi arma secreta definitiva para los exámenes, un exclusivo lapicero extra deslizante.” “¿¡Un lápiz extra deslizante!?” Sorprendida, Momoi tomó la caja. Kise miraba con curiosidad. “Si es exclusivo, ¿significa que lo has hecho tú a mano, Midorimacchi?” “Eso es lo que significa hacer todo cuanto este en tu mano” De repente Midorima puso una sonrisa engreída. Kise movía la mano frente su cara y dijo: “En serio, aunque de la forma en que lo dices parece guay, la verdad es que no lo eres para nada.” “Ah, hay tres lápices. Te daré uno, Tetsu-kun.” Dijo Momoi después de mirar el interior de la caja. “Eh, ¿no te importa?” “No pasa nada.” Momoi le sonrió a Kuroko. “Tienes un esguince de muñeca, Tetsu-kun, y eso será un problema para los exámenes, ¿verdad? Considera esto como una muestra de ánimo por mi parte.” “Entonces acepto.” Kuroko se quedó mirando al lapicero mientras lo recibía de Momoi. Aunque dijo que era para animarle, eso era mitad verdad y mitad excusa. La realidad es que aprovechó la situación para poder darle un regalo como recuerdo del día que habían tenido. Después de haber podido ir juntos a casa, Momoi finalmente entendió una cosa. ¡Tetsu-kun mola un montón! Momoi se lo repetía una y otra vez. Si era para proteger la dignidad de un amigo, aunque fuera un partido desigual, él no dudaría en acceder a jugarlo. Ese tipo de personas no era nada normal. Además, una persona así, ¿cómo podría no gustarle? El corazón de Momoi estaba repleto de sentimientos de amor. Mientras Midorima le contaba la leyenda tras el lapicero a Kuroko y Aomine, Momoi y Kise andaban tras ellos. “Bueno, ¿y tú por qué fuiste al parque?” “¿Quieres saberlo?” Kise empezó a sonreír. “Si no te importa decirlo, me gustaría saberlo.” “Bueno, entonces te lo diré... pero Momocchi también tendrá que explicarse sinceramente.” “¿Mmm? ¿Explicarme?” Como si quieres susurrarle algo, Kise se acercó al oído de Momoi, puso sus manos cerca de su boca y le dijo en voz baja: “Tenía curiosidad de saber si había algún avance entre Kurokocchi y tú mientras ibais a casa. ¿Ha pasado algo?” “¿¡Eh!?” Momoi miró a Kise sorprendida. Kise le guiñó un ojo. “Hah, en realidad pensé que a Momocchi le gustaba Aominecchi, pero parece que Kurokocchi también te gusta mucho. ¿A quien quieres realmente?” Inesperadamente, Kise fue capaz de descubrirlo... Momoi abrió mucho los ojos. Probablemente era una situación en la que los que estaban al margen podían verlo todo mucho más claro que los que estaban involucrados. De algún modo, parecía que las cosas se ponían interesantes cuando Momoi empezó a reír. Al ver la reacción de Momoi, Kise gesticuló. “Hah, ¿de qué te ríes ahora? Cuéntamelo, cuéntamelo. Yo ya te lo he dicho, así que ahora Momocchi tiene que contármelo.” “Oh, ¿debería contártelo o mejor no?” “¿Eh? Esa reacción... ¿ha pasado algo de verdad?” Dedujo Kise acertadamente. “Jeje, entonces te lo contaré sólo a ti. Sin duda, ha habido algunos progresos.” Dijo Momoi con una sonrisa. “¿Eh? ¿¡Cóooooomo!? ¿¡En serio!?” Gritó Kise sorprendido. Al oírle, Aomine se giró y le preguntó: “Oye, ¿qué hacéis ahí atrás?” “Ni hablar, no te lo puedo decir Aominecchi.” “¿Ah? ¿¡Qué quieres decir con eso!?” “Es que... Momocchi, no se lo podemos decir, ¿verdad?” Momoi se limitó a mirarle sonriendo y cambio de tema a propósito. “En fin... Akashi-kun nos dijo que nos entretuviéramos y al final hemos estado fuera un buen tiempo.” Se quejó Momoi intencionadamente, haciendo que Kuroko se rascase la mejilla, avergonzado. “Entonces lo que ha pasado esta tarde debe mantenerse en secreto para Akashi-kun.” “¿¡Toda la tarde!?” Soltó de repente Kise. “Para ser sinceros, ese tío seguro que es capaz de descubrirnos.” Hasta Midorima estaba de acuerdo con las palabras de Aomine. “De todos modos, Murasakibara seguro que le dice la verdad a Akashi.” “¿Mm? ¿Qué pasa conmigo?” “¡Ah!” Aomine se dio un buen susto cuando Murasakibara apareció repentinamente delante suya. “Murasakibara-kun, ¿no te habías ido a casa?” Preguntó Kuroko, que fue el que menos se sorprendió. “Mmmmmm, pensaba irme a casa, pero no podía olvidar el sabor de los crackers de tomate y guindilla, así que fui a buscar un sitio donde los vendieran. Al final los encontré a la tercera tienda, así que pensé en darle unos cuantos a Kuro-chin para que los probase.” Murasakibara sacó una bolsa de plástico llena de crackers. “Gracias.” Kuroko aceptó. “Por cierto, Murasakibara-kun. ¿Podrías guardar en secreto lo que ha pasado hoy y no contarle nada a Akashi-kun?” “¿Mmm? ¿Por?” Murasakibara estaba desconcertado. “Si se enterase de que fuimos a los recreativos para conseguir los snacks, seguro que se enfada un montón.” “En ese caso vale. No quiero que Aka-chin me regañe.” Murasakibara aceptó inmediatamente. Momoi y Kise no pudieron evitar aplaudir mientras veían aliviaidos que Kuroko era bueno convenciendo a la gente. “Bien, pues todo lo que pasó hoy será un secreto entre los seis.” “Eso es, un secreto...” Dijo dulcemente Momoi, muy contenta. Kuroko le dedicó una cálida sonrisa y le dijo a Momoi: “Aunque no hayamos podido cumplir lo que le prometimos a Akashi... Hoy me lo he pasado muy bien.” Esa cálida pero frágil sonrisa, quedaría grabada para siempre en el corazón de Momoi. - Unos meses más tarde. Cada uno de ellos experimentó un cambio. Empezó con el florecimiento repentino del talento de Aomine. Lo que una vez los había unido firmemente, empezó a desaparecer poco a poco y en silencio. (4) Misdirection hace referencia a la habilidad de desviar la atención sobre uno mismo. No hay término propio para eso en castellano, por eso prefiero dejar el término inglés.


2nd GAME: El Libro Blanco de la Juventud ~Las Vacaciones de Verano aún no han terminado~


Parte 1


Acompañados de un gran ruido, lo que habían estado buscando durante los últimos 40 minutos entró en la canasta, sacudiendo la red. Al mismo tiempo, el silbato que indicaba el final de la competición sonó. 98 a 110. El torneo del caluroso verano había terminado. Pero su verano aún no había terminado. - ¿Sabes cuáles son las tres claves de todas vacaciones de verano? La repentina pregunta hizo que Kise se detuviera cuando se disponía a coger su uniforme de su taquilla. “¿Tres claves? ¿Qué quieres decir? ¿Es un acertijo?” Preguntó Kise al que lanzó la primera pregunta, Moriyama Yoshitaka. Estaban en el vestuario masculino del pabellón de baloncesto del Instituto Kaijou. Había pasado una semana desde el partido contra Touou en los cuartos de finales del torneo interescolar. Después del partido, el equipo de baloncesto del instituto Kaijou recompuso sus emociones y volvió al entrenamiento diario. No importaba si habían ganado o perdido. El tiempo ponía a cada uno en su lugar y para ganar el próximo partido lo único que podían hacer era trabajar duro en cada entrenamiento. Tras finalizar el duro entrenamiento diario, Kise estaba a punto de cambiarse cuando escuchó aquella pregunta. Kise estaba esperando a que Moriyama contestase, pero no esperaba que dicha persona empezase a echarse desodorante alegremente evitando contestar. “Hey, hey, ¿Moriyama-senpai? No dejes la adivinanza a medias.” “No es ninguna adivinanza. Es un principio universal.” Después de echarse el desodorante, Moriyama contestó mientras se atusaba su pelo recién teñido. Kise estaba confuso. “¿Principio? ¿Las tres claves de las vacaciones de verano?” “Eso es. Los tres elementos que existen para enriquecer las vacaciones de verano. Fuegos artificiales, Yukata y pruebas de valor.” “.......” Al final, todo lo que quería decir Moriyama era eso. Kise no tenía nada que decir. En cualquier caso, Moriyama le ignoró y continuó: “De todos modos, estos tres elementos clave tienen un requisito muy importante. ¿Sabes de qué se trata?” “No, no tengo ni idea...” Aunque Kise realmente querría haber seguido con ‘...de lo que estás hablando’, en el equipo de baloncesto le daban una gran importancia a la jerarquía entre miembros, por lo que no podía ignorar por completo las palabras de un veterano. “El requisito fundamental e imprescindible para estas tres claves del verano son... ¡chicas guapas!” Moriyama parecía estar muy seguro de ese punto. Aunque no lo dijo con un tono elevado, si parecía bastante resuelto. “Si no conseguimos aprovechar estas vacaciones, entonces no podremos dar por terminado nuestro verano. ¿Verdad, Kise?” “...probablemente no.” Tenía el presentimiento de que eso no iba a terminar nada bien. Kise se puso su ropa rápidamente. De repente, le cogieron del brazo justo cuando iba a empezar a abrocharse los botones de la camisa blanca que acababa de ponerse. Kise se asustó y se giró para ver que quien le había sujetado era Hayakawa Mitsuhiro, de segundo año. Hayakawa, que tenía una expresión seria, puso algo en la mano de Kise. “¿Q-Qué es esto?” Kise miraba lo que le habían puesto en la mano. Lo que le había dado Hayakawa era un bote de desodorante. En el bote, había una etiqueta que ponía ‘Desodorante (aromas cítricos)’. “Según mi investigación online, las chicas no rechazarán a los chicos con un aroma a cítrico.” Moriyama lo dijo confiado, mientras miraba a un confundido Kise. Podía olerse un ligero rastro a jabón y cítrico en Moriyama. Parecía que el desodorante que había utilizado era el que tenía él ahora en la mano. No, no era sólo Moriyama... Hayakawa  también olía igual. (¿¡Qué está pasando aquí!?) Rodeado por dos tíos que parecían obsesionados de repente con el olor a cítrico, Kise se quedó sin palabras. Hayakawa agarró de repente la mano de Kise que no sujetaba el spray y la levantó tanto como pudo. “Hey, ¿¡Hayakawa-senpai!?” “¡Vamos allá! ¡P(r)imero vamos a (r)ociar(l)e un poco!” ((este personaje pronuncia mal las L-R en japonés)) “¿¡Qué!? ¡Qué estáis diciendo! Además, senpai, ¿podrías no pronunciar solo palabras sueltas? ¡Parece que estáis hablando en clave!” “¡A ve(r) si most(r)amos un poco de tacto! ¡Tú no (l)o entiendes!” “¡Pues no, no lo entiendo en absoluto!” Al ver que Kise estaba luchando desesperadamente para resistirse, Moriyama dejó a un lado su corazón por el bien de Kise y sacudió su cabeza, tomó el spray de antes y le roció toda la espalda a Kise. “¡Aaaaaaaah! Hey, ¿¡qué hacéis!? ¿Mm? ¿¡Cómo hemos llegado a esto!?” “En resumen, ¡vamos a ir a ligar con algunas chicas!” Kise tragó saliva con los ojos como platos. - Después de que el sol se ocultase, unos cuantos chicos altos se reunieron en la entrada del instituto. No era necesario decir, como bien habréis supuesto, que se trataba de los titulares del equipo de baloncesto del instituto Kaijou. Al ver que todos habían acudido, Moriyama asintió en señal de satisfacción, y dijo sonriendo: “Perfecto, ahora ¡a buscar algunas chicas!” “Oye, ¡espera un momento!” “¿Qué pasa, Kasamatsu?” Moriyama, que ya había iniciado la marcha, retrocedió y se giró hacia Kasamatsu Yukio. “¿¡Por qué tengo que acompañaros para hacer algo así!?” Miraba descontento a Moriyama. Él también desprendía cierto olor a cítricos. Al igual que Kise, él también había sufrido de la emboscada del desodorante. Pero al contrario que Kise, él fue convocado a la entrada del instituto sin saber la razón hasta que la nombraron unos instantes antes. Kasamatsu miraba a Moriyama con cara de ‘Estoy de mala leche’. Moriyama replicó con una expresión natural: “Porque en internet decían que cuanta más gente, mayor era la probabilidad de éxito a la hora de buscar chicas.” “¡En serio, chicos!” Kasamatsu estaba a punto de protestar más, pero fue interrumpido por la voz entusiasmada de Hayakawa. “¡Sí! ¡Me esfo(r)zaré a(l) máximo, Mo(r)iyama-senpai!” “Mmm, necesitas contenerte un poco.” “¿¡Qué quie(r)es deci(r), Mo(ri)yama-senpai!? Estoy a tope.” “Oye, ¿¡queréis escucharme!?” El irritable Kasamatsu estuvo a punto de sacudirles un par de veces con un habitual puño de hierro, pero alguien retuvo su mano amablemente. “Vamos, relájate un poco. Salir de vez en cuando a hacer el tonto no es mala idea.” “Kobori...” El más tranquilo de los titulares, Kobori, soltó la mano de Kasamatsu y le dedicó una sonrisa irónica: “Además, si a Hayakawa se le va de las manos, será más fácil controlarle si tú estás cerca.” “¡Eso es...!” Como era de esperar de la persona más sensible del equipo. Como lo que había dicho Kobori tenía sentido, Kasamatsu tuvo que aceptar a regañadientes el unirse al grupo ‘busca ligues’. Kise aprovechó la ocasión para decir “Um, ¿puedo irme ya a casa?” y acabó recibiendo una mirada penetrante de Kasamatsu, mientras decía “¿Quieres escaparte de esta tú solo? ¡Ni hablar!”. Al final Kise sólo pudo rendirse... “No, no importa. No he dicho nada... Y así, el grupo partió hacia la estación. De acuerdo con el trabajo de investigación online de Moriyama, el lugar frente a la estación era la Tierra Sagrada de los buscadores de chicas. Aunque ya era de noche, el calor abrasador del verano aún se hacía notar. Mientras se abanicaba con el cuello de la camisa para darse aire, Kise se acercó a Kobori, que andaba a su lado. “Nunca pensé que Kobori-senpai también estaría interesado en estas cosas.” “Tampoco es que pueda decirse que esté interesado...” Kobori miraba a Kasamatsu y los otros, que caminaban delante de ellos. Kasamatsu le repetía constantemente a Moriyama y Hayakawa: “¡Yo no quería venir! ¡Sólo estoy aquí para acompañaros!” Kobori sonrió y dijo de modo que sólo Kise pudiera escucharle: “Aunque la excusa sea la de aprovechar el verano y ligar con algunas chicas todos juntos, creo que todo esto se debe a que Moriyama está preocupado por Kasamatsu.” “¿Eh? ¿Preocupado?” Kobori asintió. Kasamatsu y los otros no notaron que los dos estaban hablando justo detrás de ellos. “El partido contra Touou fue hace sólo una semana, pero Kasamatsu ya lo ha superado y se está preparando para la Winter Cup.” “Menuda fuerza de voluntad. Realmente le admiro.” “Moriyama... está preocupado por si se está forzando demasiado a sí mismo.” “¿Qué?” “Kasamatsu sabe muy bien por qué le nombraron capitán. También entiende que, como capitán, puede influir a las personas que le rodean. Por eso siempre deja sus sentimientos a un lado mientras trata de cumplir desesperadamente con sus obligaciones. Pero si se fuerza demasiado, llegará el día en el que no podrá soportarlo más. Por eso, para no dejar que ceda a la presión, es necesario que descanse de vez en cuando.” “Vaya....” Kise dirigió su mirada a los tres que caminaban delante de él. Kasamatsu seguía insistiendo con lo mismo a Moriyama y Hayakawa. En un principio, Kise no estaba interesado para nada en formar parte del grupo, pero después de saber que todo era para que Kasamatsu se relajara, no se opuso más a la idea. (Pasar un día así en las vacaciones de verano tampoco es mala idea.) En secreto, Kise cada vez estaba más ilusionado con la idea. - El grupo finalmente alcanzó el lugar sagrado del que hablaba Moriyama: el sitio enfrente de la estación. Como se esperaba de la tierra prometida, había muchísima gente yendo y viniendo del lugar, y entre ella, muchas eran chicas de la edad de Kise y los demás. “Bueno.... ¿y ahora cómo lo hacemos?” Kasamatsu le preguntó a Moriyama, algo nervioso. Moriyama entrecerró sus ya de por si estrechos ojos y dijo: “Tú sólo mira y aprende.” Viendo la confianza de Moriyama, todos soltaron un ‘wow~’ de admiración. Hayakawa miraba a Moriyama con los ojos brillantes: “¡Mo(r)iyama-senpai, ¿¡cuánta expe(r)iencia tienes conquistando chicas!?!” “Sólo una vez.” Moriyama jugueteaba con su flequillo mientras ponía una sonrisa poco convencida. “¿Una vez?” Kise, Kasamatsu y Kobori se quedaron petrificados. “Y esa vez... ¿lo conseguiste?” “Aquel inesperado encuentro lamentablemente acabó...” Al escuchar la pregunta de Kise, Moriyama miró al horizonte mientras recordaba. “Nunca olvidaré aquel momento en toda mi vida. Fue hace una semana... Después del partido, fui a hablar con una chica de las gradas, tercera fila, primer asiento.” “¿Hace una semana? ¿No fue durante nuestro partido contra Touou? ¡Serás desgraciado! ¿Qué estabas haciendo después del partido?” Kasamatsu empezó a echarle la bronca agitadamente. Moriyama continuó sin inmutarse: “Nuestro encuentro duró sólo un instante. Aunque le dije unas palabras, no llegamos a entablar conversación y así, se marchó de mi lado.” “Vamos, que todo lo que hiciste fue decirle algo y ella ni siquiera te contestó.” Analizó tranquilamente Kise. Moriyama, aún impasible, continuó su historia:  “En aquel momento pensé que no podía quedarme de brazos cruzados esperando a que se produjera nuestro siguiente encuentro. Tenía que aprender a conquistar a las chicas por mí mismo... Cierto, ¡conquistar una mujer es un brillante camino que todos debemos recorrer! Desde entonces, noche tras noche... ¡he estado desarrollando técnicas de conquista hasta haberlas dominado! ¡Esta es una oportunidad perfecta para enfrentarse a la realidad!” “¡Entonces ve tú solo!” Kise, que estaba detrás del furioso Kasamatsu, seguía sin poder articular palabra. (Kobori-senpai, ¡eres demasiado inocente! ¡Moriyama-san nos llamó a todos porque realmente quería conquistar alguna chica!) Kobori era el cebo de Moriyama-senpai. Después de la bronca de Kasamatsu, Moriyama echó un vistazo de desaprobación y dijo: “Si tratáis de conquistar a una chica, entonces seréis capaces de apreciar su belleza.” Y después, ordenó: “En cualquier caso sea, Kobori, tú vas primero.” - Sin traicionar las expectativas de Kise, Kobori sufrió una derrota aplastante. Estaban animando a Kobori escondidos, sentados al otro lado de una fuente. Cuando Kobori regresó, con la cara roja del pánico y la vergüenza, todos le animaron cálidamente. “Kobo(r)i-senpai, ¡me has inspi(r)ado¡ ¡Así es como se conquista a una chica!” Le dijo animadamente Hayakawa, que parecía estar profundamente conmovido, a Kobori. Escuchando los ánimos de Hayakawa, Kobori, que en un principio pensaba que ir a ligar era muy problemático, no necesitó nada más. Se sentó rápidamente en la valla de la fuente: “Que alguien cave una fosa para poder enterrarme...” Agarrándose la cabeza gacha, su voz aún temblaba ligeramente de vergüenza. “K-Kobori, ¿estás bien?” Kobori movió la cabeza al oír a Kasamatsu. “Kobori-senpai... Es cierto, ¿sentiste que podrías haber triunfado?” Las palabras de Kise dejaron momentáneamente paralizado a Kobori. Después de unos instantes de silencio, dijo en voz baja: “No... Pero porque yo pensaba que todo esto era sólo para animar a Kasamatsu y...” “¿¡No estás siendo demasiado honesto!? ¿¡No has oído lo que dijo Moriyama antes!? Y además, hoy en día ni siquiera en las telenovelas escucharías eso de ‘¿Quiere tomar una taza de te, señorita?’ ¿¡De dónde te has sacado eso!?” “¡¡Es la única que me sé!!” Kobori volvió a sujetarse la cabeza. “Después de oírme decir eso, la chica empezó a reírse.... ¿Por qué las chicas son tan crueles...?” “Aquí el único cruel es Moriyama-senpai.” “No, no, el cruel es el mundo que no puede entender la pureza de este joven atleta.” Moriyama respondió tranquilamente mientras le ponía la mano en el hombro a Hayakawa. “Hayakawa, es tu turno.” “¡Comp(r)endido! ¡Ahí voy!” Por alguna razón, Hayakawa saludó a lo militar, y dejó la fuente. - “¡Imposib(l)e!” “¡Qué velocidad!” Después de un minuto, Hayakawa volvió con energía pese a haber sufrido una derrota aplastante. “¡Según hab(l)e con e(l)(l)a escapó con una exp(r)esión (r)a(r)a!” “¡No me extraña! Después de oír a alguien decir de repente ‘¿Quie(r)es veni(r) a ve(r) mi p(r)óximo pa(r)tido? ¡Po(r) favo(r) ven a anima(r)me!’ ¡¡Cualquiera habría salido por patas!!” Le soltó Kise. Kasamatsu continuó: “Además, ¿por qué has ido justo a por la chica que acababa de rechazar a Kobori?” “¡Po(r)que yo siemp(r)e me enca(r)go de los (r)ebotes!” “¡Eso no tiene nada que ver con esto!” Al escuchar el rugido de Kasamatsu, Moriyama le dio unos golpecitos en el hombro con una mirada de satisfacción. “¿Conocéis ya las alegrías de ligar?” “¿¡Estás ciego!?” Moriyama movió su cabeza mientras Kasamatsu le contestaba y dijo: “Parece que aún no os habéis dado cuenta... Bien, esta vez es mi turno.” “¡Deberías haber ido tú el primero!” “Hah, no digas esas cosas, Kasamatsu. Mira con atención. Definitivamente lo voy a conseguir, y os dejaré comprender el verdadero significado de las tres claves de las vacaciones de verano.” Después de eso, Moriyama dejó la fuente bruscamente. “¡Buena sue(r)te, Mo(r)iyama-senpai! ¡Obse(r)varé cuidadosamente  y ap(r)ende(r)é!”  Hayakawa animó ruidosamente a Moriyama mientras se marchaba. Kise, que estaba a su lado, le preguntó a Kasamatsu: “Ya me había dado cuenta de esto antes pero, aunque no pueda compararse conmigo, Moriyama-senpai también puede considerarse atractivo. ¿Cómo es que no tiene novia?” “No estarás fanfarroneando por casualidad, ¿no?” Zas, Kasamatsu le dio un pisotón a Kise. “¡¡Uffff!! Lo siento...” Kise se disculpó mientras trataba de contener el dolor. Entonces, Kasamatsu dijo: “Hay un motivo por el que Moriyama no tiene novia. Es de ahí de donde proviene su otro nombre.” “¿Eh? ¿Qué otro nombre?” “Lo entenderás todo después de mirar.” Kasamatsu centró su visión en Moriyama, que en ese momento estaba intentando ligar con una chica. - Después de unos minutos, Kise finalmente entendió lo que había querido decir Kasamatsu. Mientras volvía solo hacia la fuente, Moriyama inclinó su cabeza pensativo. “¡Qué raro...! Estaba claro que a media conversación la atmósfera aún era muy buena. ¿Será cierto entonces que no hay manera en que un chico y una chica puedan comunicarse?” “¡Aquí el único incapaz de comunicarse eres tú, Moriyama-senpai! ¿¡Qué estabas haciendo!?” Moriyama respondió tranquilamente cuando Kise acabó de gritar. “Esa era mi técnica de ligoteo propia, formada a partir de mis hábitos personales y sus contramedidas. Lo primero es alabar al objetivo como si fuera una flor, así conseguirás que baje la guardia.” “Mm, tus alabanzas pueden dejarle a uno sin aliento. Ser capaz de halagar a alguien que acabas de conocer hasta ese extremo... Moriyama, realmente eres una buena persona.” Asintió Kobori mientras lanzaba un profundo suspiro. “Kobori-senpai, ¿cómo puedes pensar que Moriyama-senpai es una buena persona? ¡Te están engañando! ¡Definitivamente te están engañando!  ¿¡Cómo puedes no pensar en la barbaridad que ha dicho al final Moriyama-senpai!?” Al escuchar las quejas de Kise, Moriyama se encogió de hombros, confundido. “¿En qué momento dije una barbaridad? Sólo le dije ‘nuestro encuentro debe estar predestinado’, ¿no?” “¡No te paraste ahí! ‘Tal es el destino que no podemos controlar. Siento que si dejase escapar tu mano ahora, nunca sería capaz de encontrarte de nuevo. Este es en un encuentro predestinado. Nunca te dejaré marchar’ ¿¡No le dijiste todo eso también!?” “¿Y qué tiene de malo?” “¿¡Y todavía lo preguntas!? ¡Que esto no es una clase de marketing! ¡¡Lo que hiciste fue asustar a aquella chica!!” “¿En serio? Qué extraño... Leí en internet que las chicas son débiles respecto a los ‘encuentros predestinados’...” “¿¡Y tanto te fías de lo que lees en internet!?” Le espetó Kise antes de dar un gran suspiro. Kasamatsu le dio una palmadita en el hombro y reconfortó a Kise, diciendo: “Al menos ahora puedes entenderlo. Moriyama es el tipo de persona que recorrería un sendero oscuro hasta el final. Una vez que decide creer en algo, lo seguirá hasta el fin. Por eso le dieron el nombre de ‘El guaperas patético’.” “Es realmente patético...” Kise encogió sus hombros inconsolable. Tras el ‘penoso chico guapo’, el grupo de ligue contaba sus encuentros por derrotas. Su porcentaje de victorias era del cero por ciento. “Deberíamos ganar al menos un asalto.” Moriyama miró a Kise y a Kasamatsu, que estaban sentados en la valla de la fuente. “¡Y-Yo no voy! ¡¡S-Sólo he venido para vigilaros, no para ligar con nadie!!” Kasamatsu rápidamente movió su cabeza mientras meneaba sus manos para mostrar su rechazo. Kise, que estaba sentado a su lado, levantó la mano y dijo: “Creo que... aunque no consigamos ligarnos a ninguna chica, puedo organizar una fiesta con chicas. ¿Os parecería bien? Durante el partido contra Touou, Moriyama-senpai también me dijo que...” “No puedes hacer eso.” Moriyama lo rechazó inmediatamente. “Lo que dije aquella vez es que si ganábamos me presentarías a alguna chica. Necesitas diferenciar claramente entre ganar y perder.” “Diferenciar claramente...” Al escucharle, Kise no tuvo nada que objetar. Moriyama asintió para sí mismo y dijo: “Así que ahora dependemos de ti. Tienes que traer la victoria para el equipo. Te estaremos vigilando.” - Cargando con las expectativas de todo el equipo, Kise dejó la fuente. Había un montón de chicas delante suya. Todas ellas miraban disimuladamente a Kise y trataban de cruzarse por delante suya. Además de ser jugador de baloncesto, Kise también era modelo. Por eso, siempre eran las chicas las que se acercaban a él primero; esta era la primera vez en su vida que era él quien debía tomar la iniciativa. (¿Cómo me entraron la última vez?) Sus recuerdos no estaban nada claros. Sólo recordaba que aunque llegasen de cualquier manera, él siempre encontraba un motivo para rechazarlas. (No... lo importante no es como ligar, sino con quien.) Moriyama dijo que lo importante era buscar y localizar un objetivo antes de atacar. Algo tan aparentemente usual no podría ser inútil. El problema era a quien elegir. Kise observaba a la gente que estaba en aquel lugar y se dio cuenta de algo un poco raro. (De alguna manera... esas chicas que tengo enfrente, ¿no son las mismas desde hace un buen rato?) Para confirmar sus sospechas, Kise tomó un punto de referencia. En ese momento, un par de chicas andaban delante de Kise y una de ellas llevaba una horquilla rosa, haciendo que fuera fácil recordarla. Para no dejar que Kise se percatase, las chicas le iban lanzando miraditas. Después de sobrepasar a Kise y llegar a uno de los extremos del lugar, siguieron por el borde y volvieron por donde habían venido. “En serio...” La chica de la horquilla rosa tenía una expresión de indiferencia en la cara y de nuevo andaba por delante de un aturdido Kise. Entonces, llegaron de nuevo al otro borde y regresaron una vez más. Y además parecía que otras chicas estaban haciendo lo mismo. Ese era la extraña sensación que tuvo antes. Kise trató de sobreponerse a su confusión y pensó en un plan. No hace falta decir que fue un plan absurdo. (Imposible, pero en cualquier caso, no puedo hacer algo así, ¿verdad...?) Aunque eso fue lo que pensó, Kise extendió su índice derecho hacia delante. Entonces dijo: “La persona a la que apunte, esa será. ¿Quiere alguien tomarse una taza de té conmigo?” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.”, “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.” “Yo.”, “Yo.” “¡¡Basta, basta, basta!! ¡¡Ya vale!! ¡Podéis compartirme! Hey, ¡No me agarréis el dedo!” Kise gemía, rodeado de chicas por todas partes. - Al final, como era imposible llevar a tanta gente a tomar algo, Kise eligió a cinco de ellas y se fue con el resto del equipo a un restaurante familiar cercano. “Esto parece... una cita en grupo.” Dijo Kobori en bajito mientras se sentaba. “Sabía que lo conseguirías.” Al ver la amplia sonrisa de Moriyama, Kise no puedo evitar preguntar: “U-Um... ¿No era tu intención seguir intentándolo hasta que el resultado estuviera claro, Moriyama-senpai?” “¿No crees que en ocasiones las oportunidades simplemente le llegan a uno, Kise?” Al final, viendo lo encantado que estaba Moriyama con la situación, Kise no tuvo más remedio que sonreír. Por cierto, todas las chicas habían dejado ya sus asientos. Después de que todo el mundo pidiera las bebidas, las chicas dijeron “Por favor, disculpadnos un momento...” y se fueron todas al baño. Probablemente estaban retocándose el maquillaje o algo. Mientras se bebían el té helado, Kise miró por casualidad hacia Kasamatsu y acabó escupiendo todo lo que tenía en la boca, como un aspersor. “¿¡S-Senpai!?” “¿Q.... Q-Q-Q-Qué pasa?” Casi se podía escuchar un chirrido cuando Kasamatsu se giró para mirar a Kise. Su cuerpo estaba completamente rígido en el asiento. “¡Debería ser yo el que preguntase ‘¿Qué pasa?’! ¿¡Te encuentras bien!?” “S-Sí, nada de qué preocuparse...” Kasamatsu era como un robot que se estaba quedando sin aceite y levantó rígidamente su vaso de café con hielo. De todos modos, sus manos estaban tan temblorosas que el café y los cubos de hielo empezaron a caer del vaso. “¡Hey, hey! ¿¡Pero qué...!? ¡Cálmate, senpai! ¡El vaso! ¡Deja el vaso en la mesa! ¡Deja que lo limpie!” Kise cogió una toallita húmeda para limpiar la mesa mientras Hayakawa retiró el hielo, envolviéndolo de alguna manera con otra toallita. “Senpai, ¿qué te pasa?” El que contestó a Kise fue Kobori. “Kasamatsu no ha hablado nunca con una chica.” Kasamatsu hundió su cabeza. O quizá simplemente quería inclinar su cabeza para asentir. “¿Que nunca ha hablado con una chica? Pero... ¿no ha tenido un montón de oportunidades de hablar con las chicas de nuestra clase?” “Según todo lo que he averiguado de él, desde que entró a secundaria hasta hoy, sólo ha pronunciado ‘Mm’ y ‘No’ cuando ha hablado con chicas.” “¿Pero puede considerarse eso como ‘hablar’ con ellas?” “En cualquier caso, eso no es decir demasiado. Por eso, cuando tiene que hablar con alguna de repente, se pone muy nervioso.” “Senpai... Estoy a punto de (l)(l)o(r)a(r).” Al oír las explicaciones de Kobori, el directo Hayakawa ya había empezado a soltar alguna lágrima. Probablemente eso fuera lo que hizo que Kasamatsu no pudiera soportarlo más. Se repuso y le dio un golpe a Hayakawa en la cabeza. “¡N-No estoy asustado ni nada de eso! Soy un hombre... Hoy, definitivamente... ¡c-conseguiré hablar normalmente con ellas!” Kasamatsu, que al menos ahora era capaz de hablar con normalidad, estaba completamente rojo. En cualquier caso, pese a lo que había dicho, era bastante evidente que sólo se trataba de un arranque de valentía. Respiró profundamente y dijo un suave ‘¡Vamos!’. Fue muy enérgico. Precisamente por ser tan enérgico, los demás, que le estaban mirando, empezaron a mostrarse intranquilos. “Bueno Kasamatsu, entonces... ¿cuál te gusta?” La persona más nerviosa número uno, Kasamatsu, escuchó la pregunta de la persona más nerviosa número dos, Moriyama. “Pues, la... la que está más a la derecha...” Por alguna razón, Kasamatsu se avergonzó de nuevo, inclinó su cabeza y lo pronunció tímidamente. Pero Moriyama consiguió entenderle. “¿La de la derecha? ...¡Ah! La que está bien desarrollada. Ya veo, así que a Kasamatsu le gustan las que tienen un buen par de pechos.” “¿¡U-Un buen par...!? Oye, ¡no puedes decirlo así!” “Pero no puedes evitar afrontar la verdad. Y lo más importante, parece del tipo con el que se puede hablar tranquilamente.” Si hubiera sido en una situación más normal, Kasamatsu le habría replicado con un ‘Como si necesitara que tú me lo dijeras.’, pero estaba dispuesto a dejarlo pasar por hoy. Después de pensar unos instantes, llamó a Kise. “Kise...” “¿Qué pasa?” Kasamatsu miró al otro lado de la mesa, donde se sentarían las chicas cuando regresaran, y preguntó: “C-Cuando hablas con una chica, c-... ¿C-Cuál es un buen tema de conversación?” “¿Qué...? Pues temas normales.” “¿¡Y cuál es uno de esos temas normales!?” “¿¡Ni siquiera sabes eso!? Mmm, déjame pensar, por ejemplo... ¡Sí! ¡Igual que Moriyama-senpai, puedes halagarla diciéndole lo guapa que está y ese tipo de cosas! ¡Además, en algunas ocasiones, puedes decir algo interesante!” “¿Elogiar...? ¿Algo interesante...?” El cerebro de Kasamatsu empezó a procesar a toda velocidad. “Perdonad, os hemos hecho esperar un buen rato.”  Las chicas justo volvían del baño en ese mismo momento. (¡E-Estas chicas también vienen bien preparadas...!) Kise abrió los ojos cuando vio regresar a las chicas. Un lápiz de ojos muy delicado. Finas pestañas postizas. Pelo largo y rizado. Un brillo de labios muy bien aplicado. Además, iban tratando de lucir las tetas deliberadamente. En comparación a antes de que se marchasen al baño, el nivel había subido una barbaridad. “Ah, ya habéis recogido las bebidas. Iremos a por las nuestras.” Las chicas hablaban mientras iban a por sus bebidas. De todos modos, Kasamatsu no les estaba prestando atención. Su mente estaba ocupada sólo con esas palabras. (Halágala. Hazla reír. Halágala. Hazla reír. Halágala. Hazla reír...) Finalmente, las chicas volvieron a sus asientos con sus bebidas y propusieron ‘¡Vamos a hacer un brindis!’. “¿Quién se ocupa de gritar ‘kanpai’?” ((kanpai es lo que dicen en japón al hacer un brindis, como por ejemplo aquí decimos “chin chin”)) La chica que estaba sentada enfrente de Kise le estaba echando miradas muy seductoras. En cualquier caso, el que las estaba recibiendo provenía de un lugar donde la jerarquía tenía una importancia muy grande. Kise miraba directamente a Kasamatsu: “Entonces dejemos que sea Kasamatsu-senpai...” Después de decirlo, Kise tuvo de repente un mal presentimiento, pero ya era demasiado tarde. Kasamatsu levantó su vaso. En esta ocasión, la mano que asía el vaso no temblaba nada en absoluto. Kise, que estaba preocupado de que entrara en estado de pánico de nuevo, se tranquilizó mucho al ver eso. (Como esperaba del senpai. ¡En los momentos críticos siempre es de fiar!) Kise miró a Kasamatsu con completa confianza. Pero en realidad, el hecho era que Kasamatsu estaba tan nervioso que era incapaz hasta de temblar. En su mente seguían resonando las mismas palabras. (Halágala. Hazla reír. Halágala. Hazla reír. Halágala. Hazla reír...) Se levantó, mirando a las chicas que tenía delante por primera vez. Las chicas, que tendrían una edad que rondaba la suya, le sonrieron. (Halágala. Hazla reír. Halágala. Hazla reír. Halágala. Hazla reír...) Kasamatsu sujetó el vaso con más fuerza. (Halágala. Hazla reír. Halágala. Hazla reír. Halágala. Hazla reír...) Mientras estaba de pie, Kasamatsu podía ver por dentro del escote de las chicas... (¡Hazlas reír!) Levantó el vaso y dijo gritando: “B-Bueno, pues... ¡¡Oppai!!” ((termino japones que alude a las tetas grandes)) La última sílaba sonó ligeramente quebrada. En cualquier caso, nadie se atrevió a decirle nada. Con esto empezó aquella inolvidable cita del verano y también la posterior e inevitable despedida. Y así, le dieron la bienvenida al final de otro día de su verano.


3rd GAME: ¿La Mayor Crisis del Equipo de Baloncesto del Instituto Seirin?


Parte 1


Sobre esta persona, Kiyoshi Teppei, Hyuuga Junpei comentó una vez: “Es un tío raro.” Todo lo que hacía tenía un halo extraño. Ese era Kiyoshi Teppei. Esto ocurrió un día del nuevo semestre, después de que Kiyoshi se reincorporase al equipo de baloncesto de Seirin. Era la primera vez que Kiyoshi llegaba cuando el entrenamiento estaba a punto de empezar y según llegó, comenzó a rebuscar inmediatamente en su taquilla. Hyuuga, que también se encontraba en el vestuario, no se interesó en absoluto por lo que estaba pasando. Hiciera lo que hiciera, era un tío raro. Andar sorprendiéndose por todo lo que hacía sería agotador. Dejando a Kiyoshi sin saber que hacer, Hyuuga se cambió su camiseta por la de entrenamiento y se dispuso a marcharse. En ese momento: “Espera, Hyuuga.” Kiyoshi le llamó. Miró a Hyuuga con una cara muy seria. De todos modos, por su propia experiencia, sabía que después de poner esa cara tan seria vendría algo que le dejaría con la boca abierta. Hyuuga estaba cansado ya de eso ‘Me pone de los nervios. ¿Podría dejar de actuar así?’ “¿Qué pasa?” Kiyoshi mantenía aún su semblante serio. “Creo que he perdido la cartera.” “Vaya... Pues acércate al consejo de estudiantes y rellena un informe de objetos perdidos ¡y además no cuentes conmigo para que te deje dinero!” “¡Eres increíble Hyuuga! ¡Has sido capaz de decir todo eso del tirón!” “Necesito emplear esa velocidad cuando hablo contigo, si no estaría perdiendo mi tiempo. Bueno, voy tirando.” “Espera, esto también te afecta.” “¿Eh?” Hyuuga, que casi estaba saliendo ya por la puerta, se dio la vuelta. Se mostraba escéptico. “¿Qué tengo que ver yo con tu cartera?” “Llevaba dinero en la cartera.” “No me digas.” “El dinero no era mío.” “¿A qué te refieres? Si el dinero no era tuyo, ¿entonces de quién era?” “Eran los fondos del club.” “¿Del club? Ah, el dinero del club... ¿Eh?” Cuando Hyuuga finalmente pudo analizar lo que había dicho, se quedó congelado. (Hey, espera un momento. Este tío acaba de decir algo muy importante...) La mala premonición que Hyuuga estaba teniendo hizo que comenzase a sudar. Generalmente, ese tipo de premonición significaba que iba a pasar algo terrible. “Ayer le entregaron a Riko la asignación de fondos de este semestre para el club de baloncesto. Riko dijo ‘Llévalo tú’ y me dio todo el dinero. Entonces, lo guardé en mi cartera y...” “¿¡Y la has perdido!?” Preguntó inmediatamente Hyuuga, interrumpiendo a Kiyoshi. “Mmmm, probablemente.” Kiyoshi contestó muy serio. Hyuuga cogió una toalla que tenía a mano y se la tiró a la cara. Antes de que Kiyoshi pudiera esquivarla pudo oír a Hyuuga rugiendo. “¡Y me sueltas un ‘probablemente’! ¿¡Eso qué es!? ¿¡Pero qué has hecho!?” “Pues perder mi cartera.” “¡¡No necesitaba que me contestaras!! Sin ese dinero no podremos cambiar las canastas, ni pagar los uniformes, ¡nada de nada!” “Eso parece.” “’Eso parece’, ¡serás idiota! ¡Y encima lo dices tan tranquilo! Argh... ¡manda a todos a buscarla! ¡¡Me da igual si tienes que andar cavando por todo el instituto, pero encuéntrala!!” “Por favor, espera un momento.” “¡Esto no puede esperar! Eh... ¡¡Aaaaaaahhh!!” Hyuuga gritó sorprendido cuando miró detrás de él. Supuestamente estaban los dos solos en el vestuario, pero de repente sonó una tercera voz. “He oído lo que decíais. Tengo una idea.” La tercera persona en cuestión era Kuroko Tetsuya. Llamaba tan poco la atención que ni siquiera habían reparado en que estaba allí. “Kuroko, ¿¡cuánto tiempo llevas aquí!?” Hyuuga se puso la mano en el pecho, tratando de calmar los latidos desbocados de su corazón. “Llevo aquí desde el principio...” Kuroko se rascó la mejilla. “¿Has dicho que tenías una idea? ¿Cuál es?” Kiyoshi simplemente levantó una ceja tras la irrupción de Kuroko en la conversación y preguntó. “Kiyoshi-senpai ha perdido su cartera. En un caso como este hay que seguir un orden. Primero habría que ir a ver si alguien la encontró y la dejó en el consejo de estudiantes. Después habría que buscar en todos los sitios donde haya estado hoy Kiyoshi-senpai. Creo que así podremos encontrarla.” “Kuroko... ¿has comido algo raro hoy?” Era extraño oír a Kuroko hablar tanto y Hyuuga estaba tan sorprendido que se acercó dispuesto a ponerle la mano en la frente para comprobar su temperatura. “Estoy como siempre.” Kuroko seguía con su gesto inexpresivo mientras esquivaba a Hyuuga. Kiyoshi apoyó su brazo derecho sobre su mano izquierda, y se sujetó la barbilla con la mano derecha. Después de mirar un rato en silencio, asintió y miró a Kuroko. “Es cierto, seguir los pasos que ha dicho será lo mejor. Kuroko, eres impresionante, pareces un detective.” “Leo libros de detectives a menudo.” “¿¡En serio!? Entonces di esa frase que suelen decir los detectives.” “¿Cual?” Kuroko ladeó su cabeza sin comprender lo que decía. “Sí, esa.” Kiyoshi se giró hacia Hyuuga: “¡El criminal... eres tú!” “¿¡Pero qué estás diciendo!? ¡¡Serás idiota!!” Al ver a Kiyoshi señalándole amenazadoramente con el dedo, Hyuuga inmediatamente le tiró una zapatilla a la cabeza. “¡Ni se te ocurra bromear en un momento así! Bueno, en cualquier caso sigamos el plan de Kuroko y vamos a buscar.” Al escuchar las órdenes de Hyuuga, el detective a tiempo parcial y el tipo con una huella de zapatilla en la cara asintieron. El primer paso de la búsqueda, ir a preguntar al consejo de estudiantes, acabó por no darles ningún resultado. “La cartera de Kiyoshi no estaba allí. Además, el encargado del consejo de estudiantes dijo que nadie había llevado ninguna cartera desde en los últimos días.” Informó Koganei Shinji al regresar al gimnasio después de acudir a la sede del consejo de estudiantes. Hyuuga y los demás estaban esperando allí. “Entonces... la búsqueda de la cartera pasa a la fase dos.” Dijo Kuroko bajando la voz mientras repasaba unas notas. “¿Y esto qué es?” Kagami Taiga miraba las notas de Kuroko. Contenía una lista de lugares y horas. “Esto es un registro de lo que ha hecho Kiyoshi-senpai en todo el día. Necesitamos seguir estas notas para dirigir la búsqueda.” “Esto... ¿¡Tenemos que mirar en todos esos sitios!?” “Sí.” Kuroko le contestó conciso. Kagami se quedó de piedra. “Entonces dividámonos en grupos. Si nos separamos podremos buscar más rápido.” Sugirió Izuki Shun. En cualquier caso, Hyuuga negó con la cabeza. “No, iremos todos juntos. Las acciones de Kiyoshi son muy raras, ¡si vamos pocos no podremos de encontrarla!” “Yo creo que son bastante normales.” Dijo Kiyoshi con una ridícula sonrisa, sin mostrar rastro de vergüenza alguna en su cara. Al ver esa expresión tan bobalicona, los demás miembros del equipo sintieron un ligero escalofrío. La persona a la que Hyuuga llamaba rarito, Kiyoshi. Si tenían que seguir todo lo que había hecho aquel día... “Entonces... ¿Dónde vamos primero?” Le preguntó nervioso Koganei a Kuroko. “Primero tenemos que ir al lago que está detrás del edificio donde están las aulas.” “¿Lago? ¿Hay un lago allí?” Exclamó sorprendido Koganei. Mitobe Rinnosuke, que estaba a su lado, también parecía aturdido. Inmediatamente, Izuki dijo una de sus desconcertantes frases: “Ike ni ike!” ((“¡Vamos al lago!” – Izuki muchas veces utiliza estos juegos de palabras en japonés cuando habla)) El lugar que estaba detrás del edificio principal del instituto Seirin. Cuando los miembros del club de baloncesto llegaron allí no pudieron sino exclamar. “¿¡E-Esto es un lago!?” “¿Puede considerarse esto un lago...?” “Podríamos llamarlo charca...” Por supuesto, era imposible que hubiera un lago en un sitio como ese. Lo que tenían frente a ellos tenía el mismo tamaño que una piscina corta – un arrozal. De todos modos, aunque lo llamaran arrozal, lo único que había allí eran malas hierbas. Antiguamente lo utilizaban los del club de jardinería, pero después de que se disolviera el club, nadie se había ocupado de él. Ya nadie se acordaba siquiera de que existía. Ignorando la sorpresa de los miembros del equipo, Kiyoshi se acercó al lago... no, al arrozal, y se agachó. “Si miráis con atención hay pequeños peces en el agua. Descubrir este lugar y ver como trabajan tan duro para sobrevivir hace que en cierta medida a uno le entren ganas de animarles.” “E-Entonces... ¿vienes aquí todas las mañanas para darles de comer?” “Mmm, es muy divertido.” “¡¡Serás idiota!!” Con el enfado, Hyuuga le dio una patada en la espalda. Kiyoshi perdió el equilibrio. Intentó compensar con los brazos, como si estuviera nadando, pero al final.... Splash. Al final se cayó al campo de arroz abandonado. “¿Q-Qué haces? Mira, estoy empapado...” Kiyoshi utilizó sus manos para sostener su propio cuerpo y no caer por completo al agua, y se giró para quejarse, pero de repente se quedó callado. “En serio, ¿¡cómo puedes ser tan descuidado!? ¿¡Vienes a hacer el tonto a un sitio con agua como este llevando tanto dinero encima!? ¿¡Has pensado en algún momento que podrías haberte caído!?” Cuando Kiyoshi se dio la vuelta, Hyuga ya había empezado a quejarse sin parar mientras se quitaba los zapatos y los calcetines y se remangaba las mangas de la camiseta. “¿Hyuuga?” Kiyoshi se sorprendió al ver a Hyuuga actuar así. “Vamos, ¡no te quedes ahí pasmado, Kiyoshi! ¡Empieza a buscar en el agua!” Hyuuga también se metió en el campo de arroz. “Ya veo... si fuéramos unos pocos no podríamos busca en todo el campo...” Izuki sonrió y se descalzó para seguir a Hyuuga y buscar en el agua. Al ver esto, el resto de miembros del club también se metieron en el agua. Hyuuga mandó a los de primer año a buscar por los alrededores. Y así, comenzó la caza de la cartera. “Kiyoshi, ¿tu cartera tiene algún detalle en especial?” Preguntó Tsuchida Satoshi mientras apartaba unas hierbas del medio. “Es de nylon azul, con un estampado de Hanafuda(5). Ah, y también lleva un colgante de Buddha que compré en el viaje de fin de curso de secundaria que es bastante llamativo.” Al escuchar la respuesta de Kiyoshi, Tsuchida contestó “Okay, entendido.” y empezó a buscar en silencio. Así, todos buscaron durante unos quince minutos, descalzos en el barro. “¡Ah, esto es...!” Gritó Koganei de repente “¿¡La has encontrado!?” Todos le miraron. Koganei alzó felizmente lo que había encontrado. “¡Qué nostalgia! ¡Son esos rotuladores que cambiaban de color si los juntabas!” “¡¡Este no es el momento para andar con recuerdos de la infancia!!” Hyuga le arrebató el rotulador y lo tiró lo más lejos que pudo. “¡Mi rotuladoooooor!” Gimió Koganei dejando caer los brazos. Kiyoshi le reconfortó: “Vamos, no estés triste. No te preocupes. Todavía venden esos rotuladores.” “Ahora no es momento para hablar de esas cosas, ¿¡vale!?” Gritó Hyuuga. En ese momento regresaron Kuroko y los demás que habían estado buscando por los alrededores. “Senpai, no está por esta zona... No hemos encontrado nada parecido a una cartera.” “¿La habéis encontrado en el lago?” Al escuchar el informe de Kagami y Kuroko, Hyuuga suspiró y dijo: “Nosotros tampoco hemos encontrado nada aquí. Probablemente la perdió en otro sitio.” Hyuuga y los demás salieron del campo encharcado y decidieron ir al siguiente lugar. La tienda de comida. Recordando lo que habían pasado allí, todos los miembros del club se mordieron la lengua. “Kiyoshi... En la hora de la comida, ¿viniste aquí a comprar un bocadillo?” Preguntó directamente Koganei. Kiyoshi contestó alegremente: “Es que llevaba mucho tiempo sin comer el bocadillo de chuleta de cerdo y... Ese bocadillo.” “¿¡Por qué no acabas de decir el nombre del bocadillo!?” Al escuchar a Koganei, Izuki dijo: “Te estás centrando en lo que no es.” “C-Con una muchedumbre así, y te atreviste... a llevar encima todo el dinero...” Kagami no pudo evitar morderse los labios. En el pasado fue testigo, e incluso sintió en sus propias carnes la brutal lucha que se producía para conseguir aquel bocadillo especial. Nunca habría pensado que Kiyoshi se atreviera a desafiar a esa turba enfurecida llevando encima todo el dinero del club... Todos se quedaron sin palabras por un momento. El que rompió el silencio fue Kuroko, con su tono calmado. “Es posible que se le cayera entre tanto empujón. Separémonos para buscar.” “Pero... con tanta gente, es posible que alguien se la robase.” Kagami dio francamente su opinión. Todos parecían haber pensado también en esa posibilidad y miraron a Kuroko, esperando su opinión. “Seamos optimistas.” “¡Eso sólo lo dices para tranquilizarte!” “Venga chicos, no seáis negativos.” “¡Tú no tienes derecho a abrir la boca!” Kiyoshi, como causante de aquella situación, recibió los gritos de todos. “¿¡Eres consciente de que todo esto es por tu culpa!? Si es verdad que te la robaron estamos jodidos, ¿¡te enteras!?” Le reprochó Hyuuga. De todos modos, Kiyoshi le dio unas palmaditas en la espalda y le dijo: “Vale, vale, cálmate un poco.” “Las probabilidades de que me la robasen es muy pequeña. Puedes estar tranquilo.” “¿Y qué te hace estar tan seguro de eso?” Preguntó Hyuuga con el ceño fruncido al ver a Kiyoshi tan confiado. “Pues claro que estoy seguro, porque no me metí en medio de todo el jaleo.” “¿¡Qué!?” “Aunque tenía muchas ganas de comer el bocadillo especial de chuleta de cerdo y todo lo demás, de repente me acordé que había quedado en reunirme con Riko.” “Una reunión con Riko... ¿¡Podría ser que...!?” “Síp. Fue en el aula de economía del hogar... Quedé con ella para una degustación.” “¿Q-Quéeeeee?” Todo el mundo se quedó sorprendido de nuevo. “¿Quedaste con ella para una degustación? ¿Y te lo tuviste que comer todo?” Este fue Koganei. Mitobe le tocó la frente a Kiyoshi y comprobó su pulso mientras ponía una cara de: “¿Y sobreviviste?” Todos le miraban preocupados, pero Kiyoshi seguía con su sonrisa bobalicona. “Estoy bien. Sólo que después de comer me sentía extraño y no tengo recuerdos de un pequeño lapso de tiempo. Pero cuando me desperté estaba en el aula de audiovisuales.” Comentó algo muy preocupante como si nada. “¿¡Que no tienes recuerdos!?” “Y entonces, ¿¡cómo fuiste a la sala de audiovisuales!? ¿¡Llegaste allí andando mientras estabas inconsciente!?” “Del aula de economía del hogar hasta la de audiovisuales... Es posible que perdiera la cartera en el camino.” “¡Kuroko! ¡En un momento así no puedes estar tan tranquilo!” En cualquier caso, por mucho que hablasen de las payasadas de Kiyoshi eso no haría que apareciera la cartera de repente. Por eso tenían que ponerse a buscarla. El grupo recompuso como pudo su espíritu casi roto, y comenzó su búsqueda una vez más. Primero empezaron por los alrededores de la tienda de comida. Luego fueron a la clase de economía del hogar. Finalmente por el pasillo que llevaba hasta la clase de audiovisuales. De todos modos, no sólo no encontraron la cartera, sino que seguían sin tener la más mínima pista sobre su paradero. Al final, todos regresaron al lugar donde Kiyoshi se dio cuenta de que había perdido la cartera. “Estaba aquí limpiando cuando me di cuenta de que no llevaba la cartera.” En ese momento, nadie quería decir nada. “¿No son demasiado cortas las escobas? Andar encorvado para barrer el suelo es muy doloroso para la zona de la espalda, así que me estiré para darme un pequeño masaje y ahí fue cuando me di cuenta de que no llevaba la cartera en el bolsillo de atrás del pantalón. ¡En ese momento me quedé conmocionado!” La voz de Kiyoshi resonó por todo el patio del instituto Seirin. Después de las clases, la clase de Kiyoshi estaba encargada de limpiar el patio. “¿¡Por qué tenía que tocarles el patio!? ¡Es demasiado grande!” Se lamentó Hyuuga. Además no sólo era el patio en sí, también incluía las zonas de las esquinas donde había unos pequeños bosquecillos con árboles plantados. Los miembros del equipo de baloncesto, habiendo buscado previamente ya en cuatro lugares, miraron el enorme patio y pensaron que se les acabaría haciendo de noche. Estaban cansados física y mentalmente incluso antes de empezar a buscar. En cualquier caso, de todo el grupo, sólo uno de ellos empezó a buscar por la arboleda... Era Kuroko Tetsuya. “Kuroko...” Kagami le llamó, pero Kuroko seguía mirando por la arboleda y dijo: “No podemos rendirnos.” No importaban las escasas probabilidades de éxito, no podían rendirse. Ese era el canon que había mantenido firmemente hasta aquel día. Kagami pasó de estar ligeramente frustrado a reír. “Cierto, tienes razón.” Kagami se abofeteó ligeramente las mejillas y se puso a mirar por el suelo. Influidos por ambos, poco a poco el resto del equipo también empezó a buscar por el suelo del patio y las arboledas. “Parece que limpiar el patio es algo que no acaba nunca.” “¡Ah! ¡Houki wo hoki shiro! ((ホウキを放弃しろ !// ¡Rápido, mueve esa escoba!”)) ¡Qué buena frase! “Vale, vale. Buscad más rápido.” “Nos vamos a destrozar la espalda.” Viendo a todos los integrantes del equipo buscando al mismo tiempo, Kiyoshi parecía estar conmovido. Pero en ese momento escuchó a Hyuuga gritando: “¡Deja de vaguear!” De todos modos, después de buscar por todo el patio, seguían sin encontrar la cartera. Si continuaban buscando tendrían que retrasar demasiado el entrenamiento. Hyuuga decidió que regresaran al gimnasio. “Ahhhh, ¿dónde se habrá metido?” Musitaba Koganei, tumbado en el suelo con los brazos y las piernas abiertos. “Podría ser que alguien la haya encontrado hoy y no la lleve al consejo de estudiantes hasta mañana. Seamos pacientes y esperemos.” Tsuchida le dio una palmadita en el hombro: “Eso no va a pasar.” Sin embargo, Kiyoshi movió la cabeza. “No importa. Dejémoslo así. Rindámonos.” “¿¡Qué!?” Aquellas inesperadas palabras dejaron a todos petrificados y mirando a Kiyoshi. “¿Rendirnos? ¿¡Lo dices en serio, Kiyoshi!?” Tsuchida se quedó perplejo. Kiyoshi le miró y le sonrió ligeramente. “Mmm...” “¿Qué quieres decir con ‘Mmmm’?” Tsuchida apenas podía hablar. Kiyoshi miró las caras del resto de miembros y dijo: “El asunto de la búsqueda de la cartera termina aquí. Gracias a todos por ayudarme a buscarla.” Los integrantes del equipo se quedaron preocupados. Se miraban entre ellos, confundidos. Con la intención de reconfortarles, o quizá para animarles, Kiyoshi continuó: “Es cierto que he perdido mi cartera, pero de todos modos, la búsqueda de hoy me ha permitido descubrir algo.” Hizo una pausa antes de seguir: “¡Los lazos entre nosotros son muy fuertes! ¡Así definitivamente seremos capaces de ganar la Winter Cup!” “¿¡Te parece el momento de decir algo así, idiota!?” ¡Zas! En décimas de segundo, Hyuuga le dio un golpe a Kiyoshi en la cabeza y se quedó plantado agresivamente delante de Kiyoshi, que estaba inclinado con la cabeza ladeada. “¡Escucha! ¡A nadie le importa que hayas perdido la cartera! ¡El tema aquí es lo que había dentro de ella: los fondos de nuestro club para todo el semestre!” “¡Es cierto!” Kiyoshi miró hacia arriba, como si acabase de recordar algo de repente. “¡Te acabas de acordar ahora!” Ya ni se sabía cuantas veces le había gritado Hyuuga a Kiyoshi en todo el día. “Venga, vamos.” Izuki le tranquilizó y luego dijo con un tono muy serio: “De todos modos, ya que hemos llegado a esta situación, necesitamos pensar qué haremos si no podemos recuperar la cartera. Podemos ocuparnos de poner nosotros el dinero.” “Realmente necesitamos pensar en ello...” Dijo Hyuuga en voz baja y suspiró. “¡Arf!” De repente oyeron los ladridos de un perrito desde dentro del gimnasio. Fuera, en la puerta, estaba sentada la mascota del equipo de baloncesto, Tetsuya Nigou(6). “Nigou... Ah” Kuroko parecía haberse dado cuenta de algo. Corrió hacia Nigou y se inclinó a su lado. Entonces se dio la vuelta: “No será esta la cartera de Kiyoshi-senpai, ¿no?” “¡¡Ah!!” Kuroko llevaba una cartera azul en la mano. Además, podía verse como colgaba de ella un pequeño Buddha. “¡Sí! ¡Es esa! ¡Es mi cartera!” “¡¡Genial!! ¿¡Así que fue Nigou el que se la llevó!?” Koganei recogió a Nigou y empezó a dar vueltas con él por ahí. “¡Arf! ¡Arf!” “Genial, genial, gracias~~~” Daba vueltas cada vez más rápido. Pero... “¡No! ¡¡El dinero no está!!” “¿¡Qué!?” Al escuchar las palabras de Hyuuga, Koganei perdió el equilibrio y cayó al suelo. De algún modo, consiguió levantar los brazos para evitar que número dos se hiciera daño. Hyuuga, que había mirado ya en toda la cartera, tragó saliva. “Si no está en la cartera eso quiere decir que...” “¡Vamos chicos! Ya es tardísimo, ¿¡Por qué no habéis empezado ya el entrenamiento!?” La que acababa de llegar era Aida Riko. “¡No penséis que queda tanto para la Winter Cup!” Riko, que no sabía lo que había pasado, puso los brazos en jarra y los miró fijamente. “R-Riko...” Hyuuga estaba preparándose para explicárselo... “Ah, es verdad. Teppei, ¿puedo darte esto ahora? Ya sabes, lo que hablamos ayer de los fondos del club para este semestre.” “¿Eh?” “¿Cómo que ‘eh’? Si ya lo hablamos ayer. Te dije que hoy te daría el dinero del club para que te ocupases de guardarlo.” “¿Ah, sí?” Kiyoshi se dio la vuelta para mirar a sus compañeros mientras ponía su sonrisa bobalicona de siempre. “Lo siento, parece que no lo recordaba bien del todo.” En ese momento, todos los miembros del equipo, a excepción de Kiyoshi, estaban pensando en lo mismo. Después de eso, no hace falta decir que Kiyoshi recibió un ataque conjunto de gritos y golpes de parte de todos. (5).- Hanafuda: es una baraja de cartas Karuta (barajas tradicionales de naipes japoneses) (6).- Nigou significa “número dos”.



4th Game: El Libro de la Juventud del Instituto Kaijo ~Las Vacaciones no pueden terminar asi~



Parte 1


 Treinta y uno de agosto, el último día de las vacaciones de verano. Después del entrenamiento, los titulares del equipo de baloncesto del Instituto Kaijou decidieron ir juntos a un restaurante familiar. Incluso después de haber sido conducidos a sus asientos por el camarero y mientras estaban tomando ya sus bebidas, nadie se atrevía a decir nada. Parecían estar todos bastante nerviosos. “...Al fin ha llegado el día.” El que rompió el silencio fue Kasamatsu Yukio. “Finalmente aquí está...” Kobori tragó saliva. “Kise, ¿puedes repetirnos a quienes has invitado?” Preguntó desinteresadamente Moriyama Yoshitaka, que iba desprendiendo un aroma a cítricos, mientras jugueteaba con su pelo. “Ah, oh. Hoy he invitado a una modelo y a sus amigas.” “Ohhh....” Los otros suspiraron. “¡Al final vamos a tener una verdadera cita en grupo...!” Moriyama suspiró profunda y apasionadamente mientras entrecerraba sus ojos. “¡Oh no, estoy empezando a pone(r)me ne(r)vioso!” Los ojos de Hayakawa Mitsuhiro comenzaron a arder con el fuego de la pasión. Kise observaba cuidadosamente como cada uno de los miembros del equipo mostraba su entusiasmo a su manera. El desgraciado incidente de la última vez que consiguieron quedar con un grupo de chicas aún estaba fresco en su memoria. Aquel día, después de salir del restaurante, Moriyama dijo: “No podemos dejar que las vacaciones de verano acaben de esta forma.” Eso quería decir que no podía permitir que las vacaciones de verano terminasen con una derrota tan aplastante. Al escuchar sus palabras, Kobori, Hayakawa e incluso Kasamatsu asintieron. Kise pensaba que no veía aquello como una derrota aplastante, pero no dijo nada. “¡A(l)gún día me venga(r)é de esta humi(l)(l)ación!” Declaró Hayakawa con una firme determinación en sus ojos. ¿A qué te refieres con ‘vengarte de esta humillación’? Eso es simplemente que tenéis una mentalidad bastante derrotista.... Pese a pensar esto, Kise seguía sin pronunciar palabra alguna. Más tarde, cuando le dieron la orden de organizar una fiesta con chicas, sólo pudo asentir en silencio con la cabeza. Aprovechando la situación, Kise le preguntó a Moriyama: “Senpai, ¿has abandonado aquello de diferenciar claramente la victoria de la derrota?”. Moriyama le contestó: “Este es el camino correcto para maximizar las oportunidades que se presentan ante uno”. Eso quería decir que estaba de acuerdo. Para Kise, cumplir con aquella orden no fue nada difícil. De todos modos, aunque organizase otra fiesta, podía predecir como iba a terminar. El que era conocido por su gran corazón, Kobori; el entusiasta de los deportes que hablaba sin parar como si tuviera fuego rápido, Hayakawa: el guaperas patético, Moriyama; y el que tenía una tolerancia cero a las chicas, Kasamatsu. Todos y cada uno eran como para echarse a temblar. (¿Cómo podría salir bien esto?) Sin saber si había sido capaz de leerle la mente a Kise, Moriyama dijo: “No te preocupes, Kise. No volveremos a cometer los fallos del pasado.” “¿En serio? Entonces... ¿puedo confiar en vosotros?” “Relájate. Mientras tú estabas ocupado organizando la fiesta nosotros no nos hemos sentado de brazos cruzados sin hacer nada, ¿vale? Llegar una hora antes al restaurante tiene su motivo.” Al escuchar las explicaciones de Moriyama, que estaba pletórico de confianza, Kise pudo relajarse al menos un poquito. “Como esperaba de mis senpai. ¡Eso si es vengarse de la humillación anterior!” “Eso es. La razón principal de nuestro último fracaso fue que nuestra experiencia hablando con chicas era bastante escasa. Por eso decidimos por unanimidad que antes de que empezase la fiesta practicaríamos mucho para mejorar nuestra conversación.” Kise asintió. El análisis de Moriyama parecía acertado. “Por eso planeamos tener cierto entrenamiento... Kise, tú serás nuestro entrenador.” “¿¡Qué!?” Kise levantó la voz y preguntó sorprendido. “¿¡Q-Q-Qué quieres decir!? ¿¡Cómo que seré vuestro entrenador!?” “Porque de todos nosotros, el que más experiencia tiene hablando con chicas eres tú. Espero que puedas evaluar nuestras técnicas de conversación.” “¿¡Pero qué dices!? Un momento... ¡No me digáis que vais a empezar a practicar justo ahora!” “No ha habido más remedio. La mayor parte del día se nos va en jugar al baloncesto y dormir.” Kasamatsu, Kobori y Hayakawa asintieron con la cabeza. El golpe de gracia para el pobre Kise fueron las palabras de Kasamatsu. “Kise, hazlo por el bien de Moriyama y los demás. Aunque yo no tengo ningún interés, no puedo evitar estar de acuerdo con lo que ha dicho. Escúchame atentamente: ¡Yo no tengo ningún interés!” Kise realmente quería preguntarle: ¿Tienes el orgullo de un novato? Pero después de pensarlo, decidió guardarse la pregunta para sí mismo. Las peticiones de los senpai no pueden ignorarse, ese era el principio base del mundo del deporte. Kise se quedó callado. “Ya lo tengo...” y asintió. “De todos modos, tengo una condición. Si me voy a ocupar de entrenaros a todos ¡seré muy estricto!” Al escuchar la condición todos contestaron: “Eso es lo que estábamos esperando.” El entrenamiento al que los sometió Kise fue extremadamente brutal. No, quizá lo justo sería decir que las habilidades de los miembros del equipo eran muy bajas. Kise decía algo que podría decir una chica y dejaba que los demás le dieran una respuesta adecuada. De todos modos, esto resultó ser bastante difícil. “Moriyama-senpai, ¿y si una chica te dijera que quiere ir a un parque de atracciones?” “Ir a un parque de atracciones no tiene ningún sentido. Mejor vamos a mi casa.” “¿¡Tan a saco!? ¿¡Y por qué rechazas tan tajantemente lo del parque!?” “Leí en internet que para una primera cita lo mejor es elegir un lugar que te resulte conocido. Y cuando pienso en un lugar conocido, el primero que me viene a la mente es mi casa.” “¡Ni se te ocurra buscar nada más en internet! ¡Olvida todo lo que hayas leído ahí! Si la chica dice que quiere ir a un parque de atracciones, ¡tienes que decir que es una buena idea e ir! ¡Si de repente le dices que quieres llevarla a tu casa va a ser bastante complicado!” “Pero es que sin internet no tengo nada que me conecte al mundo de las mujeres.” “E-Esto es demasiado...” Moriyama se quedó en silencio mientras miraba al horizonte. Ver a los chicos practicando desesperadamente temas de conversación para poder conquistar el corazón de una chica era bastante surrealista. De todos modos, ninguno se rindió. Como era de esperar de gente acostumbrada a entrenar duro y que acabaron alzándose con la titularidad del equipo de baloncesto de Kaijou. La paciencia y la perseverancia estaban garantizadas. Como si estuviera siendo alcanzado por su entusiasmo, Kise también se concentró más en intentar guiarles. “Hayakawa-senpai, ¡tienes que estar más tranquilo cuando hables!” “¿¡Eh!? ¡Eso hago no(r)ma(l)mente! Bien, ¡(l)o intenta(r)é!” “Kobori-senpai, ¡pasas demasiado desapercibido! ¡Vamos, saca ese aura de ‘Soy una buena persona’ que tienes!” “¡Me resulta muy difícil! ¿¡S-Servirá con esto!?” “¡Demasiado flojo!” “Kise, ¿¡y yo qué hago!?” “Kasamatsu-senpai, ¡tú sigue intentando mirar directamente la foto de clase! ¡Sobre todo a las chicas!” “¡¡E-Esto es demasiado duro!!” “¿¡Tanto miedo te dan las chicas!?” El entrenamiento continuó hasta que se toparon con un problema. No había ningún tema de conversación común del que hablar. Programas de televisión, cantantes, temas de actualidad,... todo aquello en lo que una chica podría estar fácilmente interesada era un mundo desconocido para Kasamatsu y los demás. Después de todo ellos le dedicaban casi todo el día al baloncesto, así que no se podía hacer nada si conocían esos temas. “Tenemos que encontrar algún tema.” Kise se cruzó de brazos mientras pensaba en algo. “Un tema...” Moriyama también se cruzó de brazos y asintió. “Un tema...” Hayakawa se agarró la cabeza. En ese momento... “Eh, chicos, ¿estáis pensando en algo en serio?” Kise, en su papel de entrenador, los miró fijamente. Aparte de ellos tres, Kasamatsu no paraba de suspirar. “De todos modos, el único tema de conversación que nos es familiar es el baloncesto.” “Es verdad... sólo el baloncesto.” Kise también suspiró. “¿Es posible que a las chicas les interese el baloncesto?” Kobori le preguntó a Kise. “No lo sé. Probablemente dependa de como habléis de ello... De todos modos, lo más probable es que no sirva.” Kise se cruzó de brazos nuevamente sin saber qué hacer. Después de un rato, finalmente encontró una solución. “En ese caso, intentaremos sacarles todos los temas posibles para que contesten. Evitad hablar de baloncesto.” De todos modos, si se limitaban a ir lanzando preguntas de distintos temas sin que obtengan respuesta hacia que fuera imposible tener una buena conversación para un primer encuentro. Cuando la fiesta comenzó, el tema salió enseguida. “He oído que todos sois del mismo club. ¿Qué club es?” La chica que era modelo desplegó una sonrisa digna de portada de revista y le preguntó a Kasamatsu. Si hubiera sido en otra ocasión, todos habrían sucumbido ante aquella sonrisa. De todos modos, después de escuchar la pregunta, todos entraron en pánico. Después de todo, si eran ellas las que habían sacado el tema, no había motivos para no responder, ¿no? El que estaba pensando en preguntas finalmente fue al que preguntaron... Kasamatsu estaba dubitativo. Pero si no contestaba la pregunta quedaría muy poco natural. Se decidió. “El de... baloncesto.” “¿Sois deportistas? ¡Qué guay!” “¿Eh?” Su inesperada reacción hizo que Kasamatsu y los demás sospecharan inmediatamente que no habían oído bien la respuesta. Siempre habían  pensado que a las chicas no les interesaba el deporte.... “¿Qué parte del baloncesto os parece más atractiva?” Otra chica le preguntó a Moriyama.  Les estaban dejando una muy buena impresión a las chicas... Los chicos vislumbraron un rayo de esperanza. Si podían hablar de baloncesto, entonces no tenían que preocuparse de no tener tema de conversación. Moriyama dijo sonriendo: “El encanto del baloncesto no es algo que pueda explicarse con palabras, hay que sentirlo. Si quieres saberlo, lo mejor es ir y ver un partido.” Entonces se miró la mano, como si estuviera recordando la sensación de tener un balón en ella. “Si no ves un partido no puedes comprender el atractivo del baloncesto. De todos modos, la parte más valiosa probablemente sea la sensación de estar luchando al lado de tus compañeros.” “Es cierto.” Kasamatsu finalmente pudo sonreír con naturalidad. “¡Es ve(r)dad, en e(l) pa(r)tido de ent(r)enamiento de hoy me he quedado a(l)ucinado! (L)os pases de Mo(r)iyama-senpai sin mi(r)a(r) e(r)an muy p(r)ecisos. ¿¡Cómo puede da(r) esos pases!?” “A mí también me sorprendió. La coordinación era casi perfecta. ¿Cómo eras capaz de saber dónde estaba Kise?” Al escuchar a Hayakawa, Kobori también se animó a preguntar. Moriyama dijo: “Si os lo explico con un dibujo lo entenderéis fácilmente” y sacó un papel y un bolígrafo de su bolsa de deporte y dibujó un diagrama de la pista bastante sencillito. Después de eso, la cosa se les fue de las manos. Pasaron de las impresiones del partidillo que habían echado hoy a la formación de los equipos, luego a los distintos métodos de entrenamiento y finalmente de los ejercicios de estiramiento que hacían en casa. Una vez que salió el tema del baloncesto, había muchas cosas de las que hablar. Los cinco intercambiaron opiniones hasta que perdieron por completo la noción del tiempo. Ni siquiera se enteraron de que el helado que habían pedido las chicas empezaba a derretirse. Pero sobre todo, se habían olvidado de gente de la que no deberían haberse olvidado. “Parece que el baloncesto le gusta a todo el mundo, eh.” “Mmmm, qué le vamos a hacer...  Tengo muchas ganas de probar con esta formación.” “Ya te digo.” Oyendo lo Kise había dicho, los demás miembros del equipo mostraron estar de acuerdo. Momentos después, finalmente recobraron la razón. Los chicos levantaron la cabeza y vieron que la mesa estaba llena de trozos de papel con métodos de entrenamiento y formaciones tácticas dibujadas en ellos. Enfrente de ellos, totalmente al contrario que los chicos, que apenas podían contener la emoción, estaban cinco chicas que no mostraban ni el menor atisbo de una sonrisa en sus caras. “Ah... Todo esto... Lo siento...” Incluso el experto Kise sólo podía disculparse en un momento así. “Vale, vale. No pasa nada.” Contestaron las chicas con unas sonrisas falsas. “Si eso... os dejamos que os vayáis a jugar.” Aquella voz, más fría que el hielo, extinguió el entusiasmo estival de los chicos. Y así, aquel día, terminó el verano.


5th Game: ¡¡Horror!! Tragedia en el Refugio de la Montaña


Parte 1


Sal de la habitación, atraviesa el pasillo oscuro y baja las escaleras. Y así, todo terminará. Kagami Taiga aferró con fuerza la linterna y apretó los dientes. Afuera todo estaba completamente oscuro. Ni siquiera se podía ver la luz de la luna. Aunque así fuera, en aquel pasillo sin ventanas, lo único en lo que podría confiar era en la linterna que llevaba en su mano. “¡Vamos, Kuroko!” Llamando a su compañero, Kuroko Tetsuya, Kagami empujó la puerta. Abandonaron la habitación, que a juzgar por el olor a humedad parecía que no la habían ventilado en unos cuantos años, y se adentraron en el pasillo. “Kagami-kun, esto es peligroso.” “¿¡Eh!? ¿¡Dónde!?” Escuchando a Kuroko, que andaba detrás de él, Kagami se detuvo y miró alrededor. Eso fue un error fatal. Inmediatamente se chocó con una pared. Eso no podía ser. Había abierto la puerta y había entrado en el pasillo. Sólo había dado un par de pasos, así que no era posible que se hubiera topado con una pared. En otras palabras... El proceso mental le tomó 0,1 segundos. Aquel al que apodaban ‘Bakagami’ empezó a analizar rápidamente la situación actual. En cualquier caso, al mismo tiempo no pudo evitar confirmar qué era realmente el muro que tenía justo enfrente. Lo que se quedó grabado en su mente fue: “¡¡AHHHHHHHHHHHHHHH!!” Fue más que ensordecedor. Kagami gritó todo lo alto que le permitió su voz en aquel pasillo. “¡Kagami-kun!” Kuroko corrió directamente hacia él, sólo para ver la enorme figura de Kagami cayendo al suelo. “Ha... H-H-Hay.... Hay un fantasma...” Dijo Kagami tartamudeando mientras temblaba. Después de pronunciar esas palabras, la consciencia de Kagami comenzó a hundirse en el oscuro e infinito abismo de la oscuridad. “Kagami-kun, Kagami-kun...” En aquel pasillo vacío, los ecos de la voz de Kuroko resonaban sin parar. Volvamos media hora atrás. Los integrantes del equipo de baloncesto del Instituto Seirin estaban descansando en el vestíbulo del albergue cuando escucharon el anuncio de su entrenadora, Aida Riko: “¡Bien, ya es hora de que empiece la prueba de valor!” “¿P-Prueba de valor?” A Kagami le pilló por sorpresa. “Exacto, ¡una prueba de valor!” Afirmó Riko. Viendo que aquella repentina noticia estaba asustando a los de primer año, Hyuuga, como capitán, continuó la explicación: “Nuestro equipo tiene una tradición. La última actividad del entrenamiento especial de verano tiene que ser una prueba de valor. Esto se debe a que alguien propuso que al final del entrenamiento estaría bien que todos pudieran relajarse y jugar un poco.” Hyuuga miró a Koganei, que empezó a reírse. “Como este año hemos hecho entrenamientos especiales en la playa y en la montaña, decidimos que la prueba de valor se haría al final del entrenamiento en la montaña.” “¡Y eso no es todo!” “¿Mmmm?” Riko le interrumpió. “La prueba de valor del año pasado no salió bien del todo porque fue algo que surgió de repente. ¡Pero este año podéis estar tranquilos! He pensado en un buen sitio para hacerlo y ya lo tengo reservado.” Riko hizo el signo de la victoria y dijo: “Ya está todo listo, sólo tenemos que ir allí.” “Ya que la entrenadora lo ha pintado tan bien supongo que merecerá la pena ir a echarle un vistazo.” “.......” “¿Pasa algo, Kagami-kun?” Al ver a Kagami tan callado, Kuroko le preguntó con curiosidad. “Ah, n-no es nada.” Kuroko se quedó extrañado al escuchar a Kagami tartamudeando. “Bien, ya he preparado los números para el sorteo.. Venid a )cogerlos. Cuando cada uno tenga el suyo emprenderemos el camino hasta el lugar donde haremos la prueba.” “¿El lugar?” Esta vez la pregunta fue unánime. El lugar elegido por Riko para hacer la prueba estaba a unos 30 minutos de ascenso por la montaña desde los alojamientos del equipo. “E-Esto es...” Al ver el edificio es estilo occidental que apareció de repente enfrente de ellos, todos se quedaron mudos. En aquella oscura montaña, la linterna que llevaba Riko era la única fuente de luz. El edificio al que estaba iluminando tenía dos plantas y también una buena parcela de terreno. Probablemente llevaba mucho tiempo abandonado. Los muros exteriores estaban cubiertos por hiedras de modo que no podía verse su color original. Las baldosas del porche estaban completamente agrietadas. Era el típico edificio del que bastaba con echar un vistazo para saber que nadie querría adentrarse en él. “Bueno chicos, dentro de un momento iremos entrando siguiendo el orden de los números que habéis sacado antes. Después de entrar, seguid el pasillo central hasta que os encontréis con unas escaleras. Subid por ahí para llegar a la segunda planta.." “¡Espera, espera, espera! ¡Un momento!” “¿Qué pasa, Hyuuga-kun?” “¡Cómo que ‘¿qué pasa?’! ¿¡Lo estás diciendo en serio!?” “Por supuesto.” Al oír a Hyuuga, Riko parpadeó. “¡Ese edificio está en ruinas! ¿¡Es seguro entrar ahí!?” “Tranquilo, tranquilo. Le he preguntado a los que llevan el albergue. Han dicho que no había ningún peligro.” “Ningún peligro...” Hyuuga miró de nuevo el edificio, quedándose sin palabras- “Además, esta tarde he venido yo sola. No hay nada de lo que preocuparse.” “¿Has venido tú sola?” Al oír el tono serio de Riko, Hyuuga se quedó aún más sorprendido. “El ambiente dentro de la casa es perfecto para la prueba de valor. ¡Podréis disfrutarlo como es debido! Bien, primero...” Riko fue recogiendo los números del sorteo y utilizó la linterna para iluminarlos. Los resultados fueron los siguientes: Primer equipo, Hyuuga y Kiyoshi. Segundo equipo, Kagami y Kuroko. Tercer equipo, Izuki y Mitobe. Cuarto equipo, Koganei y Tsuchida. Quinto equipo, Furihata, Kawahara y Fukuda. “¡Perfecto, entonces Hyuuga-kun y Teppei serán los primeros en entrar! En cinco minutos entrará el equipo de Kuroko.” Riko anunció el comienzo del juego. Su voz entusiasmada contrastaba enormemente con el ambiente que les rodeaba. El grupo de Hyuuga entró en el edificio y la puerta principal se cerró de un portazo. “Q-Qué realista....” Con una expresión cada vez más tensa, Hyuuga usó la linterna para mirar cuidadosamente el entorno. Aquel lugar parecía ser un gran recibidor. A la izquierda y a la derecha había sendos tramos de escaleras que conducían a la segunda planta. La lámpara que colgaba del techo estaba llena de telarañas. En el suelo se extendía una alfombra que cubría toda la sala. Cada paso que daban levantaba una nube de polvo. El pasillo central que mencionó Riko probablemente fuera el que estaba entre los  dos tramos de escaleras, pero como no estaba recto no podían ver las escaleras por las que debían subir. A juzgar por el tamaño del recibidor, parecía que llevaría su tiempo llegar al interior del edificio. Hyuuga tragó saliva. “Sea como sea, ¿vamos para allá?” Se giró para mirar a su compañero, Kiyoshi. Una vez que se giró hacia él escuchó un lamento. “¡¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!” “¡¡AHHHHHHH!! ¿¡Q-Qué pasa, qué pasa!? ¿¡Estás bien, Hyuuga!?”  Kiyoshi miró rápidamente a su alrededor. Como premio, Hyuuga le dio un golpe en la parte posterior de la cabeza. “¿¡Qué estás haciendo, cabrón!?” “¡Au! Hyuuga, ¿qué estás haciendo...?” “¡Eso es lo que te he preguntado yo! ¿¡Qué estás haciendo!?” “No estoy haciendo nada...” Kiyoshi se frotaba la cabeza mientras se quitaba la máscara de payaso que llevaba puesta. “Esto estaba por ahí tirado y me pareció graciosa, así que me la puse.” El ‘ahí” que señalaba Kiyoshi era la pared que estaba pegada a la puerta. A decir verdad, había un montón de máscaras y demás artículos que podían usarse para disfrazarse de fantasma y esas cosas. “Hyuuga, ¿quieres probártela tú? También hay máscaras de bufón y de máscaras de fantasma.” “¡¡Serás idiota!!” Al ver a Kiyoshi sonriendo, Hyuuga le dio un puñetazo en el estómago. Cinco minutos después de que el grupo de Hyuuga se marchara, Kagami y Kuroko también entraron. Atravesaron el recibidor y se fueron directamente hacia el pasillo. Kagami parecía no querer mirar nada y utilizaba la linterna para alumbrar una pequeña zona justo bajo sus pies. “Kagami-kun, alumbra un poco más arriba también, por favor. Así nos será más fácil andar por aquí.” Al escuchar la sugerencia de Kuroko, Kagami dio un respingo. “Ah, oh... ¿¡En serio!? Vaya... ¡Yo pensaba que en este juegos lo importante era mirar bien donde pisas! Pero bueno, ya que has dicho que quieres que ilumine un poco más arriba te haré caso. Pero porque me lo has pedido tú, ¡eh!” Kagami empezó a reírse de una manera muy forzada y levantó un poquito la linterna. Bajo su luz, los cuadros y las puertas del pasillo daban la impresión de estar flotando delante de ellos. Kagami se estaba mordiendo los labios. Sacudió la cabeza y dijo en un tono deliberadamente alto. “¡¡Y llaman a esto prueba de valor!! Simplemente está todo oscuro y un poco sucio, pero nada más. No es para tanto, ¡no señor!” “Hoy estás muy hablador, Kagami-kun. No será que te dan miedo los fantasmas...” “¡Q-Qué va hombre! ¡No digas chorradas!” Kagami interrumpió a Kuroko antes de que pudiera terminar. De todos modos, su voz tembló ligeramente. Kuroko no lo mencionó y simplemente asintió con un “Vale.” “¿Cómo iba a ser posible que Kagami-kun le tuviera miedo a los fantasmas?” “¡Tonterías!” “Eso sería...” Después de eso, Kuroko se quedó callado. Estuvieron en silencio un momento. Luego comprobaría que aquello acabó siendo un terrible error. “Mmmm, esas son las escaleras que llevan a la segunda planta, ¿no?” En el pequeño área que iluminaba la linterna dejó ver unas escaleras. Kagami se giró hacia Kuroko y dijo: “Vamos allá“ “¿Eh? ¿Huh? ¿¡Kuroko!?” No había nadie alrededor. Kagami utilizó rápidamente la linterna para alumbrar en todas direcciones, pero no puedo encontrar a Kuroko. “¡O-Oi! No empieces a hacer el tonto ahora...” Kagami reunió todo su valor y gritó hacia la oscuridad. Nadie contestó. Tragó saliva, pero seguía teniendo la garganta seca como si hubiera estado corriendo durante horas. Kagami le decía a su corazón, que latía muy deprisa: “Cálmate, tienes que calmarte”. Ignoró su vista, que había empezado a nublarse, y en su lugar agudizó el oído. De repente escuchó el ruido de una puerta al cerrarse. Kagami dio un salto. ¡R-Relájate! Sólo era el ruido de una puerta al cerrarse. No te asustes... Oye, un momento, ¿quién habrá cerrado la puerta? Aquella pregunta que flotaba en su mente  hacia que sintiera como si una mano gigante le estuviera apretando el corazón. En ese instante... “Kagami-kun...” Kuroko, que había aparecido de repente en medio del haz de luz de la linterna, hizo que Kagami diera un grito enorme. “¿Mmm? ¿Esa era la voz de Kagami?” Izuki estaba a punto de abrir la puerta, pero cuando escuchó aquel grito cambió de idea. Cinco minutos después de que se marchasen Kagami y Kuroko, era el turno de Izuki y Mitobe para entrar. Atravesaron el recibidor y ya estaban recorriendo el pasillo. Mitobe miró al frente ligeramente preocupado. No sólo estaba completamente a oscuras, sino que el pasillo estaba hecho un desastre, por lo que era fácil acabar tropezando con todo lo que había por el medio. Izuki le sonrió al preocupado Mitobe. “Tranquilo. En este tipo de pruebas siempre es normal escuchar un grito o dos. Además, pese a que no lo parezca, a Hyuuga le dan mucho miedo los fantasmas. Quién sabe... quizá ese grito de ahora era suyo. Ah, pero estando con Kiyoshi no se limitaría sólo a gritar.” Mitobe miró sorprendido a Izuki. Era la primera vez que oía que a Hyuuga le daban miedo los fantasmas. Aunque ahora que lo recordaba, el año anterior cuando dijeron que estaría bien hacer una prueba de valor, Hyuuga se opuso a más no poder. “Llevo con Hyuuga desde que estábamos en secundaria. A mí siempre me han gustado las historias de miedo y muchas veces las acababa comentando con él. Después de eso, parece que le ha ido cogiendo miedo a esas historias y a los fantasmas.” Izuki, el chico que le causó un trauma psicológico a Hyuuga con los fantasmas, siguió comentando despreocupadamente: “Como casi nunca tenemos la oportunidad de hacer este tipo de pruebas, ¿quieres que compartamos algunas historias de miedo mientras avanzamos?” Fue capaz incluso de proponer algo así. Mitobe movió su cabeza para declinar la oferta y recordó a otra persona a la que le gustaban también mucho ese tipo de temas: Koganei Shinji. Pensaba que Koganei estaría disfrutando mucho con esta prueba de valor. Pero esperaba que tampoco lo disfrutase más de la cuenta y se dejase llevar... Mitobe continuó avanzando con su gesto intranquilo. Un poco más atrás, Koganei no defraudó las expectativas de Mitobe y estaba divirtiéndose una barbaridad con la prueba de valor. La tan esperada prueba de valor. Además, esta vez se iba a realizar en un edificio de estilo occidental que había sido preparado por Riko con todo tipo de detalles. Y encima esta vez contaba con un compañero en el que se podía confiar al máximo. “Si se quiere hablar de juegos de terror que tienen lugar en edificios de estilo occidental, es obligatorio hablar de Biohazard. La atmósfera en este sitio es muy parecida a la de los gráficos de ese juego.” El que acompañaba a Koganei mientras este hablaba alegremente de juegos de miedo que habían sido populares era Tsuchida Satoshi. “¿¡A que sí!? ¿¡A que tú piensas igual!? ¡¡Yo también lo creo!! Sobre todo en el primero, ¡la sensación era exactamente igual que esta! ¡Es genial que alguien me comprenda!” Koganei rodeó con el brazo los hombros de Tsuchida mostrando un entusiasmo que no pegaba nada con el ambiente del lugar. “Y además, ¡en este tipo de edificios la trama más normal sería que fuéramos desapareciendo todos de uno en uno!” “¡Cierto, cierto! ¡Y que las puertas se abrieran y se cerrasen solas o que apareciera un zombi o algo así!” Tsuchida también le pasó el brazo por encima de los hombros a Koganei de modo que parecían dos oficinistas volviendo a casa después de una reunión. En ese momento, por alguna razón, empezaron a saltar mientras daban vueltas. “Y también veríamos caer un cadáver o algo justo delante de nosotros.” “¡Y empezarían a desaparecer cosas!” “¡Eso eso! Tsuchi, ¡eres mi alma gemela!” “¡Tú también eres mi alma gemela, Koga!” Los dos seguían con su extraño bailecito en medio de aquel pasillo oscuro. “¿Eh? Huh... ¿es un terremoto?” Furihata dejó de andar. Kawahara y Furihata también se detuvieron. “Más que un terremoto parece... como si el suelo estuviera retumbando.” Kawahara utilizó la linterna para alumbrar a su alrededor y comprobaron que el suelo era lo único que estaba temblando. “De todos modos, este edificio tiene un montón de años, y estando tanta gente aquí dentro... quizá no pueda mantenerse en pie.” Especuló Fukuda, sin pensar en ningún momento que aquello estaba siendo causado por el bailecito de dos de sus senpai. Los otros dos que le acompañaban asintieron al escuchar su especulación. El trío, Furihata, Kawahara y Fukuda, ya llevaba un buen rato en aquel pasillo. De todos modos, aún no alcanzaban a ver las escaleras al final del pasillo. Normalmente aquella distancia no habría supuesto nada para ellos, pero aquel día, suponía un pequeño examen para ellos. La razón era muy simple: agujetas. Como era el último día del entrenamiento especial en la montaña de Riko, los miembros del equipo usaron todas sus fuerzas en aquel último entrenamiento. Ninguno de los tres esperaba que hubiera una prueba de valor y ahora apenas eran capaces de arrastrarse paso a paso. “Mi cuerpo ya no aguanta más...” “El mío tampoco.” “Ya que somos los últimos, vayamos despacito.” “Bien pensado.” Los tres asintieron y continuaron avanzando lentamente. Para ellos aquello no se trataba ya de una prueba de valor, sino de un desafío contra los límites de sus propios cuerpos. En ese mismo momento, en el pasillo que se encontraba encima del dúo de baile de Koganei y Tsuchida, estaban Hyuuga y Kiyoshi. “¿No escuchas nada raro...? Parece que viene mucho ruido de ahí abajo...” Kiyoshi miró hacia sus pies. “Serán ratas.” Hyuuga contestó rápidamente y continuó avanzando. De todos modos, Kiyoshi le cogió de la mano. “¿Q-Qué te pasa ahora?” “Hyuuga...M-Me dan miedo las ratas.” “¿¡Qué!?” “Cuando era pequeño vi una película y en una de sus escenas un montón de ratas atacaban un pueblecito. A uno de los niños que estaban escapando le mordían en la pierna y...” “¡AAAHHHHHHH! ¡Para! ¡Calla! ¡No sigas!” Al ver a Hyuuga gritando mientras se tapaba las orejas, Kiyoshi dijo con una expresión muy seria: “Ves, ¿a que daba mucho miedo?” “Por eso, desde aquel día, si noto que hay ratas cerca estoy tan asustado que no soy capaz ni de moverme.” “¡Pues si que eres delicadito!” Esta vez los gritos de Hyuuga hicieron que Kiyoshi se rascase la cabeza algo avergonzado. “Me halaga que digas eso.” “¡No era un cumplido!” Hyuuga suspiró y se encogió de hombros, diciéndose a sí mismo: “No hay elección.” “Descansemos aquí un momento. Cuando puedas moverte, continuamos.” “Lo siento.” “¡Si lo sientes de verdad empieza a moverte!” “Ah, ¿así?” Kiyoshi trató de obligar a sus piernas a que se movieran, pero era como si estuvieran pegadas al suelo. No se movieron en absoluto. “¿Eh? Qué raro... Parece que hoy están bastante tercas...” “En serio, quieres recuperarte ya. Aún no hemos encontrado ninguna habitación de las que habló Riko.” La prueba de valor que Riko planeó consistía en lo siguiente. Primero había que atravesar el pasillo y luego subir por las escaleras hasta el piso de arriba. En el segundo piso había cinco habitaciones que tenían un papel pegado en la puerta. Tenían que entrar en alguna de ellas, coger la lata vacía de bebida energética que está dentro y volver a la entrada. ¡He pegado los papeles de manera que sean fáciles de encontrar! Aunque Riko dijera aquello, el grupo de Hyuuga aún no había sido capaz de encontrar ninguna de esas habitaciones. De repente, Hyuuga sintió como si alguien les estuviera observando. Miro a su alrededor. Por supuesto, no vio ni escuchó nada. Eso hizo que un pequeño escalofrío le recorriese la espalda. Cuando estaba con Kiyoshi no se había dado cuenta porque estaba distraído ocupándose de sus idioteces, pero cuando reparó en que se encontraban en un edificio de estilo occidental, Hyuuga sintió como empezaba a aflorar el miedo en su interior. Especialmente en aquel momento en el que Kiyoshi estaba intentando resolver su pequeño problema y no hablaban entre ellos. Aquel silencio hacía que la atmósfera fuera aún más aterradora. Creak... Creak... Aquel sonido sorprendió a Hyuuga, que miró hacia el pasillo. Una gota de sudor le cayó por la cara. “Oh, ya puedo moverme. Perdona por hacerte esperar. Mmm... ¿Pasa algo?” Preguntó curiosamente Kiyoshi al ver a Hyuuga alarmado. Usó la linterna para alumbrar justo delante de ellos. Delante se extendía un pasillo muy largo. “¿Qué pasa, Hyuuga?” “Hace un momento, he oído algo extraño...” Hyuuga miraba atentamente hacia el pasillo, intentando descubrir que era lo que había provocado ‘aquella cosa’. “¿Algo extraño? No serán ratas, ¿¡verdad!?” La cara de Kiyoshi empezó a ponerse pálida. En un instante, ya estaba completamente blanco. Creak... Creak... Él también lo escuchó. Finalmente, lo que estaba produciendo aquel ruido apareció delante de ellos. Acercándose lentamente a ellos por el pasillo apareció... Una solitaria silla de ruedas destartalada. “¡¡AAAHHHHHHHHHHHHHHHH!!” “¡¡SOCORRO AAAAHHHHHHHHHH!!” Los dos echaron a correr mientras gritaban. Dejando la silla de ruedas a sus espaldas, Hyuuga y Kiyoshi corrieron hacia el camino por el que habían venido. A medio camino, cuando pasaron por un cruce que habían ignorado en su momento, Hyuuga vio de repente que una de las puertas del pasillo de la derecha tenía un papel pegado. “¡Kiyoshi!” Llamó a Kiyoshi y se detuvo rápidamente para girar a la derecha y abrió la puerta que habían pasado por alto de un empujón. Ambos se arrojaron por la puerta para entrar en la habitación. Cerraron de un portazo y los dos apoyaron sus espaldas contra la puerta. Tener la espalda pegada a una pared hacía que cualquiera se sintiera más seguro. “¿Q-Qué ha sido eso...?” Hyuuga tuvo que preguntarlo. “Era una silla de ruedas, pero... ¿qué hacía una silla de ruedas en este sitio?” “¿Y cómo quieres que lo sepa? ¿Se lo pregunto a un fantasma?” Mientras estaba siendo regañado una vez más por Hyuugam, Kiyoshi se apretó las mejillas suavemente: “Tienes razón...” “La razón más lógica sería que los últimos que vivieron aquí se olvidaran de llevársela cuando se fueron.” “Kiyoshi, no me preocupa ‘qué era’. Lo que sí debería preocuparnos es ‘cómo se movía’, ¿¡no¡?” Al escuchar lo que dijo Hyuuga, Kiyoshi soltó un ‘Mmmm’ y se quedó callado. Al ver que Kiyoshi estaba en silencio, Hyuuga empezó a hablar. Si no hablaban de algo en ese mismo momento, su corazón no sería capaz de soportarlo. “Aunque en esta casa hubiera originalmente una silla de ruedas, la pregunta es cómo era capaz de moverse sola, ¿¡verdad!? Además, ¡iba justo derecha hacia nosotros! Y si iba alguien empujándola, ¿¡quién podría ser!? Somos el primer equipo, es decir, ¡no deberíamos tener a nadie por delante! ¡Y aún así nos encontramos aquella silla de ruedas delante de nosotros!” Hyuuga se agarró la cabeza y se lamentó: “¿Qué está pasando aquí...?” Kiyoshi le dio unas palmaditas en la espalda. “¿Qué estás haciendo...?” Hyuuga levantó la cabeza y miró de reojo a Kiyoshi. “Hyuuga, ¡ya lo he entendido todo!” Kiyoshi estaba rebosante de confianza y estaba dándole unas palmaditas en la espalda a Hyuuga para animarle. “¿Lo has entendido...? ¿¡En serio!?” Hyuuga se giró hacía él sorprendido. Kiyoshi asintió firmemente. “Exactamente, ¡toda esta cadena de sucesos inexplicables sólo puede deberse a que...” Kiyoshi se detuvo un momento antes de proseguir: “...la persona que vivía aquí ha vuelto a por sus cosas!” “.... ¿Eh?” Hyuuga le respondió con un descorazonado ‘¿eh?’. Kiyoshi, que seguía alegremente a lo suyo, ni se enteró. “Mira que olvidarse de la silla de ruedas... ¡Hay gente muy descuidada!” “¡Cierra el pico! ¡En serio, quédate ahí quieto! ¡No te molestes ni en pensar!” Hyuuga empezó a rodearse la cabeza con los brazos. Lamentaba profundamente estar en el mismo equipo de Kiyoshi. “En serio, ¿¡por qué tienes que pasar tan desapercibido!?” “Ahora que lo preguntas, la verdad es que no lo sé. Si tuviera que decir algo, probablemente sería por mi propia personalidad.” “Uh...” La tranquila respuesta de Kuroko dejó a Kagami a cuadros. En cualquier caso,  aquella inquietante sensación que tenía no se había disipado. “¿P-Personalidad? ¿¡Y a mí qué más me da que sea tu personalidad!?” Gritó Kagami imprudentemente mientras seguía andando ruidosamente por el pasillo. Habían llegado ya al segundo piso. “Escucha, ¡de ahora en adelante no se te permite estar en silencio! ¡Cuéntame algo!” En ese momento, Kagami estaba muy aprensivo. Permitir que Kuroko se quedase callado era muy peligroso. Enseguida dio con la solución. Aunque aquello le extrañó a Kuroko. “¿Algo? ¿Como qué?” “Pues cuéntame... ¡cualquier cosa servirá!” “Cualquier cosa...” Kuroko pensó en silencio durante unos momentos (tiempo en el que Kagami le seguía presionando ‘¡Te estoy esperando!’) hasta que dijo: “Entonces hablaremos de ello.” “Fue un incidente que pasó cuando estaba en primaria.” “Oh, vale. ¿Cómo eras cuando estabas en primaria?” “Era normal.” “Bueno, querría ver yo ese ‘normal’...” Kagami intentó imaginarse a Kuroko cuando estaba en primaria, pero antes de que pudiera terminar la imagen mental, Kuroko siguió hablando: “Cerca de mi colegio había unas escaleras de piedras muy altas. Esta historia me la contó mi compañero de clase, Makifuji-kun. Por la noche, después de clase, Makifuji estaba bajando un tramo de aquellas escaleras cuando se encontró a una mujer de pelo largo que subía. Al principio Makifuji-kun no le prestó atención, pero cuando ambos se rozaron en el hombro al cruzarse, notó que había algo raro. Hacía un día de verano estupendo, pero aquella mujer llevaba una chaqueta de manga larga y hasta una mascarilla. Esto hizo que Makifuji-kun se fijase en ella y mirase atrás. Pero la mujer apareció de alguna manera delantesuya de nuevo, y se quitó la mascarilla mientras decía... ‘¿Soy guapa?’” “¡¡Kurokoooooo!!” Al oír el gemido lastimero de Kagami, Kuroko se quedó algo aturdido. “¿Qué pasa?” “¿¡Y encima me lo preguntas!? ¡Me estás contando historias de miedo!” “Creí que era algo que pegaba con este ambiente.” “¡Y una mierda le pega!” “Kagami-kun, fuiste tú quien me pidió que contase algo.” Kuroko no pudo evitar encogerse de hombros, pero de repente su expresión se volvió seria. “¿Qué es eso?” Kuroko señaló justo delante. “¿Qué?” Kagami miró con atención al frente y se quedó helado. Kuroko estaba señalando hacia la oscuridad. Entonces, en medio de aquella oscuridad insondable, surgió una pequeña luz roja que flotaba erráticamente. No era la luz de una linterna. De repente, una bola de fuego rojo surgió de la oscuridad. “¿¡E-Es un espíritu de fuego!?” Kagami cayó al suelo como un saco de patatas. Estaba temblando mientras trataba de recular como podía desde el suelo. Kuroko cogió la linterna que había soltado Kagami, e hizo algo a lo que Kagami no podía dar crédito. Miró sin parpadear al espíritu de fuego y dio un paso al frente. “Kagami-kun, vamos a echar un vistazo.” “¿¡Q-Q-Qué!?” “Es raro encontrarse con un espíritu de fuego. Vamos a mirar.” “¿¡¡QUÉ!!?” A Kagami nunca le había parecido que las acciones de Kuroko pudieran tener menos sentido. Sin saber cuanto tiempo llevaban sentados en aquella habitación, Hyuuga y Kiyoshi al fin se tranquilizaron y empezaron a buscar por toda la habitación. Estaban buscando la lata vacía que había colocado previamente Riko. La habitación en la que se encontraban parecia haber sido en su día un cuarto para invitados. Había unos cuantos sofás raídos y también mesas auxiliares y un montón de objetos de uso cotidiano. “Ah, ya podemos volver.” Hyuuga encontró la lata encima de un armarito que había al lado de la ventana. La lata tenía escrito ‘Pack económico 1kg’. “¿Mmm?” Una vez que cogió la lata, Hyuuga arrugó el ceño. “¿Qué pasa?” “Parece que hay algo aqui dentro...” Hyuuga agitó la lata, escuchó un momento y abrió la tapa. Lo que salió disparado de la lata era... “¡¡AHHHHHHHHHHHHH!!” Cuando pudo ver lo que salió disparado de la lata gracias a la luz de la linterna, Kiyoshi gritó y salió corriendo. “¡Oi, Kiyoshi!” Ignorando los gritos de Hyuuga, Kiyoshi salió corriendo de la habitación. Hyuuga recogió la linterna que había caído al suelo y salió enseguida detrás de él. Pero en cualquier caso, había desaparecido sin dejar rastro. “¿No había dicho que no podía moverse? ¡Pues joder como corre...!” Hyuuga se quedó allí parado y miró el interior de la lata que llevaba en la mano. Dentro de la lata había una rata de peluche que se movía sujeta con un muelle a la tapa. Kuroko llevaba la linterna y caminaba delante mientras Kagami le seguía escondiéndose detrás de él. Aunque Kagami no fuera capaz de creerlo, los pasos de Kuroko avanzaban sin dudar un instante. “Oye, creo que sería mejor que no fuéramos. De todos modos, el espíritu de fuego ya ha desaparecido.” Kagami tenía razón. Delante de ellos ya sólo podía verse una oscuridad completa. Pero Kuroko negó con la cabeza y respondió mientras seguía avanzando: “¿No te gustaría ver qué clase de lugar es este para tener un espíritu de fuego?” “¿-Es por eso? Pues no, no quiero saberlo...” Aunque Kagami endureció el gesto en su cara y esgrimió varios motivos para negarse a continuar, la realidad es que no pudo detener a Kuroko, que seguía avanzando. Cuando Kagami ya estaba preparado para recibir la maldición del espíritu de fuego, Kuroko se detuvo de repente. “¿Es esta una de las habitaciones que dijo la entrenadora?” “¿Ah?” La luz de la linterna les dejo ver una habitación que tenía un papelito pegado en la puerta. “Ah, mmmm. Eso parece.” “Aunque tengo curiosidad por encontrar al espíritu de fuego, lo mejor será completar la misión.” “¡E-Eso es!” Para Kagami, aquellas palabras finales fueron su salvación. Ahora la tarea más urgente era evitar que Kuroko siguiera con la idea de continuar buscando al espíritu de fuego. Kuroko alargó la mano y asió el pomo de la puerta. Después de un rato, aún no había abierto la puerta. “¿Pasa algo, Kuroko?” Kagami le preguntó impacientemente, pero Kuroko puso la mano detrás de su oreja, como si intentase escuchar algo. “¿Oyes algo?” “¿Eh?” Kagami se quedó sorprendido. En realidad, había ignorado intencionadamente todos los ruidos, pero después de que Kuroko le dijera eso, empezó a prestar atención... y finalmente lo escuchó. “Es... es un teléfono.” Kuroko dirigió el haz de luz hacia el pasillo. Allí había un pequeño mueble que tenía un teléfono negro encima. El sonido estaba saliendo de aquel teléfono. Dentro de aquel edificio de estilo occidental, el sonido del teléfono hacia eco por todo el lugar, rompiendo el silencio, como si les estuviera invitando a que descolgasen. “¿P-Por qué...” Kagami comenzó la pregunta con la voz quebrada, pero no pudo terminar la frase entera. “Así que aún llega la línea a un sitio como este. Qué curioso...” Kuroko ladeó la cabeza ligeramente y se dispuso a acercarse al teléfono para verlo mejor. En cualquier caso, Kagami le sujetó de la mano. “¿¡K-K-Kuroko!? ¿¡Qué estás tramando!?” “¿A qué te refieres con qué estoy tramando? Si suena el teléfono, lo normal es atender la llamada.” “¡N-No bromees! ¿¡Cómo que atender la llamada!? ¿¡Quieres que te caiga una maldición!?” Mirando la expresión tan seria que tenía Kagami, Kuroko frunció el ceño, suspiró ligeramente y dijo “Pero...” Como si estuviera esperando a que se decidieran, el teléfono continuaba sonando. Por el otro lado, Hyuuga seguía buscando al desaparecido Kiyoshi, pero en lugar de eso se encontró con alguien más. “¿I-Izuki? ¿Mitobe?” Haber podido encontrar a alguien del equipo en el cruce en forma de T de la seguna planta hizo que Hyuuga suspirase aliviado. Tuvo suerte de encontrarlos allí. Si hubiera tenido que pasar por otro de esos sucesos paranormales, Hyuuga estaría preocupado de llevar la desgracia al resto de sus compañeros de clase. Por supuesto, nunca lo diría en voz alta. “¿Hyuuga? ¿Kiyoshi no está contigo?” Izuki y Mitobe también de sorprendieron con aquel encuentro. “Kiyoshi... desapareció de repente, así que le estoy buscando. ¿Le habéis visto?” Al escuchar lo que dijo Hyuuga, Mitobe e Izuki se miraron el uno al otro y negaron con la cabeza. “No le hemos visto. Después de subir las escaleras, vinimos rápidamente por esta bifurcación y no nos hemos cruzado con nadie. Y hablando de ello, ¿cómo ha podido perderse?” Después de que Izuki hablase, Mitobe asintió con la cabeza con un gesto preocupado. “Es una historia muy larga...” Hyuuga suspiró. Cuando estaba pensando por donde podría empezar, escuchó de repente un ruido extraño. No, no era extraño... de hecho, era algo que solía escuchar.  ¿Qué podría ser? Hyuuga miró en dirección al sonido y se quedó de piedra. “¿Pasa algo, Hyuuga?” Al ver que Hyuuga se había quedado callado de repente y miraba fijamente al pasillo que se abría delante de él, Izuki y Mitobe también empezaron a ponerse nerviosos. Los labios de Hyuuga estaban temblando y señaló tambaleante enfrente de él. Mitobe e Izuki estaban algo sorprendidos y giraron sus cabezas hacia el lugar donde estaba señalando Hyuuga. Aquella escena que vieron, hizo que los tres se quedasen en estado de shock. “¡E-Eso es...!” Izuki abrió los ojos como platos mientras Mitobe pensaba en silencio. Era increíble. En la oscuridad flotaba una llama con tonalidades blancas y verdes. “¡Un espíritu de fuego...!” De todos modos, aquello no fue todo. De repente Izuki se dio cuenta de que algo no iba bien y miró a su alrededor. Las tablas del suelo estaban crujiendo como si alguien las estuviera sacudiendo. “Pero qué...” Izuki miró intranquilo. Y entonces lo escuchó: Fue un ruido devastador. No, más bien fue algo ensordecedor. El sonido de las tablas del suelo separándose. El sonido de trozos de caliza cayendo. Y una nube de polvo que parecía envolverlo todo. Lo que pasó en realidad- nadie lo sabe. Esto se debe a que antes de que tuvieran tiempo para confirmar algo, Hyuuga y los demás salieron corriendo como alma que lleva el diablo mientras gritaban. En ese mismo momento, Koganei y Tsuchida, que iban tarareando mientras subían las escaleras que llevaban al segundo piso, escucharon el ruido y se miraron el uno al otro. “Tsuchi, ¿has oído eso?” “Mmm, era un ruido muy fuerte...” La cara de Koganei se tensó mientras tragaba saliva. “¿¡Podría ser... la batalla del fin del mundo!?” “¡O el impacto de un meteorito!” “Sonó como ‘boom boom boom’. ¡Esto cada vez se pone más interesante!” Se dieron unas palmaditas en la espalda el uno al otro y empezaron a reírse con entusiasmo. Los dos seguían disfrutando a tope la prueba de valor. En ese momento, ambos escucharon algo más. Era el sonido de algo que venía corriendo y además gritando. El sonido de las pisadas se acercaba a ellos, y finalmente el que apareció ante la luz de su linterna era: “¡¡Senpaiiii!!” Era el grupo de Furihata. “Eh, ¿qué pasa?” Los tres parecían estar a punto de empezar a llorar, y corrieron hacia ellos para sujetarlos y evitar que se marchasen. “¿Eh?” Kognaei y Tsuchida estaban sorprendidos. Los otros tres trataron de explicarles rápidamente. “¡Apareció de repente!” “¡Un ‘boom’ sonó justo encima de nosotros!” “¡Ha sido un golpe fortísimo! ¡Y pudimos escuchar una voz!” “¡Decía ‘ayuda, ayuda’! ¡Seguro que se trata de algún espíritu que vaga por este mundo!” El bombardeo al que los sometieron los tres hacía que todo pareciera desastroso. Koganei y Tsuchida se quedaron congelados en medio de algún tipo de bailecito extraño. De todos modos, cuando escucharon lo de ‘espíritu ligado a este mundo’, la reacción de ambos fue inmediata. “Tsuchi...” “¡Mmmm!” Koganei y Tsuchida intercambiaron miradas y asintieron. “¡¡Eso tenemos que verlo!!” Los dos se habían cogido las manos mientras estaban tremendamente emocionados. Viendo el panorama, los tres novatos se quedaron sin poder articular palabra alguna. - La que planificó la prueba de valor, Aida Riko, estaba andando por el pasillo del primer piso. Después de esperar un buen rato, aún no había salido nadie del edificio. Para matar el tiempo, Riko había dado una vuelta al edificio, pero seguían sin salir. El repelente para insectos ya se había agotado, así que no le quedó más remedio que entrar a investigar. “En serio, ni siquiera se han parado a pensar en lo aburrido que es esperar aquí yo sola.” Se quejaba mientras avanzaba a grandes pasos con una linterna en sus manos. Pero enseguida, esos pasos decididos se detuvieron. “¿¡Y esto qué es!?” En medio del pasillo, justo delante de ella, había una pila de tablones de madera y trozos de caliza. Riko dirigió la luz hacia el techo, viendo un agujero enorme. Parece que alguien había pisado en una zona en la que las tablas del suelo empezaban a pudrirse. “Cuando vine esta tarde aún estaban bien...” Riko miraba al montón de escombros. Entonces, de repente, recobró la razón. “Hey, ¿¡hay alguien por ahí!?” Dado que aquello fue causado por alguien al pisar, existía la posibilidad de que esa misma persona pudiera haber caído. Riko gritó en dirección a la pila de escombros: “¿¡Hyuuga-kun!? ¿¡Teppei!? ¡¡Hey!! ¡Si hay alguien, que diga algo!” “Eh, ¿entrenadora?” “¿Mm?” Al ver que la voz no venía del montón de escombros, Riko levantó la cabeza. Vio a Koganei y Tsuchida y al grupo de novatos, que estaban al otro lado de los escombros mirándola. “¿No ibas a esperar fuera? Y hablando del tema, ¿qué es esto?” Dijo Koganei señalando los escombros con una mirada de incredulidad. Riko contestó preocupada. “¡Parece que alguien se ha caído por ahí!” “¿¡Qué!?” Gritó Koganei sorprendido. Entonces, Furihata entró en estado: “No, ¡esto es obra del espíritu!” “¿¡Qué!?” Esta vez era Riko la que estaba sorprendida. “Hey chicos, ¿¡no escucháis algo!?” Dijo Fukuda señalando a los escombros. Todos empezaron a escuchar atentamente. Entonces... “......Ayuda....Ayudadme......” Era como había dicho el grupo de novatos. El gemido lastimero venía del montón de escombros. “¡¡Mirad, es verdad!!” El grupo de novatos retrocedieron enseguida asustados y se escondieron detrás de Tsuchida y Koganei. “¿Es realmente un espíritu?” Al enfrentarse a un fenómeno paranormal como aquel, hasta Koganei empezaba a estar un poco nervioso. “Entrenadora, ¿tú qué crees?” Koganei miró a Riko sin esperar que incluso ella, que no le tenía miedo a nada, empezara a ponerse blanca. “Imposible... ¿¡No será qué...!? ¡Pero cómo podría...!” - Regresemos al momento en el que Riko entró en el edificio. El edificio entero estaba retumbando por el temblor. Por eso, Kagami no pudo reaccionar de otro modo - utilizó su fuerza explosiva de la que estaba tan orgulloso para coger a Kuroko y entrar en la habitación señalada por Riko. Después de cerrar la puerta detrás de él, aguantó la respiración y escuchó. El misterioso temblor ya había parado. Además, el extraño timbre del teléfono también se había detenido. Kagami soltó un suspiro enorme. “Una detrás de otra, ¿¡pero qué pasa aquí!?” “Ah, la encontré.” “¿¡Qué!?” “Esto.” Kagami, que estaba a punto de volver a salir corriendo, vio a Kuroko sosteniendo una lata vacía en la mano. “Si llevamos esto a la entrada, habremos terminado con la prueba de valor.” Kagami gruñió al escuchar el tono calmado de Kuroko: “En serio... no sé si es que eres muy valiente o es que tienes horchata en las venas.” “¿Eso crees?” Kuroko no lo entendía. Le pasó la linterna a Kagami, él llevaría la lata vacía. Kagami respiró hondo, como si quisiera descargar la tensión que llevaba encima. A decir verdad, aún no se atrevía a salir de aquella habitación. Pero después de encontrar la lata, el deseo de abandonar aquel edificio cuanto antes prevalecía sobre cualquiera de sus miedos. Kagami cogió con fuerza la linterna. “Kuroko, ¡nos vamos...!” Giró el pomo de la puerta con fuerza y avanzó rápidamente por el pasillo. “Kagami-kun, esto es peligroso.” “¿¡Eh!? ¿¡Dónde!?” Al escuchar a Kuroko, Kagami se giró para preguntar. Como resultado de ello, se chocó contra un muro. Debería estar en el pasillo, así que ¿cómo podría haberse topado con un ‘muro’?  Pensando en ello, Kagami se quedó de piedra. Su cara se congeló mientras se giraba despacito para mirar en dirección al pasillo. Entonces lo vio. “¡¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!” Aquel grito fue tan agudo que resonó por todo el pasillo. “¡Kagami-kun!” Kuroko corrió directamente hacia él, sólo para ver la enorme figura de Kagami cayendo al suelo. “Ha... H-H-Hay.... Hay un fantasma...” Dijo Kagami tartamudeando mientras temblaba. Después de pronunciar esas palabras, la consciencia de Kagami comenzó a hundirse en el oscuro e infinito abismo de la oscuridad. “Kagami-kun, Kagami-kun...” En aquel pasillo vacío, los ecos de la voz de Kuroko resonaban sin parar. - Un rato después, todo el equipo de baloncesto del instituto Seirin a excepción de Kagami, Kuroko y Kiyoshi, estaban reunidos en el recibidor del edificio. La primera frase de Riko fue la siguiente: “¿¡Qué es eso de espíritus y mansiones embrujadas que me estáis contando!?” Se cruzó de brazos y miraba al grupo desconcertada. “¡Pues lo que oyes! ¡Es verdad!” Al escuchar lo que dijo Hyuuga, Izuki asintió. “Riko, este mundo tiene un montón de sucesos que no tienen explicación.” “¿Cómo qué?” Riko miró a Hyuuga con recelo. “Como todo lo que ha pasado esta noche. Cuando Kiyoshi y yo estábamos explorando uno de los pasillos, vimos aparecer una silla de ruedas de repente que se dirigía hacia nosotros.” “Ah, eso fui yo.” “¿¡Qué!?” Aquella voz hizo que Hyuuga saltase sorprendido. Después de eso, al poder ver bien la figura que estaba saliendo de las sombras, abrió los ojos. “E-Eres...” Saliendo de las sombras que estaban detrás de Riko, estaba su padre. Por alguna razón, su cuerpo estaba cubierto de polvo; incluso tenía la ropa echa jirones. “Papá, ¿puedes andar?” Al escuchar la voz preocupada de Riko, su padre sonrió despreocupado. “Tranquila, no soy tan débil.” “¿P-Por qué estás aquí?” La entrada por sorpresa del padre de Riko hizo que Hyuuga se quedase petrificado. Koganei explicó en voz baja. “El padre de la entrenadora parecía estar preocupado por la entrenadora, así que vino un día antes para recogerla.” Era un padre sobreprotector. Una vez que finalizaba su trabajo, acudía al albergue a visitar a su hija. Quien iba a decir que en vez de encontrar a su preciosa hija escucharía a los del albergue comentar que había seguido a un grupo de chicos hasta un edificio abandonado cercano para hacer una prueba de valor. Si su hija se asustara en medio de la prueba y alguien intentase aprovecharse de ella, ¡su deber como padre era matar a esa persona! Así, el padre de Riko se infiltró en el edificio. De todos modos, aunque consiguiera entrar sin ser visto, tenía demasiada energía, así que acabó rompiendo el suelo del segundo piso y cayó por el agujero resultante. Por suerte no había sufrido ninguna herida de consideración, podría considerar casi un milagro. Ahora mismo, el padre de Riko estaba tranquilamente de pie con los brazos cruzados delante de Hyuuga y los demás. “Papá, ¿cómo es que estás relacionado con lo de la silla de ruedas?” Al escuchar la pregunta de Riko, se rascó la barba y dijo: “Cuando llegué a la segunda planta me pareció que le había dado una patada a algo. Mmmm, parece que era aquella silla de ruedas.” “¿En otras palabras, el equipo de Hyuuga se asustó porque le diste una patada a una silla de ruedas?” Riko miró soprendida a Hyuuga. La manera en la que le estaba mirando parecía decir: “Sois todos unos patanes.” De todos modos, aquello no era lo único por lo que habían pasado Hyuuga y los demás. “P-Pero... ¡yo vi un espíritu de fuego!” “Mmm, yo también lo vi.” Añadió Izuki, e incluso Mitobe asintió con la cabeza para apoyarles. “¡Había una luz de tonos blancos y verdosos... flotando en el aire!” “Yo también vi un espíritu de fuego.” “¿¡En serio!? Eh... ¿¡Kuroko!?” Aquella voz que irrumpió de repente hizo que Koganei mirase detrás asustado. Kuroko había aparecido por el pasillo sin que se dieran cuenta. “El que yo vi era rojo.” Dijo Kuroko mientras seguía caminando. A su lado estaba Kiyoshi. “Un espíritu de fuego, ¿huh? ¡Aunque suene terrorífico me gustaría verlo a mí también!” Dijo tranquilamente Kiyoshi. El padre de Riko continuó: “Ese también era yo.” “¿¡Qué!?” Era otra respuesta inesperada. Todos miraron al padre de Riko. “Mientras estaba por aquí perdí el móvil. Quería encontrarlo pero no podía ver nada. Al final no me quedó más remedio que encender una cerilla para buscarlo.” “¿Una cerilla...? Pero el espíritu que vimos nosotros no era de ese color. Era blanco y verde.” Al escuchar la réplica de Hyuuga, el padre de Riko sacó su móvil y dijo: “Entonces debería ser esto.” Abrió su móvil y la pantalla LCD se encendió. “¡Ese sonido! Así que era el sonido del móvil al abrirse...” Hyuuga recordaba haber oído ese sonido en algún lugar, pero no esperaba que en realidad se tratara del sonido de un móvil, algo que escuchaban continuamente en sus vidas cotidianas. En circunstancias normales habría sido capaz de darse cuenta al instante, pero en aquel momento, no se dio cuenta en absoluto... Estaba un poco confundido. El padre de Riko se rascaba despreocupadamente la cabeza y miró al grupo de chicos. “Hablando del tema, ¿habéis visto mi móvil?” “Lo tienes en la mano.” Al escuchar lo que dijo Riko, negó con la cabeza. “Este es mi móvil del trabajo. Mi teléfono personal debe seguir aún en algún lugar del segundo piso. He intentado llamarme a mí mismo unas cuantas veces. No esperaba caerme hasta la primera planta desde allí.” “El tono de ese móvil... ¿podría ser parecido al timbre de un teléfono normal?” Al escuchar la pregunta de Kuroko, el padre de Riko asintió y dijo: “Oh, ¿cómo lo sabes?” “¿Has visto mi móvil?” “No, pero he escuchado como sonaba cerca. Debe estar cerca de donde encendiste la cerilla.” “Ah, por ahí...  Seguro que alguien tan observador podría verlo enseguida.” El padre de Riko suspiró y relajó la expresión de su rostro, pero al siguiente momento se puso serio de nuevo. “Hey, ¿quien es ese que está ahí tirado en el suelo?” “Es Kagami-kun.” Era cierto, el que estaba en el suelo, a los pies de Kuroko, era Kagami. “Yo también estabaa punto de preguntar. ¿Qué le ha pasado a Kagami-kun? Kuroko-kun, le has traído a rastras, ¿no? ¿Se quedó dormido?” Riko miraba sorprendida a Kagami, que estaba en el suelo tirado. “Ah, eso es mi culpa.” El que dijo esto mientras se rascaba la cabeza era Kiyoshi. “Estaba corriendo por ahí y sin luz cuando Kagami salió corriendo de una de las habitaciones y se chocó conmigo. Después de eso, se desmayó.” Kiyoshi se rió como si dijera: ‘En serio, qué mala suerte...’ “¿Se desmayó después de chocarse contigo? ¿Cómo fue eso?” Riko estaba desconcertada. Kiyoshi se rió avergonzado y dijo: “Bueno... estaba preocupado por si me atacaban las ratas, así que me puse esto para contraatacar.” Kiyoshi cogió la máscara que llevaba detrás de la cabeza y se la puso en la cara. Era una máscara de fantasma. Parecía que llevaba la máscara desde que entraron en el edificio. Hyuuga sintió lástima por Kagami. Después de oír las experiencias de cada uno, Riko se puso la mano en la frente y movió la cabeza, sintiéndose completamente impotente. “Sois increíbles. Ya estáis en el instituto y seguís teniendo miedo de los fantasmas. Menos mal que el que se cayó desde el segundo piso no érais ninguno de vosotros.” “Hey, ¿significa eso que no pasa nada si el que se cae y se hace daño soy yo?” Dijo el padre de Riko. “No he dicho que no pase nada, pero no sería nada positivo que alguien se lesionara al final de un entrenamiento especial. De todos modos, aún estamos en medio del entrenamiento. ¿Qué clase de padre vendría un día antes para llevarse a alguien a casa?” “¡Pues yo soy esa clase de padre! ¿¡Qué hay de malo en preocuparse por tu hija!? ¡Estaba preocupado de que te asustaras tanto con la prueba de valor que apenas fueras capaz de gritar!” Al escuchar las palabras de su padre, Riko contestó: “¿Cómo es posible que gritase en la prueba de valor? No tenías por qué preocuparte por eso. Yo estaba fuera, esperando.” “¿¡Fuera!? ¿¡Tú sola!?” Gritó el padre de Riko mientras miraba a los chicos del equipo de baloncesto. “Chavales... Realmente os habéis atrevido a dejar a mi hija esperando aquí sola...” - Como si estuviera volviendo a flote después de haberse sumergido, Kagami fue recuperando la consciencia poco a poco. “¡H-Hay un fantasma!” Se puso en pie de un salto y miró a su alrededor. “Eh, huh, ¿esto es...?” La escena que tenía justo delante de él era la siguiente: Riko estaba sentada sin poder hacer nada. Por otro lado, los integrantes del equipo de baloncesto del instituto Seirin habían sido obligados a estar de rodillas durante un largo tiempo. Enfrente de ellos, el padre de Riko estaba echando humo sin parar, como si fuera un volcán. Kagami se quedó de piedra. “.........Es un demonio.”  Hasta que la cólera de aquel demonio remitiera, no llegaría el final de aquel entrenamiento especial en la montaña.


Extra GAME: Soy el Nuevo Miembro


Parte 1


“Soy un perro.” Mi nombre es Tetsuya Nigou. Soy el miembro más reciente del equipo de baloncesto del instituto Seirin. Hoy os contaré a todos mi magnífico día a día. Por la mañana, salgo a correr un rato con el equipo de baloncesto. Combinar ejercicio con periodos de descanso según un horario equilibrado resulta muy saludable. Siempre les animo haciendo mucho ruido para darles moral. De todos modos, parece que no acaban de entender todo el empeño que pongo y sólo saben decir cosas como “Nigou está a tope hoy”. En serio, no entienden los sentimientos de las demás personas... no, de los demás perros; qué maleducados. Pero bueno, como soy un perro con un gran corazón los perdonaré. Así soy yo. Después de correr por la mañana, es hora del desayuno. La que me prepara el desayuno es la entrenadora, Riko. “Vamos vamos vamos, es hora del desayuno~ Verás qué rico~ Es una lata de comida especial~” En cualquier caso, estoy un poco preocupado cuando la comida viene de Riko. La cuestión es que cuando entré en el equipo probé el almuerzo especial que me preparó... ¡y estuve tres días enteros entre la vida y la muerte! Desde aquello, Riko cambió el almuerzo especial por la ‘lata de comida especial’. De todos modos, soy un ser excepcional que ha superado los límites de la evolución. No volveré a repetir el mismo error. Ahora siempre huelo cuidadosamente todo en busca de algo inusual, y sólo entonces como. Después del desayuno, tengo tiempo libre... o eso es lo que muchos de vosotros pensaréis. ¡Sois unos ingenuos! Tan ingenuos que me duele en lo más profundo de mi ser. Ahora es momento en el que puedo mostrar todo mi talento. En el club siempre hay un montón de gente entrando y saliendo. Como muchos de ellos dirían, ‘es hora de estudiarse a uno mismo’. Después de eso, los que van llegando al club siempre me dicen: “Vamos a jugar, Nigou.” En serio, está claro que los que quieren jugar son ellos y a mí me usan como una simple excusa. Son como un puñado de críos. Pero bueno, como soy buena gente nunca les digo que no. No es, en absoluto, que juegue con ellos porque me apetezca ir detrás de la pelota o jugar al tira y afloja. Hay veces que no me llaman para jugar. “Qué envidia me das... ahí, sin preocupaciones...” En vez de eso, me dicen cosas tan bruscas como esa, ignorando mis propios deseos para contarme sus propias preocupaciones. En esos momentos, siempre les echo una oreja para escuchar sus problemas y darles algunas sugerencias. Cuando alguien te cuenta sus problemas, tienes que darle una respuesta adecuada. Eso es un conocimiento básico para un perro. De todos modos, no importa que les haga una buena sugerencia, después de todo los chicos son simples humanos. Son incapaces de comprender el alto grado de comprensión que les dedico. “Mmm, ¿qué pasa? ¿Estás tratando de animarme? Gracias.” Y así, cada vez que acaban hablando solos, misteriosamente se acaban animando y se van. Aunque tener a alguien que te dé ánimos es algo muy positivo, nadie es capaz de comprender mis propios problemas. Esto hace que me sienta un poco vacío por dentro. Bueno, después de las clases llega la hora de las actividades del club. Ahora están preparando la lucha por la Winter Cup. Yo también les apoyaré desde lo más profundo de mi corazón. Por supuesto, si estoy ahí, será imposible que el equipo de Seirin pierda. “¡Este chico siempre está pensando en esas cosas!” Dijo Izuki mientras abrazaba a Nigou. “Mierda, siempre he pensado que iba como si tuviera un aura superior. Así que es verdad.” Kagami estaba enfurecido. “Kagami-kun, probablemente seas el único que piensa así.” Respondió Kuroko, que estaba detrás de él. “Estaría genial su pudiéramos saber en qué está pensando Nigou~” Dijo Koganei, que estaba mirando a Mitobe, que asintió. “¿Mm? ¿Podría ser que todo lo de antes fuera obra de Izuki?” Kiyoshi se quedó congelado de la sorpresa. Hyuuga se dio dos golpes suaves en la cabeza. “Bien, bien, ¡a entrenar!” Las órdenes de Hyuuga resonaron en la pista de baloncesto. El miembro con el número dieciséis a la espalda respondió rápidamente: “¡Arf!”




Kuroko no Basket Replace II

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